¿¡Matriarca Uchiha!?

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Un par de días después, Sasuke, Sakura, y Sarada volvieron a la casa de los Uchiha, esta vez acompañados también por Itachi. Mikoto había organizado un almuerzo familiar, y como siempre, su calidez llenaba el ambiente, haciendo que incluso las tensiones no expresadas se sintieran menos pesadas.

Sakura, aún sosteniendo a Sarada como si fuera su hija, estaba un poco nerviosa por compartir más tiempo con Itachi y Sasuke bajo la misma mirada inquisitiva de Mikoto. El hecho de que Mikoto ya hubiera mostrado su agrado hacia la conexión que tenía con ambos hermanos la tenía más confundida que nunca. Sarada, atrapada en su cuerpo de bebé, seguía observando todo con gran interés, absorbiendo las dinámicas que no había visto antes de esa manera.

Al sentarse a la mesa, Mikoto sirvió la comida con una sonrisa suave y acogedora, pero su mirada no tardó en pasearse entre Sakura, Sasuke, e Itachi.

—Es tan agradable ver a mis dos hijos juntos y tan cercanos a Sakura —comentó Mikoto mientras se sentaba—. Estoy muy agradecida de que te hayas convertido en una parte tan importante de sus vidas, Sakura.

Sakura bajó la mirada, un poco abrumada por el elogio.

—Mikoto-San... yo... me alegra estar aquí con ustedes —respondió tímidamente, sin saber muy bien cómo lidiar con la situación.

Itachi, siempre calmado y sereno, mantuvo su silencio, aunque su mirada se desvió brevemente hacia Sakura antes de dirigirse nuevamente a su plato. Sasuke, por su parte, estaba notablemente más tenso, manteniendo los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo. Aunque no decía nada, estaba claro que la situación le resultaba incómoda.

Mikoto observaba a sus hijos, y una ligera sonrisa apareció en su rostro, casi divertida por la dinámica entre los tres.

—Siempre supe que mis hijos serían competitivos en algún momento, pero jamás me imaginé que sería por el corazón de la misma chica —comentó con un tono juguetón, tomando un sorbo de té.

Sakura casi se atragantó con su comida al escuchar esas palabras, mientras Sasuke fruncía el ceño.

—Madre... —murmuró Sasuke, claramente molesto por lo directo de su madre.

Itachi, por otro lado, permanecía tan calmado como siempre, aunque la situación claramente no le era indiferente. Su mirada se cruzó con la de Sakura por un instante, y ambos se quedaron en silencio, excepto que itachi sonrió.

—Oh, Sasuke, no seas tan serio —dijo Mikoto, sacudiendo la cabeza con una sonrisa—. Es solo que no puedo evitar verlo. Los dos están tan atentos con ella. No puedo evitar pensar que Sakura será una gran matriarca de la familia Uchiha, independientemente de con quién de mis hijos termine.

Sakura se sonrojó aún más, tratando de responder, pero las palabras se le atascaban en la garganta. ¿Matriarca? pensaba, sorprendida por la naturalidad con la que Mikoto hablaba de su posible futuro en la familia.

— Mikoto-san, yo no... —intentó decir Sakura, pero Mikoto levantó una mano suavemente, como si no hubiera necesidad de explicación.

—No tienes que decir nada, Sakura. Solo quiero que sepas lo feliz que me hace ver que ambos te cuidan tanto. Eres fuerte, amable y siempre has estado cerca de nuestra familia. No importa quién de mis hijos termine contigo, sé que serás la clave para fortalecer nuestra familia en los años venideros.

Sasuke miró a su madre con una mezcla de incredulidad y frustración.

—No es tan simple, madre. No se trata de... competir —dijo Sasuke, su tono grave.

Itachi, que hasta entonces había permanecido en silencio, decidió intervenir suavemente.

—Madre tiene razón en algo, Sasuke. Sakura es especial, y cualquiera que esté con ella tendrá suerte. Pero no es una cuestión de competencia —dijo Itachi, con su típica calma.

Sakura no sabía cómo sentirse. Mientras Sasuke intentaba contener su frustración y Itachi hablaba con su usual serenidad, ella se sentía atrapada en el medio de algo mucho más grande de lo que había imaginado.

—Por supuesto, si ambos la quieren, tendrán que trabajar en equipo para hacerla feliz —bromeó Mikoto, lanzando una mirada traviesa a sus hijos. A ella le divertía la idea de que sus dos hijos estuvieran interesados en la misma chica. Para ella, era una especie de bendición, porque eso significaba que ambos valoraban a alguien tan increíble como Sakura.

Sarada, desde los brazos de Sakura, escuchaba atentamente. ¿Mi abuela Mikoto está bien con todo esto? ¿Le gusta la idea de que mamá esté entre los dos? pensó, sorprendida. Me pregunto cómo hubiera sido si yo realmente fuera hija de tío Itachi...

Mikoto miró a Sarada, quien la observaba con sus grandes ojos oscuros, y sonrió tiernamente.

—Esa pequeña se parece a un Uchiha, me pregunto quien será sus padres —dijo Mikoto, acariciando la cabeza de Sarada—. Aunque estoy segura de que ella es tan fuerte como su madre.

Sasuke apartó la mirada, tratando de ignorar el creciente malestar en su pecho, mientras Itachi solo observaba a Sakura con la misma serenidad imperturbable de siempre.

—En fin, estoy muy contenta de ver a los tres aquí hoy. Como madre, no podría estar más orgullosa de la familia que hemos creado —dijo Mikoto, sonriendo a los tres—. Y si mis dos hijos están interesados en ti, Sakura, solo puedo decir que has traído más felicidad a esta familia de lo que imaginamos.

Sakura sonrió tímidamente, agradecida por las palabras de Mikoto pero aún sintiéndose incómoda por la situación. Sarada, mientras tanto, se quedó mirando a Mikoto, sorprendida por lo abierta y feliz que estaba ante la idea de que sus dos hijos estuvieran interesados en su madre.

Parece que a la abuela Mikoto le gusta este triángulo amoroso... pensó Sarada, mientras la situación entre su madre y los dos hermanos Uchiha seguía tensándose, pero de una manera inesperadamente dulce.

Eʟ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇ sᴀʀᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora