Abuelos Uchiha

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El día siguiente en Konoha amaneció con una extraña mezcla de calma y tensión. Sarada, todavía atrapada en su cuerpo de bebé, había pasado la noche en la casa de Sakura, quien insistió en cuidar de ella mientras Sasuke seguía manteniendo cierta distancia, claramente incómodo con la situación. Sakura, por otro lado, parecía haber desarrollado un afecto casi inmediato por Sarada, a pesar de no saber quién era en realidad.

—¡Yo quiero cuidar a la bebé! —dijo Naruto con entusiasmo al encontrarse con Sasuke y Sakura en la calle. Al ver a la pequeña en brazos de Sakura, su rostro se iluminó—. ¡Miren lo linda que es!

Sakura sonrió, mientras Sasuke mantenía los brazos cruzados, sin decir una palabra.

—No creo que sea buena idea, Naruto —respondió Sakura, balanceando ligeramente a Sarada para calmarla—. Ella es muy pequeña, necesita cuidado constante.

—¡Puedo hacerlo! —insistió Naruto, casi brincando de la emoción—. ¡Prometo que no la dejaré caer ni nada de eso!

—Naruto —intervino Sasuke, con su tono habitual de frialdad—. No estás exactamente capacitado para cuidar de un bebé.

—¡Eso no es justo, teme! —protestó Naruto, inflando las mejillas como un niño ofendido—. ¡Solo porque soy hiperactivo no significa que no pueda hacerlo!

Sarada, quien seguía observando todo desde su posición, pensaba que, aunque Naruto pudiera ser torpe, probablemente haría lo posible por cuidarla bien. Papá... realmente nunca cambia, pensó divertida.

—Naruto, no es solo hiperactividad... —dijo Sakura, riéndose ligeramente—. Es que no tienes paciencia, y un bebé requiere mucho cuidado.

Naruto suspiró, derrotado.

—Está bien, está bien... supongo que ustedes dos son los responsables entonces —dijo con una mueca, antes de sonreír de nuevo—. ¡Pero si necesitan ayuda, estaré listo!

Sasuke simplemente lo ignoró, mientras Sakura asentía con una sonrisa, agradeciendo a Naruto por su ofrecimiento. Pero en su mente, Sarada sabía que algo más importante estaba por venir: Mis abuelos.

—Sasuke —dijo Sakura, cambiando su tono a uno más serio—. Creo que deberíamos hablar con tus padres. No podemos simplemente quedarnos con esta bebé sin saber de dónde vino.

Sasuke asintió lentamente, aunque no parecía muy convencido.

—No es que tengamos muchas opciones —respondió Sasuke, manteniendo su mirada fija en la distancia—. Ellos pueden ayudar a investigar... pero debemos ser cuidadosos.

—Sí... aunque mi madre también debería saberlo —añadió Sakura—. Quizás podamos encontrar alguna pista sobre sus padres. No podemos cargar con esta responsabilidad solos.

—Vamos entonces —dijo Sasuke, mientras ambos se dirigían hacia el distrito Uchiha, donde los padres de Sasuke vivían en ese tiempo.

Sarada, mientras observaba la situación desde su cuerpo de bebé, sentía una mezcla de emociones. Voy a ver a mi abuelo y a mi abuela... pero ellos no saben quién soy. Su corazón latía con fuerza mientras Sakura y Sasuke caminaban por las calles hacia la casa de los Uchiha. Sabía que era una situación única, pero también peligrosa.

Al llegar a la casa de los Uchiha, Mikoto, la madre de Sasuke, fue quien abrió la puerta. Su rostro se iluminó al ver a su hijo y a Sakura, aunque al ver al bebé en brazos de Sakura, su sonrisa se volvió más curiosa.

—Sasuke, Sakura, qué sorpresa. ¿Y quién es esta pequeña? —preguntó Mikoto con una sonrisa amable, acercándose para ver mejor a Sarada.

—Es complicado, madre —dijo Sasuke, con su tono habitual de pocas palabras.

—La encontramos ayer —añadió Sakura—. Estaba sola en el bosque. No sabemos de dónde viene ni quiénes son sus padres.

Mikoto frunció el ceño, preocupada.

—Eso es muy extraño... —dijo, observando más de cerca a la bebé—. Pero es tan linda, tiene los mismos ojos que tú, Sasuke.

Sarada sintió que su corazón se aceleraba. Por supuesto que se parecen, pensó, deseando poder decir algo para evitar más complicaciones.

—Quizás deberíamos hablar con Fugaku —continuó Mikoto—. Él podría saber si alguien ha denunciado la desaparición de un bebé.

Fugaku, el padre de Sasuke, apareció poco después, con su expresión seria habitual.

—¿Qué sucede? —preguntó al notar la atención en el pequeño grupo.

—Esta bebé fue encontrada ayer —dijo Mikoto, dándole un resumen—. Sasuke y Sakura la encontraron sola.

Fugaku se cruzó de brazos, observando a Sarada con sus ojos afilados.

—Es inusual... no he oído de ningún reporte de un bebé desaparecido —comentó Fugaku, su voz firme—. Pero investigaré más a fondo.

—Gracias, padre —respondió Sasuke, inclinando la cabeza ligeramente.

—Mientras tanto, ¿ustedes dos se están encargando de ella? —preguntó Mikoto, mirando a Sakura y Sasuke con una sonrisa en el rostro—. Qué inesperado verlos tan involucrados con una bebé.

Sakura se sonrojó ligeramente, mientras Sasuke permanecía estoico.

—No es que tengamos otra opción —dijo Sasuke, mirando hacia otro lado.

—Pero no podemos quedarnos con ella por mucho tiempo —añadió Sakura, con un toque de nerviosismo—. Estamos haciendo lo posible por encontrar a sus padres.

Fugaku asintió, pero su mirada quedó fija en Sarada. Aunque no dijo nada, Sarada podía sentir su desconfianza. Fugaku no era alguien que ignorara detalles importantes, y parecía estar comenzando a sospechar que había algo más en este misterio.

Mikoto, por otro lado, no podía dejar de sonreír mientras observaba cómo Sakura cuidaba de la bebé con tanto cariño.

—Parece que a la pequeña le gusta estar contigo, Sakura —dijo Mikoto, sin poder evitar hacer un comentario—. ¿Quién diría que serías tan buena con los bebés?

Sakura se rió nerviosamente.

—Es solo temporal... —respondió, aunque una parte de ella disfrutaba más de lo que admitía.

Sarada, mientras tanto, observaba a su familia desde este nuevo y extraño ángulo, sabiendo que tenía que mantenerse tranquila hasta encontrar una manera de volver a su tiempo. Esto es más complicado de lo que pensé, reflexionó, mientras Kakashi, en las sombras, seguía observando cada movimiento con creciente sospecha.

Eʟ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇ sᴀʀᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora