Adios Pasado

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Sarada había pasado días en el pasado, observando en silencio cómo su madre, su padre y su tío Itachi la cuidaban sin saber quién era realmente. En su cuerpo de bebé, no podía hablar ni revelarles su verdadero origen, y mientras disfrutaba de este tiempo con su familia, sabía que su regreso era inevitable. Sin embargo, lo que la llenaba de curiosidad era cómo ellos nunca sospecharon que pertenecía a otro tiempo.

Una mañana, en la casa de los Uchiha, Mikoto preparaba el desayuno mientras Sakura sostenía a Sarada con ternura, hablándole suavemente. Sasuke e Itachi se encontraban en la mesa, cada uno en silencio, pero intercambiando miradas de vez en cuando. Parecía que ninguno de ellos podía evitar sentirse conectado con la pequeña bebé, aunque ignoraban su verdadero origen.

—Esta niña tiene algo especial —comentó Mikoto, mirando a Sarada con una sonrisa cálida—. No sé qué es, pero siento una conexión muy fuerte con ella. Es como si ya fuera parte de nuestra familia.

Sakura asintió, acariciando la cabecita de Sarada, quien la miraba con sus grandes ojos oscuros.

—Sí, Mikoto-san. Es tan dulce y tranquila... —respondió Sakura, sin saber que la niña que sostenía en sus brazos era en realidad su propia hija del futuro.

Sasuke observaba desde el otro extremo de la mesa, sus ojos oscuros fijos en Sarada. Aunque no lo decía en voz alta, algo dentro de él también se sentía extrañamente conectado con la bebé, como si hubiera algún tipo de vínculo invisible entre ellos.

—Es extraño, pero siento lo mismo —dijo Sasuke en voz baja, apenas mirando a su madre e Itachi—. No puedo explicarlo.

Itachi, que había permanecido en silencio, también lanzó una mirada suave a Sarada. Aunque su rostro permanecía tranquilo, dentro de él también sentía una ligera intriga. Había algo en esa niña que lo hacía sentirse protector.

—A veces, las conexiones no necesitan explicación —murmuró Itachi, con una ligera sonrisa—. A veces simplemente existen.

Sarada, mientras tanto, los miraba a todos, con el corazón pesado. Sabía que pronto sería enviada de vuelta a su línea temporal, pero no podía evitar preguntarse cómo sería si se quedara en este tiempo. ¿Cómo sería crecer con mi padre, mi madre y mi tío jóvenes, sin saber quién soy? pensó, su pequeño cuerpo sintiendo la tensión de la despedida inminente.

Más tarde ese día, Fugaku, Minato y Kakashi se reunieron en secreto, habiendo ya descubierto la verdad sobre Sarada. Sabían que era una viajera en el tiempo y que su presencia en el pasado podría alterar gravemente la línea temporal si no la enviaban de regreso.

Kakashi fue el encargado de hacer el viaje a la casa de los Uchiha, sabiendo que no podía decirles la verdad. Al llegar, encontró a la familia disfrutando de una tarde tranquila, con Mikoto charlando alegremente con Sakura mientras Itachi y Sasuke se mantenían cerca.

—Kakashi-sensei —lo saludó Sakura al verlo—. ¿Qué lo trae por aquí?

Kakashi sonrió suavemente bajo su máscara, pero dentro de él sabía que debía actuar rápidamente.

—Solo pasaba a ver cómo estaban —dijo, con su típico aire despreocupado, pero sus ojos no dejaban de fijarse en Sarada.

La pequeña lo miró con atención, sabiendo que Kakashi estaba allí por ella. Es hora de irme, ¿verdad? pensó Sarada, aunque no podía expresar sus pensamientos en palabras. No quiero irme, pero sé que tengo que hacerlo.

Kakashi se acercó lentamente a la pequeña Sarada, acariciándole suavemente la cabeza, y miró a Sakura.

—He oído que la niña ha estado muy bien con ustedes, pero creo que ya es hora de que se la lleven. Su madre original ya apareció preguntando por ella—dijo, usando una mentira piadosa para no levantar sospechas.

Sakura frunció el ceño, claramente incómoda con la idea de separarse de la pequeña.

—¿Tan pronto? —preguntó, con un tono que revelaba su apego—. Pero... no sé, siento que no quiero que se vaya.

—No te preocupes, Sakura. Estoy seguro de que estará en buenas manos —dijo Kakashi, lanzándole una mirada cómplice a Sarada, como si le prometiera que todo estaría bien.

Itachi se acercó, observando la escena en silencio. Aunque no entendía completamente lo que estaba pasando, sentía una ligera tristeza al ver que la pequeña Sarada tendría que irse. No es común que me apegue a alguien tan rápido, pensó, pero la conexión que sentía era real.

Sasuke, por otro lado, mantuvo sus emociones bajo control, pero sus ojos revelaban una sombra de frustración. ¿Por qué siento como si estuviera perdiendo algo importante? pensó, mirando a la bebé una última vez antes de que Kakashi se la llevara.

Finalmente, con un último adiós, Kakashi desapareció con Sarada. llevándola de vuelta a su tiempo.

Finalmente, Fugaku, Minato, y Kakashi se acercaron. La técnica que devolvería a Sarada a su línea temporal estaba lista. Kakashi observó a Sarada con una sonrisa oculta bajo su máscara.

—Sabes que esto es lo mejor, pequeña. Tu lugar está en tu tiempo —dijo con tono serio, pero cariñoso.

Con una ligera señal de Kakashi, un destello de luz rodeó a Sarada, y en un parpadeo, ella desapareció, regresando a su propio tiempo.

Sarada abrió los ojos y se encontró en el presente, en su habitación. Su cuerpo había vuelto a la normalidad, ya no era una bebé. Miró a su alrededor, su corazón latiendo rápido mientras los recuerdos de su viaje aún estaban frescos en su mente.

Al levantarse, sintió una mezcla de nostalgia y confusión. No puedo creer todo lo que pasó... mis padres, el tío Itachi, la abuela Mikoto.... No podía dejar de preguntarse qué habría pasado si hubiera sido hija de su tío en lugar de su padre.

Al salir de su habitación, encontró a sus padres, Sasuke y Sakura, en la cocina. Sakura la saludó con una sonrisa cálida.

—Sarada, ¿cómo estás? —preguntó Sakura con su habitual cariño.

Sarada observó a sus padres por un momento. Mis verdaderos padres..., pensó, pero una parte de ella seguía curiosa por lo que Itachi sentía realmente.

—Estoy bien, mamá —respondió Sarada, sonriendo de vuelta.

A lo largo del día, Sarada no podía evitar que sus pensamientos volvieran a su tío Itachi. En algún momento, decidió visitarlo. Sabía que él era la clave para entender lo que había experimentado.

Mientras tanto, en otra parte, Itachi, que permanecía viendo un Arbol de Sakura pensando en Alguien, Sarada lo vio y se imagino a su madre con itachi, se acerco a su tio y le pregunto.

—Tío Itachi... si pudieras haber estado con mamá, ¿lo habrías hecho? —preguntó, su voz apenas audible.

Itachi la miró en silencio durante unos segundos, sabia que Sarada siempre había sido una niña perceptiva. Con una suave sonrisa, respondio.

—Sarada, tu madre es una mujer maravillosa. La admiré, y la quise... aún lo hago. Pero no es mi destino estar a su lado —dijo, con esa calma característica—. Lo que siento por Sakura es real, pero ver a mi hermano feliz, ver la familia que han construido, eso me hace sentir en paz.

Sarada se quedó en silencio, absorbiendo sus palabras. ¿Entonces realmente la amaba...? pensó, y aunque sentía una ligera tristeza, también comprendió lo que su tío quería decir.

—Lo importante es que tú y tus padres están juntos —continuó Itachi—. Y eso es lo que más importa.

Sarada asintió, sintiendo que entendía mejor la profundidad de los lazos entre su padre, su madre, y su tío.

—Gracias, tío Itachi —murmuró Sarada, una sonrisa suave apareciendo en su rostro mientras sentía una calma que antes no tenía.

Itachi asintió y, con una última mirada afectuosa, siguio viendo el Sakura que tenia enfrente, dejándola con una sensación de claridad. Sabía que, aunque el amor de Itachi por su madre era genuino, él siempre pondría la felicidad de Sasuke por encima de sus propios deseos.

Sarada había vuelto al presente, pero con un entendimiento más profundo de su familia y del amor que los unía.

Eʟ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇ sᴀʀᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora