Eʟ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇ sᴀʀᴀᴅᴀ

Kakashi El adivinador

Una tarde tranquila, Itachi y Sakura decidieron dar un paseo por Konoha, llevando a Sarada, todavía atrapada en el cuerpo de un bebé. Sarada observaba a su alrededor con curiosidad, aunque sin poder expresar lo que pensaba. El ambiente entre Sakura e Itachi era relajado, y ambos disfrutaban del paseo, mientras Itachi mantenía su habitual calma y Sakura atendía a Sarada con ternura.

Mientras caminaban por una de las calles menos transitadas de la aldea, el inconfundible Kakashi Hatake apareció en su camino, con las manos en los bolsillos y su típica expresión relajada. Aunque su rostro estaba cubierto por su máscara, sus ojos mostraban una chispa de reconocimiento al ver a Itachi, Sakura y la pequeña bebé en brazos de Sakura.

—Vaya, vaya, qué sorpresa —comentó Kakashi con su tono despreocupado, deteniéndose frente a ellos—. No esperaba ver a Itachi de paseo con una bebé.

Sakura, sonriendo nerviosamente, sostuvo a Sarada más cerca.

—Oh, Kakashi-sensei. Solo estábamos dando una vuelta... —respondió ella, intentando sonar casual.

Kakashi se inclinó ligeramente para observar a la bebé. Sarada lo miró con sus grandes ojos, consciente de que Kakashi sabía más de lo que dejaba ver. No puedes decir nada..., pensó Sarada, esperando que Kakashi mantuviera el secreto.

—Una niña muy tranquila —dijo Kakashi, aunque había un toque de diversión en su tono—. Parecen una familia muy... interesante.

Itachi, que hasta ahora había permanecido en silencio, levantó ligeramente una ceja, aunque su expresión no mostró incomodidad.

—Solo estamos cuidando de ella temporalmente —aclaró Itachi con su voz calmada, aunque había una sutileza en sus palabras, como si no quisiera entrar en más detalles.

Kakashi asintió, sus ojos entrecerrándose como si estuviera evaluando la situación. Aunque no dijo nada al respecto, su mente ya había conectado las piezas. Así que ella es Sarada.... Kakashi ya había sospechado algo raro desde que la bebé apareció misteriosamente, y después de analizar los detalles, había llegado a la conclusión de que la niña no era lo que parecía.

—Bueno, bueno, supongo que las cosas siempre son más complicadas de lo que parecen, ¿no? —dijo Kakashi, sin hacer preguntas incómodas, pero dejando claro que entendía la situación.

Sakura, nerviosa, se apresuró a cambiar de tema.

—Kakashi-sensei, ¿qué lo trae por aquí? No lo hemos visto en un tiempo.

Kakashi sonrió bajo su máscara, inclinándose hacia atrás, relajado.

—Oh, ya sabes, asuntos de la aldea. Pero parece que ustedes tienen sus propias complicaciones —comentó, echando una mirada a Itachi y luego a Sarada—. Aunque diré que, viendo cómo Itachi y tú cuidan a la bebé, parecen bastante... coordinados.

Sakura sintió un leve sonrojo subir a sus mejillas, mientras Itachi permanecía inexpresivo, como siempre. Sin embargo, había algo en la mirada de Kakashi que lo hacía parecer más perspicaz de lo habitual.

—No es nada... —intentó responder Sakura, claramente incómoda por el comentario.

Kakashi, divertido por la reacción, decidió no presionar más. Sabía que el tiempo aclararía las cosas, y que Sarada, de alguna manera, volvería a su estado original. No era el momento de intervenir.

—En fin, me alegra ver que están cuidando de la situación —dijo Kakashi, sin dejar claro cuánto sabía realmente—. Si necesitan algo, ya saben dónde encontrarme.

Con un gesto despreocupado, Kakashi se despidió y siguió su camino, dejándolos con una sensación de alivio, pero también de incertidumbre. Sakura miró a Itachi, quien apenas había reaccionado durante toda la conversación.

—¿Crees que Kakashi-sensei sabe algo? —preguntó, todavía preocupada.

Itachi, con su calma habitual, simplemente asintió.

—Lo sabe. Pero no intervendrá... confía en nosotros para resolverlo —dijo, mirando a Sarada, quien lo observaba con sus grandes ojos llenos de inteligencia.

Sarada, por su parte, no podía evitar sentirse aliviada. Kakashi no dirá nada... por ahora. Pero sabía que el tiempo seguía corriendo, y pronto necesitarían una solución para el misterio de su viaje.