El tren de Hogwarts se dirigía hacia la Estación de King's Cross en Londres, llevando a los estudiantes de regreso a sus hogares. Hogwarts, que normalmente vibraba con vida, ahora se sentía vacío, y las pocas voces que quedaban resonaban en los pasillos desiertos. Pero Harry, oculto entre los estudiantes que volvían a casa, no prestaba atención a esas nimiedades. La piedra oculta bajo su túnica le daba una sensación de poder tan intenso que apenas podía contener la emoción que burbujeaba en su interior.
Mientras el tren recorría los campos nevados, sus pensamientos se enfocaban en los próximos pasos. La Piedra Filosofal ya estaba en sus manos, pero sabía que aún no era momento de revelarla. No, la clave del éxito era la paciencia. Con la inmortalidad al alcance, todo lo demás, incluidos Leo Potter y sus amigos, caería tarde o temprano. Pero primero, había algo que necesitaba: más poder.
A su alrededor, el tren estaba en silencio, con estudiantes sumidos en sus propias conversaciones o dormidos, agotados tras semanas de tensión. Draco y Daphne se habían sentado un par de vagones más atrás, hablando en susurros sobre los eventos que habían sacudido a Hogwarts. Aún no sospechaban nada sobre la Piedra. Pero Harry sabía que eventualmente, incluso ellos podrían volverse un riesgo.
Con la vista fija en el paisaje invernal, Harry sentía la pulsación constante de la piedra en su bolsillo. Inmortalidad. Poder absoluto. El legado de los Riddle estaba por materializarse.
Mientras tanto, en Hogwarts...
Los profesores caminaban con una sensación de urgencia. Dumbledore, aunque sereno como siempre, no podía esconder la preocupación que se cernía sobre él. La muerte de Colin Wicks había dejado una huella profunda en el castillo, y ahora las medidas de seguridad se intensificaban cada día. Sin embargo, el verdadero peligro seguía sin ser detectado.
McGonagall frunció el ceño mientras conversaba con Snape en los pasillos vacíos del castillo. "Albus está preocupado," dijo en voz baja. "El asesinato de ese niño no fue un accidente. Hay algo mucho más siniestro en juego aquí."
Snape asintió ligeramente, pero sus pensamientos estaban en otro lugar. Sabía que algo estaba sucediendo bajo la superficie, pero aún no podía precisar qué o quién estaba detrás. Sin embargo, no podía ignorar las señales, los movimientos cuidadosos y discretos de Harry Riddle. "Me sorprendería si el responsable no estuviera más cerca de lo que creemos," dijo en voz baja, con los ojos oscuros entrecerrados.
Volviendo al tren...
Harry aprovechaba cada minuto del viaje para planificar su próximo paso. El objetivo no solo era mantener la Piedra a salvo, sino aprender a dominar completamente su poder antes de que alguien pudiera detenerlo. Las enseñanzas de su madre resonaban en su mente: "El poder solo es útil si sabes cuándo y cómo emplearlo. No reveles tus cartas antes de tiempo, Harry."
Se reclinó en su asiento, dejando que el suave traqueteo del tren marcara el ritmo de sus pensamientos. Sabía que las próximas semanas serían cruciales. Si lograba dominar la Piedra antes de regresar a Hogwarts, no habría nada ni nadie capaz de detenerlo.
Pero un pensamiento interrumpió su tranquilidad. Leo Potter. Aún quedaba el obstáculo más molesto de todos. El niño que vivió, el único que parecía tener una conexión que, de alguna manera, Harry no lograba romper del todo. Lo había observado desde lejos, siempre alerta, siempre rodeado de amigos, pero esa era su debilidad: la dependencia en los demás.
Una sonrisa fría se formó en los labios de Harry. Para destruir a Leo, primero debía desmantelar todo lo que lo rodeaba, y eso comenzaba con sus amigos. Ya había comenzado con Neville Longbottom. Era solo cuestión de tiempo antes de que el resto cayera en su trampa.
Escena final del capítulo:
Mientras el tren se acercaba a la Estación de King's Cross, Harry tomó la piedra de su bolsillo por primera vez desde que la robó. La luz roja que emitía bañaba su rostro en un brillo sombrío. La miró con reverencia y un susurro escapó de sus labios:
"Padre... te lo prometo. Pronto, todo volverá a ser como debió haber sido."
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Herencia de Oscuridad
ФанфикEn la oscuridad de la noche, en un rincón olvidado de una mansión antigua, un niño de ojos verdes y cabello negro se entrenaba con fervor. Harry Riddle, hijo de Lord Voldemort y Bellatrix Lestrange, sentía el peso del legado de su padre en cada movi...