Capitulo 9

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Bellatrix

El eco de sus pasos resuena en los pasillos vacíos de la mansión Lestrange. Mi hijo ha regresado. Lo siento incluso antes de verle. La magia que fluye a través de él vibra en el aire, diferente, más poderosa que antes. Lo ha hecho.

Me permito una sonrisa, aunque sé que no debo bajar la guardia. Harry ha crecido, y sus poderes también. Lo entrené para ser el heredero perfecto, para llevar a cabo el legado de su padre. Pero algo en el aire sugiere que el poder que ha adquirido es inmenso, tal vez incluso más del que yo esperaba. Esto está saliendo a la perfección.

Lo espero en el gran salón, frente al fuego que siempre me ha reconfortado en los días más oscuros. Mi varita en la mano, la sensación de poder corriendo por mis venas, y mi mente calculando los próximos movimientos. Necesito esa Piedra. Él la necesita.

El fuego parpadea a mi lado mientras la mansión guarda un silencio espeso. Me preparo mentalmente, repasando los hechizos que serían necesarios para el ritual, imaginando el regreso del Señor Tenebroso. Este es el último paso. Harry no debe fallar.

Cuando finalmente aparece en la puerta, su porte refleja la madurez que ha alcanzado en tan poco tiempo. Su rostro, afilado y serio, es una mezcla de orgullo y determinación. Mis ojos se fijan en los suyos y sé, sin duda alguna, que ha cumplido con su misión. Casi puedo sentir la Piedra Filosofal bajo su túnica, irradiando un poder ancestral que promete lo que hemos esperado durante tantos años.

"Lo hiciste bien," le digo suavemente. Hay un orgullo sincero en mi voz, mezclado con la urgencia que siento por lo que está por venir. "Ahora, cumple con lo que nos corresponde. Devuélvele a tu padre lo que le pertenece."

El silencio se hace pesado entre nosotros por un momento. Las llamas del fuego titilan, proyectando sombras sobre las paredes antiguas. Mis ojos no se apartan de los suyos.

Harry

Caminé por los antiguos pasillos con una sensación extraña de alivio y poder. Estaba de vuelta, después de haber cumplido con lo que me pidieron. La Piedra Filosofal descansaba en mi bolsillo, y su energía palpitaba a través de la tela como si tuviera vida propia. Sabía que mi madre estaría esperándome, y aunque no lo expresaba en voz alta, yo sabía cuál era mi propósito.

Todo lo que he hecho, todo el entrenamiento desde que era un niño, me ha llevado a este momento. Las Artes Oscuras habían sido mi compañía, mi guía, y ahora, la culminación de todo lo que aprendí estaba en mis manos. No había duda en mí; mi lealtad a mi madre y a mi padre, a su legado, era incuestionable.

"Lo hiciste bien," dijo Bellatrix, sus ojos fijos en mí, brillando con una mezcla de orgullo y satisfacción. "Ahora, cumple con lo que nos corresponde. Devuélvele a tu padre lo que le pertenece."

Sin dudarlo, deslicé mi mano dentro de mi túnica y saqué la Piedra. Era pequeña, pero irradiaba un poder tan intenso que sentí una descarga cuando mis dedos la rodearon. El fuego del salón pareció menguar, como si incluso las llamas temieran el poder que contenía.

"Madre, aquí está," le dije, extendiéndosela con una reverencia implícita. La Piedra brillaba con un resplandor oscuro en mi mano.

Ella extendió la suya, y cuando nuestras manos se encontraron, una oleada de poder fluyó entre nosotros, conectándonos de una manera que nunca antes había sentido. No había miedo, solo expectativa. Mi deber estaba claro: devolver a mi padre, al verdadero heredero de la magia oscura.

Bellatrix

Sentí la calidez de la Piedra cuando Harry la colocó en mi mano, y una ola de energía recorrió mi cuerpo. Era una sensación embriagante, el poder puro y crudo que prometía restaurar lo que fue perdido. El Señor Oscuro estaba a un paso de regresar, y yo, Bellatrix Lestrange, sería la encargada de sellar su destino.

"Has hecho lo correcto, Harry," le dije con una sonrisa que solo aquellos cercanos al poder verdadero podían entender. "Tu padre te eligió para esta misión. Sabía que podías hacerlo, y no me has decepcionado."

Me acerqué a una de las viejas estanterías del salón y saqué un libro cubierto de polvo y encuadernado en piel oscura. Este libro había estado en mi familia durante siglos, y su contenido no era para cualquiera. Se lo tendí a Harry, sabiendo que estaba más que listo para lo que venía a continuación.

"Esto es para ti," dije, observando su reacción mientras tomaba el libro con reverencia. "Contiene las maldiciones más destructivas jamás vistas. No solo necesitarás tu fuerza y tu lealtad, sino un conocimiento profundo de la magia más oscura si vamos a traer a tu padre de vuelta y reclamar el mundo mágico."

Harry

Tomé el libro en mis manos, sintiendo el peso de lo que significaba. Las Artes Oscuras no eran ajenas para mí. Había crecido con ellas, practicado cada maldición, cada hechizo prohibido bajo la atenta mirada de mi madre. Y ahora, este libro prometía llevarme más allá, a un nivel de poder que pocos podían alcanzar.

"Estoy listo," respondí con confianza. "No hay nada que no pueda hacer para que mi padre regrese."

Abrí el libro y miré la primera página. Las palabras se materializaron lentamente en la superficie, oscuras y peligrosas. Sabía que cada maldición en esas páginas tenía el poder de destruir naciones enteras, de doblegar incluso a los más poderosos magos. Pero eso no me intimidaba. Era mi destino.

"Lo sé," dijo mi madre, acercándose para poner una mano en mi hombro. "Tú eres el heredero de su poder, Harry. Tu padre te eligió por una razón."

Bellatrix

Mientras veía a mi hijo leer las primeras líneas del libro, no pude evitar sentir una oleada de orgullo. Había moldeado a Harry desde que era un niño, dándole el conocimiento y la fuerza necesarios para ser digno del legado de su padre. Y ahora, todo lo que habíamos planeado estaba a punto de cumplirse.

"Recuerda," le dije en un tono más bajo, casi susurrante. "La oscuridad es nuestra verdadera aliada. Nunca dudes, nunca cuestiones tu lugar en todo esto. La lealtad que has mostrado hasta ahora será recompensada. Tu padre te está esperando, Harry. Y cuando regrese, el mundo mágico será nuestro."

Mis palabras eran una promesa, una advertencia y una instrucción. Harry no podía fallar ahora. No después de todo lo que habíamos hecho.

Harry

Sentí la gravedad de sus palabras, pero no había lugar para el miedo o la duda en mí. Estaba completamente comprometido con mi destino. La magia oscura no solo era mi herramienta, era mi esencia. Mi propósito era claro: traer de vuelta a mi padre y restaurar el poder que por derecho nos pertenecía.

"Entiendo, madre," respondí con firmeza. "Haremos que regrese, y todo el mundo sabrá lo que significa enfrentarse a la verdadera oscuridad."

Guardé el libro bajo mi brazo y salí del salón, con la sensación de que el futuro, oscuro y lleno de promesas, me estaba llamando. Las sombras parecían seguirme, como si supieran lo que vendría a continuación.

Harry

Me alejé del salón, sabiendo que lo peor estaba por llegar. Mi madre confiaba en mí, y yo estaba preparado para enfrentar lo que fuera necesario para traer de vuelta a mi padre. Con la Piedra Filosofal ahora en sus manos, nuestro plan se acercaba a su culminación.

Mientras caminaba por los corredores oscuros de la mansión, toqué el libro bajo mi túnica. Sus páginas me susurraban secretos, y sabía que su poder sería mío. La verdadera oscuridad acababa de empezar.

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Pensaba que ya había publicado este capítulo

Herencia de OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora