Una Noche Bajo la Oscura Magia

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 La luna llena se alzaba en el cielo, iluminando el bosque encantado que rodeaba el castillo de Maléfica. Las criaturas de la noche susurraban secretos entre los árboles, y un aire de misterio envolvía cada rincón del lugar. Sin embargo, para ti, el bosque no era solo un escenario idílico, sino el hogar de una presencia fascinante y peligrosa: Maléfica.


Desde la primera vez que cruzaste sus caminos, te sentiste atraída por su aura oscura. Habías escuchado las historias sobre la malicia que la rodeaba, pero había algo en su mirada que te llenaba de curiosidad. Era como si sus ojos verdes supieran más de lo que dejaban ver, como si tu corazón le perteneciera sin que tú lo supieras.Una tarde, decidiste aventurarte más allá de lo habitual. Te acercaste al castillo, el aire se tornó pesado y el silencio se volvió ensordecedor. Sin embargo, tu valentía o quizás tu imprudencia, te empujaron a seguir adelante. Al abrir la puerta de grandes dimensiones, el ambiente cambió por completo.


"¿Quién osa perturbar mi morada?" La voz de Maléfica resonó en la sala, profunda y seductora.Su figura se dibujó ante ti, envuelta en sombras y con un destello de poder que te dejó sin aliento. Su cabello negro como el carbón caía en suaves ondas, y la luz de la luna reflejaba en sus cuernos majestuosos, haciendo que su imagen fuera aún más hipnótica."Soy... soy yo," titubeaste, sintiendo cómo tu corazón latía con fuerza. "Vine a verte."Maléfica se acercó lentamente, sus pasos eran silenciosos como un susurro. "¿A verme? ¿Por qué, pequeña mortal?""Porque..." Te sorprendiste a ti misma. "Porque siento que hay algo en ti que no comprendo, algo que me atrae."Su risa fue melodiosa, pero también teñida de ironía. "Mis secretos son peligrosos. ¿Estás dispuesta a descubrirlos?"Asentiste, sintiendo una mezcla de emoción y miedo en tu interior. Maléfica sonrió, pero no fue una sonrisa amable; era profunda, oscura, como un pacto sellado en la penumbra. "Entonces, ven."


Te tomó de la mano, y en un instante, te transportó a un mundo donde la magia reinaba. Los colores brillantes bailaban a tu alrededor, y la energía mágica penetraba en cada fibra de tu ser. Pero en ese instante, también percibiste algo más: la obsesión que brillaba en sus ojos, el deseo implacable que la dominaba.Pasaron días en lo que parecía un sueño. Maléfica te mostraba sus poderes, y tú te perdías en su encanto. Pero pronto comenzaste a notar pequeños detalles que te inquietaban. Se aseguraba de que nadie se interpusiera entre ustedes, y la forma en que te miraba a veces parecía más posesiva que amorosa.Una noche, mientras el viento aullaba fuera del castillo, decidiste preguntarle. "Maléfica, ¿por qué me miras así? A veces me asusta."


Ella se giró hacia ti, su expresión oscura tornándose intensa. "Porque eres mía. Desde el primer momento que te vi, supe que tenía que protegerte... a toda costa.""¿Protegerme o controlarme?" replicaste, sintiendo que tu valentía comenzaba a desvanecerse. La atmósfera se volvió tensa, y el aire se llenó de un aura mágica casi palpable."Controlarte es lo que haré, si es necesario," respondió con voz suave pero firme. "No permitiré que nada ni nadie te aleje de mí. Eres lo único que me hace sentir viva."Podías ver la lucha interna en su mirada. Maléfica, la poderosa hada de la oscuridad, estaba completamente consumida por sus sentimientos. Era un amor que desbordaba hacia la locura, hacia una necesidad casi adictiva de tenerte a su lado.


El tiempo pasó, y la distancia comenzó a volverse irremediable. Tu vida fuera del castillo seguía adelante. Amistades, familia, todo parecía lejano. Maléfica sabía cómo retenerte a su lado, y aunque disfrutabas de su compañía, había momentos en que deseabas ser libre, respirar aire fresco sin la presión de su mirada.Una noche, decidiste escapar. No podías seguir viviendo en el castillo, en un mundo donde el amor se mezclaba con la locura. Pero cuando Maléfica se dio cuenta de tus intenciones, su furia se desató."¡No! ¡No puedes dejarme!" gritó, su voz resonando en las paredes del castillo. "Eres mía. Nunca serás libre, porque sin mí, solo serás un vacío. ¡Siempre encontraré la manera de traerte de vuelta!"


Sentiste cómo el terror se apoderaba de ti, y sus palabras comenzaron a retumbar en tu mente. Comprendiste que Maléfica no podía imaginar un mundo sin ti. Y aunque el amor que sentías por ella era profundo, también sabías que un amor así podía llevarte a la destrucción.Te giraste, tus lagrimas brotando. "Debo irme, Maléfica. No puedo vivir bajo tu sombra eternamente. Te amo, pero necesito ser libre."Ella te miró con tanta intensidad que pareció atravesar tu alma. "Si me dejas ir, si me abandonas, te prometo que no me quedaré de brazos cruzados. Haré que todos paguen por tu traición."


Con un último vistazo, abandonaste el castillo. El aire afuera era fresco, la libertad te abrazaba, pero la sensación de que siempre estarías atada a ella te seguía. Cada paso que dabas resonaba en tu mente como una corriente eléctrica. Podías sentirla, su furia, su tristeza. Mientras corrías, una sombra te siguió. Nunca supiste si era la magia oscura que había dejado atrás o la propia Maléfica, decidida a hacerte suya nuevamente. Pero sabías que la oscuridad siempre te buscaría, atrapada entre el amor que sentías y el miedo que provocaba.


Y así, te marchaste. Pero en lo profundo de tu corazón, sabías que una parte de ti siempre pertenecería a aquella hada y su inquebrantable deseo de poseer tu amor. La luna seguía brillando, presenciando el amor y la locura, el deseo y el temor. Con cada latido, el eco de la magia de Maléfica seguiría atrapándote, recordándote que en el amor, incluso el más oscuro, hay un hilo del que nunca se puede escapar.

Yandere one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora