historia 7 🍩Celos Inesperados.🍉

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El sol de la tarde se reflejaba en las ventanas de la pastelería, donde Jake pasaba la mayor parte de su tiempo trabajando con dedicación. Sin embargo, ese día no estaba solo. Hunter, su amigo de la infancia, había pasado a visitarlo y se había quedado para ayudarle con algunas de las tareas. Hunter, con su cabello negro y ojos azules, era una presencia imponente, pero siempre mantenía una sonrisa fácil y un tono relajado. Mientras Jake decoraba un pastel, Hunter le contaba anécdotas divertidas de su último viaje con su novia, pero los dos también intercambiaban bromas que dejaban claro que compartían un lazo cercano.

Tom, al final de su turno en la estación de policía, decidió pasar por la pastelería para ver a Jake. Al entrar, la campanilla de la puerta anunció su presencia, y Jake levantó la vista con una sonrisa.

—¡Tom! —exclamó Jake, dejando a un lado la manga pastelera para acercarse a él. Le dio un beso rápido en la mejilla, pero antes de que Tom pudiera responder, Hunter se acercó, con su usual energía.

—¡Hey, Tom! —saludó Hunter, con una amplia sonrisa—.que onda, Jake me estaba mostrando cómo hacer estos adornos de chocolate. ¿A que es un genio en la cocina?

Tom intentó sonreír, pero la sonrisa no le llegó del todo a los ojos. Miró a Hunter y luego a Jake, quien seguía riendo ante la broma de su amigo. Aunque sabía que Hunter tenía una novia y que no había motivos para preocuparse, no pudo evitar sentir un leve malestar al ver lo cómodos que estaban juntos.

—Sí, Jake es genial en lo que hace —respondió Tom, con una voz que sonaba más tensa de lo que pretendía.

Jake se percató del tono de Tom y le lanzó una mirada interrogativa, pero antes de poder decir algo, Hunter retomó la conversación.

—Deberías haberte visto, Jake, la otra vez que casi te caes al mezclar el chocolate caliente. Fue épico —bromeó Hunter, provocando otra carcajada en Jake.

Tom, que observaba la escena en silencio, sintió que una punzada de celos le atravesaba el pecho. No le gustaba admitirlo, pero ver a Hunter y Jake tan cercanos le hacía sentirse desplazado, como si ese vínculo especial que compartía con Jake se estuviera diluyendo. Hunter había sido parte de la vida de Jake mucho antes de que ellos dos se conocieran, y por más que intentaba convencerse de que no era un problema, los celos no dejaban de crecer.

Finalmente, Tom decidió intervenir.

—Jake, ¿tienes un momento para hablar afuera? —preguntó, intentando mantener la calma, pero Jake notó el tono serio en su voz.

Jake asintió, miró a Hunter con una sonrisa de disculpa y salió con Tom al callejón detrás de la pastelería. Una vez que estuvieron solos, Tom cruzó los brazos, claramente incómodo.

—¿Todo bien, Tom? —preguntó Jake, preocupado por la expresión de su novio—. Pareces un poco... tenso.

Tom miró al suelo por un momento, antes de levantar la vista para enfrentarse a los ojos de Jake.

—No es nada... es solo que... siento que pasas mucho tiempo con Hunter últimamente —admitió, su voz era baja pero directa—. Sé que es tu amigo y que tiene novia, pero... no puedo evitar sentirme un poco... desplazado.

Jake parpadeó, sorprendido por la confesión. Nunca había visto a Tom tan inseguro, y aunque la situación le parecía un poco absurda, también entendía el motivo detrás de esos sentimientos. Jake se acercó un poco más a él y tomó sus manos.

—Tom, Hunter es solo un amigo, y sí, hemos pasado tiempo juntos porque lo he estado ayudando con algunas cosas... pero tú eres mi pareja. Eres tú a quien quiero, y eso no va a cambiar —dijo Jake, su tono lleno de sinceridad.

Tom bajó la mirada, sintiéndose un poco avergonzado por sus propios pensamientos, pero Jake no soltó sus manos. En lugar de eso, le dio un pequeño apretón y se acercó aún más, lo suficiente para que sus frentes se tocaran.

—Lo siento, Jake. Sé que estoy siendo irracional. Es solo que... no quiero perderte, y a veces me cuesta ver lo cercano que eres con otros —murmuró Tom, su voz temblando levemente.

Jake sonrió suavemente y acarició la mejilla de Tom con una ternura que hizo que Tom se relajara un poco más.

—Nunca me perderás, Tom. Eres una de las personas más importantes en mi vida, y nada ni nadie cambiará eso. Hunter es un buen amigo, pero tú eres mi hogar —dijo Jake, dejando un beso suave en los labios de Tom.

Tom se sintió un poco tonto por haberse preocupado tanto, pero el beso de Jake y su toque le devolvieron la confianza. Asintió lentamente y soltó un suspiro, sintiéndose un poco más en paz.

—Gracias, Jake. De verdad lo necesitaba —dijo, abrazándolo con fuerza.

Después de ese momento, regresaron a la pastelería, donde Hunter los esperaba, ajeno a lo que había pasado. Y aunque los celos de Tom no desaparecieron por completo de inmediato, la charla con Jake le ayudó a recordar lo fuerte que era su relación. A veces, hablar de esos miedos y compartirlos con la persona adecuada era todo lo que necesitaban para seguir adelante.









                                                                                FIN

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