El precio del silencio

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Desde lo sucedido en la terraza, la relación entre Aether y Scaramouche había cambiado. Pasaban más tiempo juntos, y aunque Aether aún mantenía ciertas reservas, no podía negar que esa extraña cercanía con Scaramouche comenzaba a ser natural. Estaban empezando a ser amigos, aunque la amistad con alguien como Scaramouche no era precisamente algo tranquilo o convencional.

Hoy, después de un largo día en la academia, Aether estaba de pie frente a su casillero, sacando sus cosas con movimientos automáticos. Su mente estaba nublada, cansada después de los ensayos. Mientras cerraba el casillero con un suspiro, escuchó una voz familiar justo a su lado.

—¿Siempre tan apurado por irte, princesa? —la voz de Scaramouche sonó con su tono habitual de burla, aunque Aether ya no lo tomaba tan en serio. Había aprendido que esa era su forma de ser, y extrañamente, esa constancia lo hacía sentir algo más cómodo.

Scaramouche estaba apoyado despreocupadamente contra los casilleros, observándolo con una sonrisa que no se desvanecía. Aether apenas le lanzó una mirada antes de seguir acomodando su mochila. No tenía prisa, pero tampoco se sentía particularmente sociable en ese momento.

—No tengo ganas de quedarme más tiempo aquí —respondió Aether, su tono más neutral que cortante. No había hostilidad en sus palabras, solo cansancio.

Scaramouche inclinó la cabeza ligeramente, observando a su amigo con un destello de curiosidad. —Te acompaño. Así no vas tan solita por la vida —añadió, su tono burlesco volviendo a salir a la superficie.

Aether rodó los ojos, ya acostumbrado a esos comentarios. No quería compañía, y menos hoy, cuando sentía que necesitaba tiempo para él mismo. —No hace falta. Me voy solo —rechazó con suavidad, esperando que eso cerrara la conversación.

Pero, como siempre, Scaramouche no era fácil de disuadir. Insistió.

—Vamos, no seas así. Me aburro solo y, además, ¿quién mejor que yo para amenizar tu caminata? —dijo con una sonrisa socarrona.

Aether apretó los labios, ya sabiendo a dónde iba todo esto. Volvió a rechazar su oferta, esta vez con un poco más de firmeza. —Dije que no, de verdad. Estoy bien solo.

Scaramouche lo miró, y esta vez no con burla, sino con reproche genuino. Frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho. Era raro verlo tan serio.

—¿Por qué siempre te niegas? —preguntó, su tono ya sin rastro de juego—. Es solo una caminata. No muerdo, ¿sabes?

Aether suspiró, sintiendo que no tenía la energía para seguir discutiendo. Lo último que quería era otro enfrentamiento con Scaramouche, especialmente después de todo lo que habían avanzado. Así que, tras una pausa, finalmente cedió.

—Está bien, como quieras —aceptó, y sin añadir más, cerró su casillero.

Ambos caminaron juntos hacia la salida de la academia. El ambiente entre ellos era más relajado, sin la presión que solían sentir antes. Mientras se acercaban a la puerta principal, Aether miró a Scaramouche y mencionó con calma:

—Mi auto llegará en unos minutos. No tienes que quedarte si no quieres.

Scaramouche lo miró con una sonrisa despreocupada y, antes de responder, se acercó y revolvió el cabello de Aether, desordenando su trenza. —Nos vemos, princesa —dijo con ese tono burlón tan suyo. Luego se dio media vuelta y comenzó a alejarse caminando.

Aether lo observó por un segundo mientras se alejaba. Scaramouche siempre desaparecía a lugares impredecibles, tal vez a alguna fiesta o algún otro rincón donde sabía que no lo encontrarían. Aether nunca preguntaba, y Scaramouche nunca explicaba.

Golden Hour[Scaraether][Xiaoaether]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora