Reina el caos hoy

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Habían pasado 3 semanas desde entonces, la lesión de Aether había mejorado, y hoy...

El aire en la academia era pesado, como si algo invisible estuviera flotando en el ambiente. Aether podía sentirlo. Algo estaba mal, aunque no podía poner el dedo exactamente en qué. Las miradas furtivas de los estudiantes, las risitas ahogadas en los pasillos y los murmullos a sus espaldas se habían vuelto más frecuentes en los últimos días. Había estado ignorándolo, creyendo que era solo una de esas fases pasajeras. Después de todo, en la élite del ballet, siempre había competencia, celos, y habladurías.

Sin embargo, ese día, el silencio entre las miradas se volvió más afilado. Al entrar al estudio para el ensayo de la mañana, notó que algunos compañeros ya no lo miraban a los ojos como antes. Incluso los profesores parecían evitarlo de alguna manera, como si no supieran cómo lidiar con su presencia.

"Seguro es mi imaginación", pensó Aether, ajustando las vendas en su pie, todavía resentido por la lesión. Pero algo en su estómago se revolvía. Una especie de intuición, un presagio de que algo peor estaba por venir.

El ensayo comenzó como cualquier otro. Los movimientos se sucedían con la misma rutina impecable, pero el ambiente seguía extraño, tenso. Aether podía sentir las miradas de sus compañeros sobre él, más penetrantes que nunca, hasta que, al final de uno de los saltos, su cuerpo simplemente no pudo más. El dolor en su pie lo traicionó, y cayó al suelo, jadeando.

—¿Estás bien, Aether? —preguntó uno de los bailarines, aunque su tono no parecía especialmente preocupado. Más bien curioso.

Aether asintió, tratando de contener el malestar. —Estoy bien. Solo necesito un minuto.

Se levantó con dificultad, apoyándose en una de las barras. Las miradas continuaban. Algo no estaba bien. Los susurros no habían cesado ni siquiera después de su caída. Era como si esperaran algo.

De repente, sonó un mensaje en uno de los teléfonos de sus compañeros, y la vibra en el salón cambió. Una risa nerviosa escapó de uno de los chicos, y luego otra más se unió, hasta que varias risitas resonaban alrededor de Aether. Se tensó. Algo estaba pasando y él no sabía qué era.

Una de las chicas del grupo, con una expresión de falsa simpatía, se acercó a Aether. En su mano, sostenía su teléfono móvil, con la pantalla iluminada. Aether no necesitó que dijera nada, porque el título del video que ella sostenía frente a él fue suficiente para que el frío le recorriera la espalda.

—¿Esto es cierto? —preguntó la chica, mostrando la grabación en su pantalla.

Aether palideció al ver la imagen. Ahí estaba él, en el baño con Scaramouche, hablando de su secreto. La conversación que creía privada, la que había compartido solo con Scaramouche, estaba en pantalla frente a él, expuesta a todo el mundo.

Las palabras no salieron de su boca. Se quedó paralizado, sintiendo cómo las risas se apagaban y el juicio en los ojos de todos lo golpeaba con fuerza.

—Mierda... —murmuró Aether en un susurro apenas audible. Todo se venía abajo.

El mundo se detuvo para Aether. Los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos, el aire en el estudio parecía más denso, asfixiante. Las risas se apagaron, pero el eco de su humillación seguía resonando en su cabeza, golpeando su mente una y otra vez. El brillo de la pantalla del teléfono frente a él era más que suficiente para confirmar que su vida se estaba desmoronando.

—¿No vas a decir nada? —insistió la chica, su sonrisa parecía disfrutar de su incomodidad.

Aether bajó la mirada, incapaz de articular palabra. Su mente se agitaba entre la incredulidad y el miedo. Todo su cuerpo se tensaba. Sentía las miradas como si fueran puñaladas, cada una más pesada que la anterior. Los pensamientos se agolpaban en su mente: ¿Cómo? ¿Quién lo hizo? ¿Cómo llegaron a esto?

Golden Hour[Scaraether][Xiaoaether]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora