Alderamin (La leyenda)

13. Realidad

Sus ojos me detallaron de los pies a la cabeza en menos de un segundo, no reparando en mi fluorescente estado. Se empeñaba en forcejear con el cazador aunque cada vez se veía más afectado. La espada estaba a solo centímetros de rebanarle el cuello.

Me costó bastante salir de mi estupor y encontrar mi voz antes de dirigirme al cazador.

____ No le hagas daño, por favor...

Nuestros ojos se encontraron como hacían siempre que estábamos cerca, pero ésta vez el frío en ellos era demasiado profundo, temí no tener la fuerza para nadar hasta él y encontrarlo.

____ ¿Y porqué no habría de hacerlo?

Su voz fría me confirmó que estaba bastante lejos de mi alcance. Hundió la punta de la espada un centímetro más en la piel de Caleb provocando que éste chillara sin tan siquiera pestañear.

____ Por favor, es mi amigo...

Mi mirada suplicante no significaba nada para él. Ni siquiera se molestó en fingir que me había escuchado.

____ ¿Quién eres? ____ Soltó bajo y amenazante mirando a Caleb.

____ He venido por ella. ____ Contestó Caleb con la voz ahogada.

____ No es lo que pregunté, campesino de quinta...

____ Pero es la única respuesta que tendrás...

____ Suéltalo ya, te he dicho que es mi amigo. ____ Supliqué.

Me devolvió la mirada aireada. ____ Con más razón debería matarlo...

____ Ni siquiera lo intentes.

____ Sabes que lo mataré antes de que...

Se calló a si mismo de pronto.

Pareciera que me hubiera transmitido su ira. De pronto me ardió todo el cuerpo y mi poder se desató dentro mí. Los pensamientos destructivos se adueñaron de mi mente mientras mi poder alcanzaba un nuevo nivel no explorado.

____ Te he dicho que lo sueltes...

____ ¿Y si no quiero?

____ No me obligues, cazador.

Sonrió. Suave y detenidamente. ¡El muy imbécil sonrió! Me ardieron los ojos y supe que ya no quedaba ni una sola parte de mí que no estuviera brillando en su máximo esplendor.

Quitó la espada del cuello de Caleb mientras sus ojos aún permanecían conectados a los míos. Se alejó un poco del pobre hombre permitiendo que se pusiera de pie. Pensé que todo había acabado ahí.

Que equivocada estaba.

Soltó la espada, el metal calló en el suelo haciendo un ruido seco y luego se giró tan rápido que su silueta se volvió un borrón cuando tomó a Caleb del cuello y le estampó un puñetazo en la cara. A ese le siguieron más, uno detrás de otro sin darle cabida a que el pobre hombre intentara defenderse.

____ ¡Basta! ____ Grité, más no me oyó.

Lo estaba moliendo a golpes, la sangre comenzó a escurrirse de su nariz y de otras partes de su cara. Los golpes del cazador eran certeros, la técnica no le fallaba, su cuerpo se había convertido en una máquina que solo respondía ante la ira.

No me costaba creer lo que veía, lo que si me carcomía el alma era lo que estaba a punto de hacer. No podía permitir que lo matara.

Llamé mi poder y lo dejé recorrer cada parte de mí. Cerré los ojos un segundo y dejé que mi voluntad se efectuara. Inmediatamente los hilos de luz lo tocaron sus movimientos se volvieron lentos y su cuerpo dejó de responderle. No tenía ni la menor idea de como lo había logrado, pero lo había hecho y era lo que importaba.