La pesadez no me abandonaba aun cuando me había pasado prácticamente todo el día en la cama. Me sentía aletargada, lenta y perezosa, algo no muy común en mí. Calum me había entrenado para ser diligente, ágil y rápida, nada que ver con el fantasma que le hacía compañía a Lena en la cocina.
Lena, por ser la mayor, hoy también estaba encargada de la cena, y mis tíos decidieron pasarse por el festival de invierno con la promesa de traernos todos los dulces que pudieran cargar.
No fui capaz de acompañar a Caleb al festival. El pobre incluso habló con mis tíos, esperanzado de que con ellos le fuera mejor que conmigo, pero no recibió respuesta diferente. Ninguno se arriesgaría a averiguar lo que pasaría si yo abandonaba la montaña con tantos alderamitas rondando el pueblo.
____ Estás muy mal, no te sientes bien. Ve a descansar, yo terminaré lo que falta.
____ No me digas, ¿también previste mi enfermedad? ____ Reí sin muchos ánimos hacia Lena.
____ No hace falta, tu aspecto delata tu deplorable estado, querida. ____ Opinó Green desde su lugar habitual en el ventanal de la cocina. ____ Y solo para que lo sepas, tus ojeras me causan jaqueca.
____ Con un par de noches más sin dormir y seré el ejemplo perfecto de un oscuro. ____ Bromeé.
____ Estoy siendo seria, Nabil. No te ves nada bien. ____ Siguió Lena. ____ Ve a descansar. Green me ayudará a terminar lo que falta de la cena antes de que madre y padre regresen del festival.
____ ¡¿Por qué yo?! ____ No me sorprendió el respingo que pegó el elemental ante la mención de su nombre al junto de alguna tarea.
____ Por qué Nabil no está en condiciones y alguien tiene que ayudarme.
____ Pero, pero...
____ ¡Pero nada Green! Usa tu magia para mover la salsa de champiñones. Si dejas que se pegue, te añadiré a la hoya. Y tú. ____ Lena se giró de tajo hacia mí. ____ Será mejor que vayas a descansar, no quiero tener que repetirlo.
Sin deseos de enfrentarme a su horrible carácter, me abstuve de contestarle, y me vi solo asintiendo como respuesta realizando sin protestar la tarea encomendada.
Nunca me había sentido tan debilitada, era como si mi cuerpo estuviera drenado, como si ya no tuviera energía para moverse. Ni siquiera era capaz de sentir el cúmulo de poder que normalmente estaba acostumbrada a percibir recorriendo mis venas.
Todo en mi estado era extraño. No era de las que se enfermaban más allá de la regla, lo cual tampoco me suponía un problema ya que estaba acostumbrada a entrenar a diario. Había algo más, algo iba mal conmigo, y los constantes mareos no hacían más que respaldar mi suposición.
Como pude llegué hasta la planta alta de la cabaña y arrastrándome por las paredes del estrecho pasillo di con la puerta del dormitorio que compartía con Lena. Dejarme caer nuevamente sobre la cama había sido lo más satisfactorio que me había pasado en el día.
Con las pocas fuerzas que me quedaban, o las que me dejaba usar mi cuerpo, me envolví con todas las mantas que encontré. Tenía tanto frío que creí que me congelaría, y el constante punzón en mi cabeza se asemejaba a que me estaban sacando una a una las vísceras del cráneo.
Estaba temblando y hasta ahora lo notaba. El constante golpeteo de mis piernas sobre el colchón era tan intenso que incluso podía escucha el tintinar de la cama chocando contra la pared. Y las fuerzas ya ni siquiera me alcanzaban para cambiarme de lugar.
Por momentos ya ni siquiera sentía mi propia respiración. Me desconectaba de la realidad por laxos demasiados prolongados de tiempo y cuando volvía a estar de vuelta me encontraba en una situación o posición extraña.
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Alderamin (La leyenda)
FantasiAtada a una leyenda impuesta por el destino. Designada como tributo a una tierra muerta, una que lleva siglos esperando su llegada. Pero todas las leyendas tienen grietas, y esta grieta en especial tiene nombre, unos ojos negros como la noche y sang...