Epílogo

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Pequeño maratón 1/3

Hoy salgo del hospital y me voy a mi casa, mi papi se encargo de acomodar todas las cosas

-Estás lista, bebé?

- si, papi, ya estoy lista para ir a mi casa

- mis bebés van a conocer su habitación

- yo también la voy a conocer porque te recuerdo que no has dejado verla

- por eso dije, mis bebés, osea tú y nuestros hijos - me dió un beso

Wiliam llegó y me dijo que me podía ir, nos ayudó con las maletas mientras  que nosotros llevábamos cargando a los bebés

Subimos al auto y llegamos a por fin a casa, los empleados de la casa llevaron las maletas y Nana me ayudó a cargar a Thomas

- ¿Estás lista para ver la habitación?

- si, muy lista

- vamos - subimos al segundo piso y nos detuvimos en la habitación de un lado de la nuestra - bienvenida a la habitación de los bebés - abrió la puerta y quedé enamorada

- vamos - subimos al segundo piso y nos detuvimos en la habitación de un lado de la nuestra - bienvenida a la habitación de los bebés - abrió la puerta y quedé enamorada

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- está hermosa - dije con una sonrisa

- que bueno que te guste

- me encanta - me giré hacia el y lo besé - eres el mejor padre del mundo

- y tú la mejor madre - me besó

- pongamos a los bebés en la cuna, quiero ver qué tan cómoda es para ellos

Pusimos a cada uno en una cuna y se quedaron durmiendo, no se movieron ni se despertaron, solo movían un poco su boquita

- no cabe duda de que son hermosos

- es porque tú eres su madre, eres hermosa

- y tú un hombre muy guapo - le dí un beso y seguí viendo lo que mi esposo y yo creamos

Un mesa después

- ¿Estás segura?

- estoy totalmente segura

- ¿No hay forma de que cambies de opinión?

- no, no la hay

- ya que - le llamó a uno de sus hombres - Louis, prepara la celda 32

- ¿La 32, señor? - dijo sorprendido

- si, esa - Louis se fue

- gracias, papi, aunque se que no estás de acuerdo

- no, no lo estoy, pero ya que - me acerque a el y lo tomé del cuello

- no te enojes conmigo, papi - le dí un beso - ¿Sigues enojado?

- si

Comencé a besar su cuello mientras que con una mano acariciaba su entrepierna

- vamos, daddy, no te enojes con tu princesa - no dijo nada, se está a resistiendo

mi papi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora