Capítulo 4

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Mingyu miraba su hermano colocarse su ropa, su mirada aburrida seguía a Jungkook por toda la habitación.

- Tienes tanta suerte - suspiró.

- ¿Suerte? - rió Jungkook.

- Serás rey y vas a casarte con el Omega más hermoso del reino - se sentó en la cama Mingyu - Te envidio.

- Hermanito, amaría poder darte mí vida y estar en tus zapatos en este momento - sonrió Jungkook - Lo digo en serio.

- ¿Vas a ir a casar de nuevo?- preguntó cambiando de tema a lo que Jungkook asintió - Hyung, deberías dejar esos juegos, serás el futuro rey, debes prepararte en lugar de jugar .

- Shhh eres igual de anegado que papá, ¿cuándo fue la última vez que te divertiste, Mingyu?

El menor no supo cómo responder a eso y Jungkook rió burlándose de él.

- No eres gracioso - bufó poniéndose de pie - No demores mucho, sabes que mamá odia que hagas estás cosas y no debe alterarse.

- Lo sé, lo prometo - sonrió Jungkook.

Mingyu asintió y luego salió de la habitación de su hermano mayor.

Jungkook sonrió negando con su cabeza sabiendo de antemano que su pequeño hermano estaba enfadado con él. De alguna forma Mingyu en lugar de disfrutar su vida libre de responsabilidades, se lo pasa estudiando o buscando participar en las actividades reales a toda costa.

Con el pasar de los años Jungkook noto el gran interés de su pequeño hermano en el reino, en su gente. Mingyu podía ser considerado un "niño" a ojos de los demás, pero tenía intereses grandes, ideas ingeniosas para ciertos temas referidos a la política o gestión. Amaba visitar el pueblo y velar por los intereses de sus miembros.

Jungkook sentía envidia de él, porque a diferencia de Mingyu, él no quería ser rey pero era su deber. A veces pensaba en lo mucho que le gustaría cederle ese lugar a su hermano.

[...]

- ¡La cacería comienza ahora! - anunció después de sonar las trompetas.

Jungkook suspiro tomando las riendas de Sun de inmediato. Todos comenzaron a dispersarse incluso él en busca de su presa.

Había decidido hacer una caza real donde miembros del pueblo, guardias y nobles participarán. El ganador se llevaría una grata recompensa lo cual funcionó como incentivo.

- Aquí vamos - sonrió de lado.

El sol se filtraba entre las ramas del bosque, iluminando el polvo que se levantaba con cada paso del caballo de Jungkook. La caza real había comenzado hacía horas, y el príncipe, ávido de aventura, se había alejado del grupo principal, persiguiendo a un ciervo que se le había cruzado en el camino.

La espesura del bosque se cerraba a su alrededor, y el sonido de los cazadores se desvaneció en la distancia.

Había dejando a su caballo a unos metros para perseguir al ciervo, apuntó con su flecha pero no logró darle debido a que algo lo distrajo. Jungkook se detuvo, jadeando, y se dio cuenta de que había perdido la orientación. Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar un ruido extraño, como el roce de hojas secas y el tintineo de metal.

De entre los árboles, emergieron tres figuras sombrías, sus rostros ocultos por capuchas. Eran bandidos, sus ojos brillaban con una crueldad que heló la sangre de Jungkook.

- ¿Quién eres tú, mocoso? -gruñó uno de ellos, blandiendo un hacha oxidada.

- No te enseñaron que no debes alejarte demasiado- habló otro de ellos con una sonrisa ladeada.

Smeraldo | • KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora