Namjoon se sentó a orillas del lago, con el rostro cansado y la mirada perdida en el horizonte. Cinco días buscando al príncipe Jungkook sin éxito, cinco días de incertidumbre y frustración. Todos estaban agotados, preguntándose cómo es que el príncipe había desaparecido sin dejar rastro.
Mientras Namjoon se preguntaba dónde podría estar Jungkook, su mirada se posó en Hoseok, uno de sus soldados, quien se encontraba a lo lejos, apilando piedras con una concentración inusual.
— ¿Qué carajos hace ahora? — suspiró Namjoon, bebiendo un poco de agua de su cantimplora mientras observaba a Hoseok.
Hoseok, con el rostro serio y la mirada fija en las piedras, apilaba una por una con cuidado, buscando el equilibrio perfecto para su torre. Mientras lo hacía, murmuraba por lo bajo, con un tono de voz que denotaba una mezcla de desesperación y esperanza.
— No lo odio, es un mocoso rebelde, pero juro que no lo odio. Hasta podría decirse que lo extraño — hizo un mohín con los labios, con un gesto de tristeza que no podía ocultar — Diosa Luna, si lo traes de regreso sano y salvo, jamás volveré a quejarme, juro que nunca lo haré.
Namjoon se acercó a Hoseok, con la curiosidad despertada por el comportamiento inusual de su soldado.
— ¿Qué haces? — preguntó Namjoon, con un tono de voz que no dejaba lugar a dudas.
Hoseok suspiró y colocó la última roca en la cima de su torre, con un gesto de satisfacción.
— Dicen que si logras apilar la mayor cantidad de rocas, puedes pedir un deseo — murmuró Hoseok, con un tono de voz casi inaudible, mientras se arrodillaba frente a su torre — Normalmente desearía oro, riqueza, pero ya ve mi gran corazón… Ahora solo deseo que el príncipe regrese sano y salvo, aunque eso signifique que mi paz llegue a su fin.
Namjoon negó con la cabeza, con una mueca de incredulidad ante las tonterías de su soldado. Sin embargo, también cerró los ojos, con un gesto de resignación, como si estuviera a punto de sucumbir a la misma esperanza que Hoseok.
— No puede pedir un deseo con mi torre — murmuró Hoseok, con su ceño fruncido con un tono de voz que denotaba a un regaño — Esta es mía, general. Haga la suya propia.
Namjoon abrió los ojos y miró a Hoseok con el ceño fruncido, con una expresión de confusión y desaprobación.
— No lo digo yo, lo dicen las leyes celestiales — sonrió Hoseok, con un brillo de picardía en sus ojos.
— No haré esa ridiculez — negó con la cabeza Namjoon, con un gesto de desdén.Fue entonces cuando sus ojos se encontraron con esa característica ave posada en una rama mirando fijamente en su dirección. Namjoon, con la mirada fija en el cuervo, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Era el mismo cuervo que el principe Jungkook había rescatado hace unos días, un cuervo negro con plumas iridiscentes que parecía observarlos con una mirada penetrante.
— Jung — llamó Namjoon a Hoseok, quien seguía absorto en su torre de piedras.
— Si, general — Hoseok se levantó, con una expresión de confusión en su rostro.
— ¿Crees que él esté con vida? — preguntó Namjoon, con un tono de voz que denotaba una mezcla de esperanza y temor.
Hoseok mordió su labio inferior, con un gesto de duda. La imagen del príncipe, desaparecido sin dejar rastro, lo atormentaba. Pero luego, con una determinación que le brillaba en los ojos, asintió con la cabeza.
— Si, me aferró a creer que el príncipe aún está con vida, general — su voz era firme, como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo tanto como a Namjoon.
Namjoon lo observó con una pequeña sonrisa, conmovido por la fe inquebrantable de su soldado.
— Igual yo… — susurró Namjoon, con un tono de voz que apenas se oía.
— General, ¿sabe que es lo que esa mujer quiso decir con respecto al príncipe? — preguntó Hoseok, con una curiosidad que no podía ocultar.
Namjoon suspiró, con un gesto de resignación. La mujer, una anciana que vivía en las afueras del bosque, les había contado una leyenda sobre un lugar encantado, un lugar donde la vida y la muerte se encontraban frente a frente.
— Algo así. Hay una vieja historia en este bosque — explicó Namjoon, con un tono de voz que denotaba un dejo de incredulidad — Se dice que en lo profundo, casi al límite, hay un lugar encantado donde solo las almas en pena vagan, un lugar donde la vida y la muerte se encuentran frente a frente.
— ¡Oh!, he oído de eso. Dicen que solo las almas más puras pueden encontrar ese lugar — dijo Hoseok, con un tono de voz que denotaba una mezcla de fascinación y esperanza — Pero…¿Por qué yo no puedo encontrarlo?, soy el más puro de todos — murmuró con una pequeña mueca.
Namjoon lo miró con incredulidad, con una mueca de diversión.
![](https://img.wattpad.com/cover/379284678-288-k937713.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Smeraldo | • KookMin
Fanfiction"Un príncipe rebelde, Jungkook, se pierde en el bosque después de una emboscada y encuentra refugio en una torre misteriosa, donde conoce a Jimin, un enigmático Omega con secretos que despiertan su curiosidad y su corazón..." ...