Capitulo 10-Revali, el orgulloso arquero

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Las acciones tienen consecuencias; los deseos responsabilidades y las promesas del mismo modo, por honor deben cumplirse

Es bajo esta línea de pensamiento que el rey Roahm se veía obligado a actuar, no se podía librar tan fácilmente de Zelda y sus constantes recordatorios de la recompensa que le tenían que brindar

Por lo que, con gran pesar el padre cedió ante las insistencias de su hija, solamente que con una condición

-Podrás ir a visitar e investigar las bestias divinas, sin embargo debo asegurarme de tu bienestar, por ende tu escolta te acompañará a cualquier lado sin importar donde sea, eso incluye dentro y fuera del castillo, entendido jovencita?- Fue firme y conciso, como cabe esperar de un monarca

–Si, padre–Ella no hizo más que apretar los puños y bajar la cabeza, si era una orden de su progenitor no veía el sentido en discutir

-Retírate a tus aposentos, Mañana podrás partir junto a Link

[...]

Primer día de trabajo, para unos agobiante, y para otros simplemente un día más, pero para este chico de ojos azules era un día algo más significativo

Conocía de sobra el carácter de la princesa, algo desalentador a decir verdad, sin embargo no iba a menguar en su determinación de subir de rango, aún no olvidaba la principal razón por la cual estaba actuando para la realeza

Entonces la primera excursión fue organizada, a la mañana siguiente partirían a Tabanta y de ahí al lago ornitón para visitar la aldea orni

Si bien el campeón de esa raza no le caía bien del todo, era su deber seguir a la princesa. Su situación con ella era curiosa por decir poco, a veces sentía que esa ira proveniente de la joven no era más que el resultado de su frustración, comprendía más que nadie esa situación, sentir que no eres suficiente solo por el cargo que desempeñas.

En ese sentido eran muy similares. Compartían un temor al futuro y al inminente cataclismo, pero Zelda era más cerrada ante la idea de recibir ayuda externa. Era muy lista, pero carecía del valor para abrirse con otros

De todas formas poco o nada podía hacer sin antes ganarse su confianza, así que lo mejor por el momento era guardar apariencias y distancia, siempre con discreción

Despertó temprano por la mañana, era un hábito que se ganó a pulso el último medio año, rondaban las cinco de la madrugada y el ya estaba preparando alguna cosa para sus prácticas

A pesar de que le costó mucho acostumbrarse a no levantarse a medio día, reconocía que esto también era un cambio para bien, la vida es muy corta como para dormir hasta tan tarde

Como primer acto decidió tomar un tentempié para saciar su hambre matutina, el elegido para esa tarea fue una porción de tarta de frutas que una amable cocinera le regaló

Después de terminar su desayuno improvisado, se dirigió a un establo del ala este del castillo, por sí mismo ese lugar ocupaba el doble de espacio que su casa en hatelia, por lo que de buenas a primeras se llevó una impresión bastante grata

-Buenos días Epona-Siempre estaría feliz de saludar a su yegua, era más que un animal. Era su compañera de aventuras

-Buenos días a ti también, tormenta-El corcel blanco de la princesa también era muy preciado para el, tenia un carácter tan fuerte que solo era equiparable al de su jinete

Mi luz de luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora