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❝Astra's pov❞
¿Y ahora qué poronga hago si mi mejor amiga faltó? Déjenme les cuento: pasa, resulta y acontece que justo ayer fuimos de joda con Liz y en la casa tenían piscina, por lo cual la grandísima hija de remil puta dijo "juguemos verdad o reto, y el que no cumpla, shot y a la piscina". ¿Y qué pasó? La piba no quería cumplir los retos y terminó tirándose a la piscina 30 veces, encima borracha. Me la tuve que llevar a su casa y hoy, cuando estaba esperando que llegara, me dijo que no iba a venir porque se resfrió. Igual, pobrecita, después le llevo algo.
—¿Y ahora con quién me siento? —Varias opciones aparecieron en mi cabeza, como Lucas, Mar, Ashley, pero todos tenían sus pros y contras.
Si me sentaba con Lucas, este pibe se iba a poner a comer toda la clase y probablemente comería mi comida también. Si me sentaba con Mar, me iba a querer maquillar ahí en medio de la clase. Si me siento con Ashley, me iba a hablar mal de medio mundo, y no da.
—¿Qué onda, Assss? —Llegó Ro de la nada.
—Hola, Ro.
—¿Y Liz? ¿No siempre está con vos? —Reí un poco y negué con la cabeza.
—Hoy no viene porque ayer se enfermó —le conté mientras sacaba mi teléfono para enseñarle el mensaje.
—Uh, mal ahí. Entonces, ¿no tenés con quién sentarte? —Negué. —Vení, sentate con nosotros.
—Uh, ¿pero no le molesta a Ivo? —pregunté nerviosa. La semana pasada había sido muy apegada a él y lo había estado abrazando mucho, por lo cual, cuando ya acabó mi periodo, caí en cuenta y me pasé la semana evitándolo.
—Nah, a Ivancito le caes re bien, vamo' —me agarró la mano y me arrastró hasta sus asientos.
—Ro, en serio, no es necesario —dije nerviosa al ver cómo Iván me estaba mirando fijamente.
—Dale, boluda, no renegues tanto —cuando llegamos, me hizo sentarme en medio de él e Iván. ¿Yo? Yo me quiero matar.
—Hola, As —me saludó Iván mientras apoyaba su cabeza en la palma de su mano y me miraba. No doy más, odio que sea tan lindo.
—Hola, Iván —frunció el ceño y bufó.
—No me digas Iván, As, para vos soy Ivo —reí un poco. A lo mejor ya se acostumbró a ese apodo.
—Opa, alguien amaneció con ganas de chamuyar —dijo Ro, que miraba divertido toda la situación.
—Cerrá el orto —le dijo Iván de vuelta, y yo estaba re tentada.
—Saludame de nuevo, dale —habló de nuevo Iván, volviendo a mirarme fijamente. Yo desvié la mirada hacia Ro y este se mordía el labio aguantándose la risa. Yo le pegué una patada debajo de la mesa.
