puro 🔥 II

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Sin pensar, con el corazón acelerado, se dispuso a ir a casa de manuel. Era un riesgo, pero su deseo por él era más fuerte que cualquier duda. Silenciosamente, se vistió con una camiseta larga que caía por encima de sus muslos y se dirigió a su casa.
Cuando llegó, la puerta estaba entreabierta, como si lo estuviera esperando. Entró sin hacer ruido, sintiendo cómo la adrenalina le recorría el cuerpo. Subió las escaleras con cautela, sintiendo el latido de su corazón en cada paso. Al llegar a la puerta del cuarto de Manuel, respiró hondo y entró.
Allí estaba él, durmiendo plácidamente. La luz de la luna iluminaba su rostro, y su cuerpo se veía irresistible bajo las sábanas. Lucero sintió un ardor en su interior al verlo tan sexy y vulnerable. Cerró la puerta detrás de ella, el sonido apenas audible, y decidió que esta era su oportunidad.

Con manos temblorosas, se desnudó lentamente, sintiendo la brisa fresca acariciar su piel. Una vez que estuvo completamente desnuda, se metió en la cama junto a él. La suavidad de las sábanas le hizo sentir que estaba en casa.
Manuel, al sentir un peso en la cama, despertó de golpe, tomando los brazos de Lucero con rapidez. Cuando cobró lucidez, sus ojos se encontraron con los de su exmujer. La sorpresa llenó su rostro, pero en lugar de disgustarse, una chispa de deseo brilló en su mirada.

M: Lucero… (susurró, su voz rasposa por el sueño) Qué estás haciendo aquí?

L:Te extraño, no puedo más (respondió ella, sintiendo que las palabras fluían sin pensar. La sinceridad en su tono la sorprendió a sí misma, pero lo decía con el corazón)

M: Estás desnuda? (preguntó Manuel, arqueando una ceja mientras una sonrisa juguetona se dibujaba en su rostro.)

L: Tal vez… (contestó ella, sintiendo cómo la tensión entre ellos se intensificaba)

Manuel se sentó en la cama, todavía aturdido, pero claramente intrigado.

M: Y si alguien nos ve? ( bromeó, aunque su cuerpo decía otra cosa)

L: Te importa? (Lucero se acercó un poco más, sintiendo su calor) Solo quiero estar contigo. Solo por esta noche, quiero que me hagas tuya.

Esa invitación era irresistible. Manuel dejó de lado su confusión y se inclinó hacia ella, sus labios a centímetros de distancia.

M: Siempre has sabido cómo hacerme perder la cabeza (murmuró, antes de sellar la distancia con un beso lleno de pasión y anhelo)

Los besos se hicieron más intensos. Lucero se sintió viva, y por primera vez en mucho tiempo, todo parecía posible de nuevo.
Manuel, impulsado por el deseo acumulado y la cercanía de Lucero, la tomó en sus brazos con una pasión brutal. La atrajo hacia él, sus cuerpos se unieron con una urgencia que había estado latente durante demasiado tiempo. Los besos se volvieron voraces, como si cada uno de ellos tratara de recuperar todos los momentos perdidos, cada suspiro y cada caricia que habían compartido en su pasado.
Lucero sintió cómo su cuerpo respondía a cada movimiento de Manuel, a cada roce de sus manos firmes que la exploraban con ansias. Estalló en pedazos, sintiendo la mezcla de placer y amor que la envolvía.

L: ah-hh, Manuel... (murmuró entre besos, sintiéndose orgullosa de saber que, a pesar de que él tenía a alguien más, en este instante, era solo de ella)

M: Eres mía, Lucero ( afirmó él, su voz grave resonando en la habitación) Siempre has sido mía.

La intensidad de sus palabras la hizo estremecer. Su corazón latía desbocado, pero en lugar de miedo, había una profunda satisfacción. Sabía que, a pesar de las complicaciones, había una conexión entre ellos que nada podía romper. Manuel era su ancla, y en sus brazos, todo lo demás desaparecía.
Se entregó por completo a la noche, permitiendo que la pasión la consumiera. Manuel la acariciaba con fervor, como si cada caricia fuera una declaración de amor. Sus labios recorrían su piel, dejando un rastro de fuego que la hacía arder por dentro. Lucero se sentía viva, deseada, y esa sensación la llenaba de un orgullo indescriptible.

M: Nunca debería haberte dejado ir (confesó Manuel entre besos, sus ojos profundos reflejando una mezcla de arrepentimiento y deseo)

L: Y yo nunca debí permitir que lo hicieras (respondió Lucero, sin poder evitar sonreírle) Pero ahora estamos aquí, y no voy a dejar que esto termine.

El deseo se intensificó entre ellos, llevando su conexión a un nivel que parecía trascender el tiempo y el espacio. Manuel la tomó con una fuerza que la hizo sentir como si estuviera volando, mientras sus cuerpos se movían al unísono, uniendo sus almas de una manera que solo ellos conocían.
Las sábanas se arrugaron a su alrededor, y el mundo exterior se desvaneció. En esa habitación, solo existían ellos dos, atrapados en un momento que anhelaban desde hacía tiempo. La pasión desbordaba de sus corazones, y el eco de sus risas y sus suspiros llenaba el aire, creando una melodía íntima que solo ellos podían escuchar.

Cada beso, cada roce, cada susurro se sentía como una promesa. Lucero se dio cuenta de que no solo deseaba a Manuel físicamente; lo quería en todos los aspectos de su vida. Y aunque la realidad podría ser complicada, esa noche, ella estaba dispuesta a luchar por lo que sentía.

M: No importa lo que pase, siempre serás mi prioridad (le aseguró Manuel, sus manos sujetando su rostro con ternura) Quiero que lo sepas.

L:  yo siempre estaré aquí, Manuel. Siempre ( respondió Lucero, sintiendo que su corazón se llenaba de esperanza)

Mientras la noche avanzaba, se entregaron el uno al otro, dejando que el amor y la pasión fluyeran sin restricciones. En ese momento, todo parecía posible. La inseguridad y los celos se desvanecieron, reemplazados por la certeza de que su conexión era más fuerte que cualquier obstáculo que pudieran enfrentar.

Y aunque sabía que la vida podía complicarse de nuevo, Lucero se sintió lista para enfrentar cualquier desafío. Porque esta noche, Manuel era solo de ella, y eso era todo lo que importaba.












Una atrevida la lucerit JAHDHA, que les pareció?? Comenten. Xoxo

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