las vegas

491 48 10
                                    

En medio del vibrante escenario de Las Vegas, Lucero y Manuel brindaban lo que sería una de las noches más inolvidables para sus fans. El show transcurría con risas, miradas cómplices, y ese coqueteo que el público adoraba. La química entre ambos era innegable, como siempre lo había sido. Canción tras canción, los aplausos resonaban en el lugar alimentando la energía que ambos desprendían.

Todo iba según lo planeado, hasta que Lucero, entre un cambio de vestuario, apareció con algo totalmente inesperado: un body ajustado cubierto por una tela transparente que dejaba a la vista sus piernas y parte de su trasero. Era un look atrevido, y la sorpresa en los ojos de Manuel era evidente. Mientras el público enloquecía, Mijares quedó petrificado por unos segundos. No podía creer lo que estaba viendo.

Los celos comenzaron a recorrerle el cuerpo. Aunque Lucero lucía espectacular, parte de él no podía soportar que otros la vieran de esa manera, tan expuesta. Cada paso que ella daba sobre el escenario, cada movimiento de su cuerpo, lo hacía querer cubrirla, protegerla de las miradas ajenas. Sin embargo, algo más primitivo en él también deseaba arrancarle ese vestuario con sus propias manos, pero no en frente de miles de personas.

Uno de los fans de las primeras filas le había entregado una bandera a Manuel, él sin pensarlo dos veces, aprovechó la oportunidad. Mientras bailaban, se acercó a Lucero por detrás y, en un gesto inesperado, la envolvió sutilmente con la bandera, cubriendo parte de su cuerpo. Lucero sintió el contacto de la tela, y aunque se sorprendió por el gesto, no dejó que el público notara nada. Sólo sonrió. Sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo en la mente de Mijares. Los celos estaban floreciendo en él, pero no podía evitar encontrar ese lado protector y posesivo algo enternecedor.

El show terminó con una ovación estruendosa. Ambos agradecieron al público, pero mientras se retiraban tras bambalinas, la tensión entre ellos era palpable.
Apenas se cerró la puerta de el cuarto, el silencio fue roto por la respiración agitada de Manuel.

M: Qué fue todo eso? (Preguntó, casi sin poder contenerse)

Lucero se giró hacia él con una sonrisa juguetona, esa que siempre lo desarmaba

L: De qué hablas? Solo era parte del show.

M: Sabes muy bien de qué hablo, Lucero (replicó Manuel, acercándose lentamente) Ese vestuario… y la forma en que te miraban.

Ella lo miró directamente a los ojos, desafiándolo suavemente

L: Y qué, te pone celoso?

Manuel no respondió de inmediato. En lugar de eso, tomó su mano y la atrajo hacia sí, como lo había hecho tantas veces antes. Pero esta vez había una intensidad diferente, una mezcla de deseo y necesidad.

M: No tienes idea (susurró, mientras la envolvía con sus brazos) Pero no tienes que preocuparte por eso ahora… porque sé muy bien lo que viene después.

Lucero se rió suavemente, dejando que la tensión se disolviera. Habían compartido demasiadas historias, demasiados momentos a lo largo de los años. Y esta noche, lejos de ser diferente, sería una más en su historia, donde los sentimientos más profundos se entrelazaban con la pasión de cada espectáculo que daban juntos.

Mientras las luces de Las Vegas brillaban afuera, adentro de la habitación solo había espacio para ellos dos, y lo que estaba por suceder era algo que solo ellos conocían.
La tensión en el aire se sentía densa, cargada de emociones que iban más allá de las palabras. Lucero, aún envuelta en ese cuerpo ajustado que tan audazmente había llevado en el escenario, observaba a Manuel, quien ahora estaba más cerca, invadiendo su espacio personal, con sus manos aferradas a su cintura. Su mirada ardía de una mezcla de deseo y algo más profundo, algo que ambos habían contenido por demasiado tiempo.

LyM |shortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora