Capítulo 13

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JENNIE

Me desperté envuelta en el calor de Lisa, su respiración tranquila resonando en la habitación. El eco de mis palabras de anoche seguía sonando en mi mente: "Te amo, Lisa." No sabía si ella lo había escuchado, y eso me aterraba. ¿Qué pasa si fue demasiado pronto?

Mientras la observaba dormir, mis pensamientos comenzaron a revolverse. Había algo en ella que me atraía de una manera que nunca antes había experimentado. Su frialdad me intimidaba, pero al mismo tiempo me hacía querer romper todas sus barreras. Nunca había estado tan vulnerable ante alguien... y menos ante una persona que había llegado a mi vida de forma tan inesperada.

Sin embargo, ahora que habíamos cruzado esa línea, ¿qué significaba esto para nosotras?

Me estiré suavemente, aún sintiendo el peso de la noche anterior sobre mí, y observé a Lisa. Dormía con una calma que pocas veces había visto en ella. Mi corazón dio un vuelco. Quería que este momento durara, pero también necesitaba hablar con ella, confirmar que lo de anoche no había sido solo un sueño.

—Lisa... —susurré suavemente, acariciando su brazo para despertarla.

Lisa abrió los ojos lentamente, enfocándose en mí. Su mirada, siempre tan firme, tenía ahora una suavidad que me hacía sentir segura.

—Buenos días —murmuró con una voz algo ronca, esbozando una pequeña sonrisa.

No pude evitar sonreír también. El simple hecho de que ella estuviera ahí, a mi lado, me hacía sentir increíblemente feliz.

—¿Estás bien? —le pregunté, mordiéndome el labio ligeramente, aún un poco nerviosa por la conversación que podría seguir.

Lisa asintió, alzando una mano para acariciar mi rostro.

—Lo estoy. ¿Y tú? —me preguntó, su mirada atenta, como si estuviera buscando algo en mis ojos.

Asentí con la cabeza y la besé suavemente en la mejilla.

—Solo... solo quería asegurarme de que todo esté bien entre nosotras, después de anoche —confesé en voz baja, el rubor subiendo a mis mejillas.

Lisa me miró por un largo segundo, luego entrelazó su mano con la mía.

—Todo está bien, Jennie. Estoy aquí. Y no voy a ninguna parte.

Lisa se movió un poco más cerca, dejando que nuestras manos permanecieran entrelazadas. Podía sentir el calor que emanaba de su piel, y el simple contacto me daba una sensación de seguridad que no había experimentado antes.

—Nunca pensé que alguien pudiera hacerme sentir tan... vulnerable y segura al mismo tiempo —confesé, jugando con los dedos de Lisa mientras mantenía mi mirada fija en ella.

—Jennie, tú... —Lisa se detuvo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas, algo raro en ella—. Tú me has hecho sentir algo que creí que nunca sentiría. Como si todo este tiempo hubiera estado sola, pero contigo... es diferente.

Mi corazón latía con fuerza. Sabía que no era fácil para Lisa abrirse así, y cada palabra suya era un tesoro.

—Yo también siento lo mismo —susurré, inclinándome un poco más hacia ella, hasta que nuestros rostros estuvieron a escasos centímetros—. Anoche, cuando te dije que te amaba, lo sentí tan real... y no quiero que eso cambie. Quiero que sigas estando aquí, a mi lado.

Lisa cerró los ojos por un momento, tomando una respiración profunda. Cuando los abrió, su mirada estaba llena de una ternura que me derritió.

—Te prometo que estaré aquí, Jennie —murmuró—. No voy a dejar que nada ni nadie se interponga entre nosotras.

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