capítulo 9

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JENNIE

Una vez que Lisa salió de mi oficina, el silencio que quedó detrás fue abrumador. Me quedé mirando la puerta cerrada, como si en cualquier momento ella fuera a volver. Sentí una mezcla de frustración y desconcierto que no podía apartar. ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo, alguien como ella hubiera logrado sacudir mi mundo de esta forma?

Suspiré, apoyando la frente sobre mis manos. No podía entender cómo, en apenas unos días, había desarrollado esta atracción tan fuerte hacia Lisa. Al principio, todo había sido pura competencia, una rivalidad basada en poder y orgullo. Pero ahora... ahora todo era confuso. Había algo más. Algo que me hacía sentir débil, fuera de control. Y odiaba no poder controlar lo que sentía.

"¿Por qué ella?", me pregunté una y otra vez. Había trabajado con personas influyentes, poderosas, atractivas antes, pero nunca había sentido algo así. Tal vez era su frialdad, su inquebrantable compostura que me hacía querer derribar esas paredes, o quizá era su forma de no ceder nunca el control, ni siquiera a mí.

Me levanté de la silla, comenzando a pasear por la oficina. Reflexionaba sobre cómo, en cuestión de días, esa tensión entre nosotras había pasado de ser un mero juego de poder a algo más profundo. La atracción física era innegable, pero también había algo en su misterio que me intrigaba, algo que me hacía querer conocerla más allá de la mujer ejecutiva implacable que mostraba al mundo.

"Es solo un impulso pasajero", me dije a mí misma, intentando racionalizarlo, pero en el fondo sabía que no era tan simple.

Hice una pausa en mis pensamientos, tratando de despejar mi mente de la maraña de emociones que se enredaban cada vez más. Miré el reloj y noté que ya era tarde, lo suficiente como para dejar de pensar en todo aquello y tratar de descansar. Sabía que el día siguiente sería crucial, tanto para el trabajo como para enfrentar lo que fuera que estaba sucediendo entre Lisa y yo.

El resto de la noche pasó en un estado de insomnio ligero, mis pensamientos flotaban entre los proyectos pendientes y lo que había ocurrido con Lisa. Finalmente, el cansancio me venció y caí en un sueño intranquilo, lleno de imágenes difusas que me dejaban aún más confundida.

Cuando la luz del sol filtró por las ventanas, supe que había llegado el día siguiente.

Me desperté temprano, aún sintiendo la tensión del día anterior. Miré el reloj y me di cuenta de que tenía 12 horas libres antes de tener que prepararme para un evento importante esa noche. Sabía que debía aprovechar el tiempo para adelantar algo de trabajo y aclarar mis pensamientos, pero la idea de Lisa seguía rondando en mi mente.

Intenté mantenerme enfocada mientras repasaba los detalles de la reunión y organizaba algunos documentos, pero cada vez que mis pensamientos volvían a ella, sentía una extraña mezcla de nerviosismo y curiosidad. No podía negar lo que estaba sucediendo, pero tampoco sabía cómo manejarlo.

El evento de esa noche sería crucial para la imagen de mi compañía, y debía asistir con la mejor actitud. Lo que no sabía era que Lisa también estaría allí, y esa simple posibilidad me hizo detenerme por un momento, sintiendo una inquietud creciente que no podía controlar.

Durante esas horas libres, intenté distraerme con diversas tareas. Primero, revisé algunos correos pendientes y respondí a las solicitudes urgentes de mis clientes. Luego, me dediqué a repasar las proyecciones de la campaña de marketing para nuestra próxima línea de ropa, tratando de adelantar trabajo antes del evento de la noche.

Después de unas horas de concentración, decidí hacer algo más relajante. Me fui al gimnasio privado que tenía en mi mansión para liberar un poco de la tensión acumulada. El ejercicio ayudaba, pero mi mente seguía volviendo a Lisa. Sus gestos, su voz, la intensidad en sus ojos... todo me perturbaba de una manera que no lograba comprender del todo.

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