Capitulo Nueve

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La suave risa de Ohm hizo estremecer a Fluke por dentro. El estómago se le llenó de mariposas y una sensación cálida afloró en su pecho. ¿Por qué respondía así su cuerpo a él? ¿Por qué se sentía tan atraido por él? Cruzó vacilante la puerta del cuarto de baño y trató de centrarse.

–¿Cómo de serio es ese retroceso en el estado de Bronson? –le preguntó. Como Ohm no respondía, avanzó un paso más dentro del húmedo y caluroso cuarto de baño–. ¿Está bien mi hermano? –insistió.

–Está recibiendo los mejores cuidados –contestó él finalmente–, pero parece que no está respondiendo tan bien como esperaba el equipo médico –se quedó callado un momento antes de preguntar–: ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?

Fluke tuvo que pensarlo.

–Hace bastante; tal vez un par de años. Yo estaba embarazado, y luego di a luz así que no podía viajar, y Bronson siempre está muy ocupado. Se ha pasado los últimos tres años trabajando sin descanso para devolver el dinero a los clientes de nuestro padre, una tarea ingrata. Sé que tienen derecho a estar furiosos, pero no fue Bronson quien les robó, ni tenía vínculo alguno con la compañía de mi padre, y o no valoran o no les importa los sacrificios que está haciendo para pagarles.

No hubo ninguna respuesta; solo el ruido del agua. Como no estaba seguro de si Ohm lo había oído, se aclaró la garganta y dijo elevando la voz:
–¿Por qué me has preguntado cuándo fue la última vez que lo vi? ¿Hay algo que debería saber, algo que no me has dicho?

Se hizo un largo silencio de nuevo hasta que Ohm por fin respondió.

–Está casi en la miseria... a un paso de vivir en la calle.

–No puede ser...

–Y además ha estado enfermo; su estado de salud no es bueno.

–No tenía ni idea. Pobre Bronson... –murmuró Fluke–. ¿Quién está con él?, ¿mi madre? – inquirió–. ¿Tiene la policía alguna sospecha sobre quién puede haberlo atacado?

–No, tu madre tampoco ha estado bien de salud últimamente y aún está débil para viajar.

–Entonces... ¿está solo en el hospital?

–Me temo que sí. Respecto a tu otra pregunta... hay buenas noticias: la policía londinense ha arrestado a un sospechoso para interrogarlo. Parece que el ataque a tu hermano fue un incidente aislado. Victoria debería poder volver pronto a casa.

–Sí que son buenas noticias. Entonces, Jax y yo también deberíamos poder volver pronto a casa, ¿no?

–Eres libre de ir a donde quieras.

–¿En serio? –exclamó Fluke, sorprendido–. Entonces... ¿puedo ir a mi habitación y hacer el equipaje?

–Pues claro.

–¿No te preocupa que me marche?

–No, porque sé que volverás a menudo a ver a Jax.

–No pienso dejar a Jax aquí.

–Fluke, soy su padre. Un niño necesita a su padre.

–Y yo también lo soy, Ohm. Es conmigo con quien tiene que estar.

–Ahora este es su hogar. Y el tuyo también –le espetó Ohm–. Por eso vamos a casarnos. Los dos queremos que Jax tenga estabilidad –se quedó callado un momento antes de añadir–. ¿Quieres venir a echarme una mano?

–¿Una mano con qué? –inquirió con suspicacia.

–Bueno, podrías frotarme la espalda... o alguna otra cosa.

Riesgo y pasión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora