Contenido: ¡virgen! sunoo, ¡virgen! lector, pérdida de virginidad, sexo protegido, toqueteo, juego con los pezones, besos, caricias, pelusa, ambos son muy risueños y torpes, sin juego de poder.
Sipnosis: Primera vez con sunoo.
Contador de palabras: 1674
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tú y tu novio estaban sentados en la cama uno frente al otro, con las rodillas hundidas en el colchón mientras tu peso descansaba sobre tus pantorrillas. Ambos tenían las mejillas sonrojadas, la piel hormigueaba por los nervios y la anticipación. Tú y tu novio no eran ajenos al contacto físico, pero cuando se trataba de intimidad de este tipo, ambos eran bastante inexpertos.
El tema nunca había surgido antes. Ambos son demasiado tímidos para hablar de ello, y nunca ha sido un gran problema para ninguno de los dos. Pero aquí y ahora, mientras están sentados uno frente al otro, con el corazón palpitando, la electricidad viaja entre ustedes. Llevas tus ojos a los de tu novio, y bajas la mano hasta el dobladillo de tu camisa, sacándola por tu cabeza y luego tirándola al suelo. Risas escapan de tus labios cuando los ojos de tu novio viajan a tu pecho expuesto antes de volver a mirarte a la cara. Él se congela, repentinamente inseguro de qué hacer. "¡Tu turno, tonta!" Le sonríes, alentándolo a quitarse su propia prenda.
Él baja la cabeza y ríe levemente mientras se quita la camisa de encima, exponiendo su piel suave y delicada y sus músculos ligeramente definidos. Su camisa se une a la tuya en el suelo y te tomas un momento para observar al hombre frente a ti. "Eres tan hermoso, Sunoo", dices con adoración en tu voz. Sunoo se cubre la cara con las manos y ríe entre sus palmas. Te acercas y le quitas las manos de la cara, acercándote más a él mientras colocas sus manos en tu cintura. Las tuyas sostienen su rostro y acercan sus labios a los tuyos para un breve beso. Cuando te alejas, Sunoo no puede evitar admirar tu apariencia, con una sonrisa en sus labios. "¿Cómo tuve tanta suerte?", dice con los ojos brillando de amor.
Él toma tu mano, guiándolos a ambos para que se levanten de la cama. Se estira para desabrochar sus pantalones, dejándolos caer hasta sus tobillos, antes de salir de ellos, casi cayéndose en el proceso, lo que hace que ambos se rían. Tus manos vuelan para estabilizarlo antes de ir a deshacerte de tus propios pantalones. Están parados uno frente al otro en nada más que su ropa interior, absorbiendo las entidades del otro, y la tensión comienza a acumularse entre ustedes. Sunoo escanea tus ojos mientras acaricia suavemente tu brazo, levantando sus dedos para jugar con el tirante de tu sujetador. "¿Puedo quitarme esto?", pregunta, y tú asientes. Él se estira detrás de ti, desabrochando el sujetador con ambas manos, y lo dejas deslizarse por tus brazos hasta el suelo, con el pecho desnudo ahora expuesto. La piel de gallina cubre tu piel mientras te exhibes frente a tu novio, la timidez sube por tu cuello.
Sunoo te sonríe. “Qué hermoso”, dice, su voz gotea miel. No puedes evitar que una oleada de excitación se forme entre tus piernas ante el comentario. Estableces contacto visual con él mientras alcanzas el dobladillo de tus bragas, y él hace lo mismo con sus propios boxers, un acuerdo mutuo entre ustedes dos mientras ambos deslizan su ropa interior por sus piernas. Su pene se libera, golpeando su estómago. Intentas no dejar que tus ojos se salgan de tu cabeza mientras miras boquiabierta el hermoso apéndice frente a ti. Quiero decir, es hermoso; su punta es rosada con líquido preseminal acumulándose sobre ella, y se te hace agua la boca al verlo. La voz de Sunoo de repente te saca de tus pensamientos. “T/nnnnn deja de mirarme”, se queja, la vergüenza escrita en todas sus facciones.
