Sinopsis: Sin que él lo sepa, te sientes necesitada ante el regreso de tu novio. Sunghoon te promete su atención, sin embargo, cuando no puede cumplir dicha promesa de manera "oportuna", tomas el asunto en tus propias manos.
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Golpeaste suavemente el suelo con los talones de tus pies. "Hoon..." murmuraste suavemente mientras mirabas a tu novio. Era vergonzoso, "necesitada" ni siquiera era la palabra para describir cómo te sentías... más bien desesperada.
Estabas desesperada por la atención de tu novio.
Sunghoon había regresado a casa hacía solo un par de días, pero ya estaba trabajando nuevamente. Esta vez, se sentó en la esquina de su dormitorio, con las mangas arremangadas, tomando notas mientras se sentaba, hundiéndose ociosamente en su cama.
Recientemente, su agenda había estado repleta con tantas sesiones fotográficas y promociones; la tuya, en cambio, permaneció vacía: fuiste a clase, escuchaste demasiadas conferencias antes de ir a trabajar y volver a casa a tu gran cama vacía, deseando poder llamar a tu preciado novio para que viniera y te acurrucara en el edredón.
Pero eso no es todo. Habías querido llamarlo tantas veces.
Más del 60% de esas veces con tus dedos empujados dentro del calor de tu coño agitado mientras te follabas pensando en él.
"Sunghoon." Esta vez hablaste un poco más alto, el suave balanceo de tus pies se detuvo mientras te levantabas bailando un vals hacia su figura todavía ocupada. "Bebé, ¿me estás escuchando siquiera?. "
Se detuvo. Sunghoon inclinó lentamente la cabeza hacia arriba, mirándote. “¿Qué quieres decir, cariño?” Una confusión genuina pintó sus rasgos mientras dejabas escapar un suspiro de derrota. “N-no es nada. Perdón por interrumpir. Sigue”. La preocupación lo invadió al notar tu tono solemne. “¿Estás segura, linda niña?” Asintiendo, esbozaste una sonrisa tímida, saliendo completamente de la habitación y entrando en su sala de estar.
Parecía que habían pasado horas de estar sentado solo, con los pies todavía meciéndose suavemente.
Te preguntabas cuántas páginas había escrito ahora, cuántas melodías había escuchado o cuánto tiempo había estado sentado allí moviendo suavemente la rodilla mientras sus ojos iban de la pantalla al papel.
Desesperada… te recordaste a ti misma. Por mal que te sintieras, cuando él te invitó esperabas más: más que un par de abrazos y besos suaves.
¿Realmente te dolería… si metieras silenciosamente tus dedos debajo de la cintura de tus pantalones cortos y te tocaras apenas un poquito? No es que él vaya a hacer eso por ti en un futuro cercano.
Sólo lo suficiente para salir hasta que Sunghoon quede libre… no es como si terminara pronto. ¿Verdad?
