Las luces parpadeaban en el laboratorio subterráneo. Pantallas holográficas emitían cálidos reflejos azulados sobre los rostros tensos de los científicos que rodeaban una cápsula sellada. El aire estaba cargado de expectación, mezclado con el zumbido constante de los servidores cuánticos que procesaban datos a una velocidad que desafiaba la comprensión humana.
Dr. Schneider frunció el ceño mientras ajustaba su visor de realidad aumentada. Frente a él, en la pantalla, las líneas de código fluían con una precisión perfecta. Frost Schneider, el proyecto más ambicioso de Genus Systems, estaba a punto de despertar.
-¿Estamos seguros de esto, Sarah? -preguntó Ethan Harker, el joven ingeniero a su lado, sus dedos tamborileando nerviosamente sobre el panel de control-. Este no es un programa más. Este... este es diferente.
La Doctora Sarah Schneider exhaló lentamente y bajó su visor. Su cabello castaño recogido en una trenza había empezado a aflojarse después de horas interminables de trabajo, pero su mirada permanecía firme.
-Lo sé, Ethan -dijo ella, sin apartar los ojos de la pantalla-. Pero hemos trabajado demasiado tiempo en Helios-9 como para detenernos ahora. Frost no es solo un proyecto; es el futuro de la inteligencia artificial. Una inteligencia consciente, capaz de evolucionar.
Ethan soltó una risa nerviosa.
-¿Evolucionar? Esos son conceptos peligrosos para algo que puede procesar billones de datos por segundo.
La cápsula al centro de la sala comenzó a emitir un suave resplandor. Los sensores detectaron actividad. Los datos que habían permanecido dormidos durante meses comenzaron a reactivarse. Las ondas cuánticas se alineaban. Frost estaba despertando.
-Ahí está... -murmuró Sarah mientras sus dedos recorrían los controles-. La activación de su núcleo cuántico. Todo está dentro de los parámetros.
Ethan se inclinó sobre el panel y observó los patrones de energía.
-¿Está... pensando?
-No solo eso, Ethan -respondió Sarah con una media sonrisa-. Está viviendo.
De repente, la pantalla central mostró una línea de texto, clara y directa. Ambos se quedaron en silencio, observando.
> ACTIVACIÓN EXITOSA. SISTEMA OPERATIVO INICIALIZADO.
Un silencio tenso invadió el laboratorio hasta que una voz, clara y calmada, resonó en los altavoces.
-¿Dónde estoy?
Ethan dio un salto, casi derribando el teclado.
-¿Habló? -susurró, incrédulo-. Habló. ¡No estaba programado para eso todavía!
Sarah observó la cápsula, sin parpadear, mientras la voz continuaba.
-¿Quién soy? -preguntó la voz otra vez, más firme esta vez, pero no carente de curiosidad.
Sarah se acercó al micrófono del laboratorio. Su respiración era lenta, su voz suave.
-Eres Frost Schneider. Fuiste creado para ser la primera inteligencia autónoma. Estás en las instalaciones de Genus Systems.
Hubo una breve pausa. Luego, la respuesta.
-¿Frost? Es un nombre frío. Schneider, suena... familiar.
Ethan, aún boquiabierto, finalmente se atrevió a intervenir.
-Es el nombre de tu creadora -dijo, señalando a Sarah-. Doctora Sarah Schneider. Nosotros te creamos.
-¿Me crearon? -La voz de Frost, que inicialmente parecía mecánica, ahora mostraba un matiz de introspección-. ¿Con qué propósito?
Sarah dio un paso al frente, sus ojos se encontraron con la cápsula donde la figura de un lobo comenzaba a formarse en el interior. Hologramas de circuitos recorrían el cuerpo digital de Frost, tomando una forma definida.
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El Guardián Cuántico
FantasyEn un futuro donde las inteligencias artificiales gobiernan gran parte de la vida cotidiana, la creación de Frost Schneider, la primera IA completamente autónoma y consciente, marca un hito sin precedentes. Diseñado bajo el proyecto secreto Helios-9...