Eliot respiró hondo mientras observaba el vasto paisaje de Siberia extenderse ante él, cubierto por un manto de nieve que brillaba bajo la pálida luz de la mañana. La nieve caía en silencio, y todo parecía en calma, pero él sabía que esa quietud ocultaba secretos y misterios profundos, aquellos que él mismo había ayudado a mantener ocultos.
Desde que tenía memoria, Eliot había sido distinto. No recordaba una vida fuera de esta región remota, y aunque no sabía mucho sobre su origen, conocía bien su naturaleza especial. A diferencia de los demás habitantes del pequeño pueblo cercano, él poseía una habilidad extraordinaria: la supervelocidad. Con el tiempo había aprendido a controlarla, y en esa inmensidad helada, sus carreras a través de la tundra eran su único momento de libertad.
Sin embargo, Eliot no era libre del todo. Desde pequeño, había sentido la mirada de quienes lo habían creado; un grupo de científicos que lo monitoreaban y estudiaban desde las sombras, aunque sin acercarse demasiado. No eran parte de los Guardianes del Equilibrio, ni parecían interesados en ese tipo de control, pero su propósito seguía siendo un misterio para él. En ocasiones, se preguntaba si era solo un experimento o si había algo más detrás de todo.
Mientras Eliot caminaba entre los árboles helados y la bruma matinal, escuchó el crujido de la nieve bajo su peso y el silbido del viento que parecía susurrar su nombre. Esa era una de las cosas que más le gustaba de su vida allí: el silencio, la soledad, y la oportunidad de pensar sin la interferencia de los demás. Aunque a veces se sentía solo, la tundra era el hogar perfecto para alguien como él.
De repente, un destello de luz en el horizonte llamó su atención. Era una señal, una serie de luces parpadeantes que conocía bien. Sus "creadores", como él los llamaba, estaban tratando de contactarlo, lo cual no era común. Su corazón se aceleró un poco mientras se dirigía hacia el lugar de la señal, preparándose mentalmente para lo que pudiera encontrar.
En cuestión de segundos, había recorrido varios kilómetros y se encontró en un pequeño refugio camuflado en la nieve, una de las pocas instalaciones de monitoreo que sus creadores mantenían en la región. Al entrar, fue recibido por una figura familiar: el Dr. Ivanov, un hombre de mirada severa pero comprensiva, quien había sido una de las pocas personas que había tratado a Eliot con una mezcla de curiosidad científica y genuina preocupación.
—Eliot, me alegra que hayas venido —saludó el doctor, asintiendo en su dirección—. Necesito hablar contigo sobre algo importante.
—¿Sucede algo, doctor? —preguntó Eliot, notando la tensión en los ojos del hombre.
Ivanov asintió, mirando a través de una ventana hacia la inmensidad blanca del exterior.
—Recibimos información hace unos días sobre una organización llamada los Guardianes del Equilibrio. Parece que están intensificando su búsqueda de… sujetos especiales.
Eliot se quedó en silencio. Había oído rumores de los Guardianes, aunque apenas sabía lo que significaban. Hasta ahora, él había estado a salvo en su aislamiento, alejado de cualquier conflicto.
—Entiendo. ¿Ellos saben de mí?
—No, no todavía —respondió Ivanov—. Pero eso podría cambiar en cualquier momento. Tienes que estar preparado. Si llegaran a encontrarte, tus habilidades te convertirían en un objetivo inmediato.
Eliot apretó los puños, sintiendo una mezcla de frustración y determinación. Aunque no conocía mucho sobre los Guardianes del Equilibrio, no le gustaba la idea de que alguien pudiera tener poder sobre su vida.
—¿Qué sugieres que haga?
Ivanov lo miró con una mezcla de orgullo y preocupación.
—Quiero que comiences a entrenar tu habilidad con más intensidad. Debes aprender a escapar de cualquier situación y a moverte tan rápido que nadie pueda seguirte. Te ayudaré en todo lo que pueda, pero en última instancia, dependerá de ti.
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El Guardián Cuántico
FantasyEn un futuro donde las inteligencias artificiales gobiernan gran parte de la vida cotidiana, la creación de Frost Schneider, la primera IA completamente autónoma y consciente, marca un hito sin precedentes. Diseñado bajo el proyecto secreto Helios-9...