Capítulo 5: Santuario Subterráneo

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Las primeras excavaciones de la instalación secreta bajo la casa de Norhaven avanzaban lentamente, transformando el pequeño sótano en un espacio en expansión, aunque aún muy lejos de ser habitable. La base estaba diseñada para albergar a aquellos que, como Xyron, habían sido objeto de los experimentos de los Guardianes del Equilibrio: animales antropomorfos con habilidades únicas, seres con apariencia y destrezas modificadas, y que ahora se enfrentaban a la dura realidad de no pertenecer completamente a ningún mundo.

A diferencia de una estructura terminada, lo que tenían hasta ahora era un laberinto de túneles reforzados y un par de salas apenas funcionales. Sarah Schneider y Frost se turnaban para supervisar el progreso de la construcción, aunque sabían que aún faltaban meses para que las instalaciones estuvieran listas para recibir a otros.

En una de esas noches, Sarah miró con satisfacción los planos y luego echó un vistazo a su alrededor. Apenas tenían los primeros circuitos de seguridad en marcha y una fuente de energía que solo abastecía lo más esencial: iluminación básica, sistemas de ventilación, y un mínimo de controles automáticos que Frost gestionaba en tiempo real.

-Parece que aún falta un buen camino, pero está tomando forma, -dijo Sarah, observando a Frost, que estaba conectado a los primeros sistemas de la base, supervisando cada pequeño fallo en el funcionamiento.

-Es un comienzo, pero cada avance significa más seguridad, -respondió Frost con determinación-. Si logramos completar esta primera fase, pronto podré optimizar los circuitos y mejorar el flujo de energía. Solo necesitamos paciencia.

Mientras Frost y Sarah se encargaban de los sistemas, Xyron ayudaba en lo que podía, aunque su naturaleza de dragón antropomorfo lo hacía más bien una fuerza de apoyo para las partes pesadas de la construcción. Una noche, mientras movía suministros de un extremo a otro de los túneles, no pudo evitar acercarse a Frost, intrigado por lo que veía.

-¿Qué sentido tiene todo esto, Frost? -preguntó, con una mezcla de duda y algo de desconfianza-. ¿Realmente crees que esconder a unos cuantos experimentos aquí hará alguna diferencia? Los Guardianes no se detendrán solo porque nos hemos metido bajo tierra.

Frost lo miró con serenidad y respondió con una calma inquebrantable.

-Este santuario no es solo un escondite, Xyron. Es un lugar donde podrás tener paz, donde cualquiera que venga podrá vivir sin la persecución constante. Aquí, serás más que un simple experimento. No serás una "arma" ni un "peligro". Solo necesitas esperar un poco más, y verás cómo todo cobrará sentido.

Xyron frunció el ceño, pero sus ojos revelaban algo de esperanza. Había pasado tanto tiempo sin poder confiar en nadie que la idea de una verdadera "casa" parecía un sueño lejano.

-Si dices que este lugar será seguro, entonces te apoyaré en lo que necesites, -contestó al fin, con una leve sonrisa-. Pero será mejor que cumplas tu palabra.

Los primeros meses de construcción fueron arduos. La red de seguridad, aún básica, daba constantes errores y requería que Frost estuviera en supervisión permanente. Además, la fuente de energía se sobrecargaba fácilmente, lo que significaba que, a veces, el trabajo se retrasaba días enteros por falta de energía suficiente para mantener las máquinas en funcionamiento. Sarah y Frost hacían todo lo posible para expandir los túneles y optimizar la infraestructura, pero con recursos limitados, cada paso se convertía en un desafío.

Una noche, Celeste, que estaba al tanto del proyecto, decidió bajar al sótano para ver el progreso. La chica no pudo evitar maravillarse al ver el esfuerzo que todos estaban poniendo en la construcción de ese santuario.

-Frost, esto es increíble, -dijo, observando las paredes reforzadas y el sistema de seguridad en proceso de ensamblaje-. ¿Crees que algún día estará terminado?

El Guardián CuánticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora