El viento frío de Endor soplaba entre los altos árboles, mientras Kira, Lana, Rolan, y Yoran se dirigían de regreso a su nave, dejando atrás la Torre del Vigía. Kira, aún con la frustración latente por la huida de Malakar, intentaba calmar sus pensamientos. Sabía que debían moverse rápido si querían detener al Sith antes de que reuniera más poder, pero el peso de lo que había ocurrido seguía sobre sus hombros.
Una vez en la nave, Lana comenzó a revisar los sistemas y las comunicaciones, buscando cualquier información relevante sobre los movimientos de Malakar. Rolan, siempre directo, se dirigió a Kira, preocupado por su estado emocional tras la batalla.
—No puedes dejar que te consuma, Kira, —le dijo mientras se cruzaba de brazos—. La frustración no te ayudará en lo que viene.
Kira lo miró, aún con el huevo blanco perla en sus manos, y asintió lentamente. —Lo sé, pero Malakar siempre parece un paso por delante. Me hace sentir que no puedo controlarlo todo.
—Nadie puede controlarlo todo, —dijo Yoran, que observaba en silencio—. Eso es lo que él quiere que creas, que estás a su merced. Pero cada vez que le plantamos cara, lo debilitamos. Ahora, lo más importante es descubrir su próximo movimiento.
Kira respiró hondo, dejando que las palabras de Yoran la calmaran. Ella había crecido mucho desde su primer enfrentamiento con los seguidores de Malakar, y sabía que este era solo un obstáculo más en su camino. Su maestro tenía razón; Malakar estaba debilitado, pero aún no derrotado.
Lana, que había estado en silencio mientras buscaba en los sistemas de la nave, de repente se giró hacia el grupo con una expresión de preocupación.
—He interceptado una transmisión de uno de mis contactos, —dijo, sus dedos volando sobre los controles—. Malakar ha sido visto en las cercanías de Korriban.
El nombre del antiguo planeta Sith hizo que el aire en la nave se volviera más pesado. Korriban era conocido como el lugar de descanso de los Señores Oscuros del Sith, un lugar impregnado de la energía oscura de la Fuerza. Si Malakar estaba dirigiéndose allí, sus planes debían ser aún más oscuros de lo que habían imaginado.
—Korriban, —susurró Kira—. Claro, todo tiene sentido. Él no solo está buscando poder; quiere la esencia de los antiguos Sith.
Yoran asintió gravemente. —Korriban es un lugar peligroso, incluso para los más poderosos. Si Malakar logra desenterrar el conocimiento oscuro que yace allí, podría ser imposible detenerlo.
Rolan, con su habitual pragmatismo, se acercó a Lana y observó la pantalla. —Entonces, no tenemos mucho tiempo. Si está reuniendo a sus seguidores allí, estará rodeado de los fanáticos más leales.
—Lo estará, —respondió Lana—. Pero también es nuestra mejor oportunidad de enfrentarlo antes de que obtenga lo que busca.
Kira asintió, su mirada llena de una nueva determinación. Sabía que este sería el enfrentamiento más difícil hasta ahora, pero no podía permitirse fallar. Malakar no solo era una amenaza para ellos, sino para toda la galaxia. Si lograba controlar el poder de los antiguos Sith, no habría quien pudiera detenerlo.
Yoran, sintiendo la tensión en el aire, se acercó a Kira y puso una mano sobre su hombro. —Recuerda lo que has aprendido, Kira. No se trata solo de la Fuerza ni del sable de luz. La verdadera batalla está en tu corazón. No dejes que el miedo o la oscuridad nublen tu juicio. Tendrás que ser más fuerte que nunca.
Kira lo miró, asintiendo con firmeza. —Lo sé, maestro. Esta vez, no fallaré.
Con la nueva información, el grupo se preparó para partir hacia Korriban. Sabían que el tiempo era esencial, y cada segundo que pasaban les acercaba a la confrontación final con Malakar. Kira se dirigió al hangar de la nave, mirando una última vez el huevo blanco perla antes de guardarlo cuidadosamente. Se había convertido en un símbolo para ella, un recordatorio de lo que había superado y lo que aún tenía por enfrentar.
Una vez que la nave despegó de Endor, el viaje hacia Korriban se sintió más pesado que cualquier otro. Todos sabían que esta misión no sería solo un combate más, sino una prueba definitiva de sus habilidades, su voluntad y su capacidad de resistir las tentaciones de la oscuridad.
Durante el viaje, Kira pasó gran parte del tiempo meditando, buscando equilibrio dentro de sí misma. Sabía que Malakar intentaría desestabilizarla, encontrar sus debilidades y explotarlas. Pero ahora estaba mejor preparada que nunca, con las enseñanzas de Yoran y la Fuerza guiándola. Tenía a sus amigos a su lado, y eso le daba la confianza para seguir adelante.
Finalmente, tras horas de viaje, la nave salió del hiperespacio y Korriban apareció ante ellos. El planeta era una visión ominosa, cubierto de montañas áridas y cañones oscuros que parecían absorber la luz misma. La atmósfera estaba cargada de una energía inquietante, como si los espíritus de los antiguos Sith aún estuvieran presentes, observando desde las sombras.
—Llegamos, —dijo Lana desde el asiento del piloto—. Malakar está aquí. Lo puedo sentir.
Kira se levantó, ajustando su sable de luz en su cinturón. Sentía la misma energía oscura que Lana, pero también algo más. Había algo antiguo y poderoso en Korriban, algo que Malakar seguramente deseaba controlar. No podían permitir que lo lograra.
—Prepárense, —dijo Yoran, con su mirada fija en el planeta que se desplegaba ante ellos—. Esta será nuestra mayor batalla. Malakar ha estado esperando este momento, pero nosotros también estamos listos.
Kira asintió y, con una última mirada hacia sus compañeros, dijo con firmeza: —Vamos a acabar con esto. Juntos.
La nave descendió hacia la superficie del planeta, preparándose para la confrontación final. El destino de la galaxia, y el equilibrio de la Fuerza, dependían de lo que sucediera a continuación.
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El Último Guardián de Tython
FanfictionEl Último Guardián de Tython cuenta la historia de Kira, una intrépida exploradora y cazadora de tesoros obsesionada con los secretos Jedi y las antiguas leyendas de la Fuerza. Cuando encuentra un holocrón Jedi en ruinas olvidadas, desata sin saberl...