Capitulo 5: Veredicto

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Las horas que el jurado se tomó para deliberar parecieron extenderse en una eternidad. Yoongi y Jimin esperaban en una sala privada, aislados de las miradas curiosas de la prensa y del público. Jimin, agotado por la intensidad de las declaraciones y por las noches de insomnio que había sufrido desde que comenzó el juicio, se sentó en una esquina de la habitación, abrazándose a sí mismo en un intento de calmar sus nervios.

Yoongi, por su parte, trataba de transmitirle seguridad. Se inclinó hacia él, en un esfuerzo por captar su atención.

—Jimin, pase lo que pase, quiero que sepas que he hecho todo lo posible. —Las palabras eran sinceras y firmes, pero llevaban una promesa de algo más profundo, algo que solo Jimin podía comprender.

Jimin asintió, sin atreverse a decir nada. Había una mezcla de esperanza y resignación en sus ojos; después de todo, la incertidumbre sobre su futuro lo consumía. En medio de aquel tenso silencio, Jimin susurró:

—Gracias, Yoongi. Sin ti, no habría podido enfrentar todo esto.

Los minutos se convirtieron en horas, y cada vez que una sombra pasaba por la puerta, ambos contenían la respiración, esperando el momento que decidiría el destino de Jimin. Finalmente, un asistente del tribunal entró para avisarles que el jurado había llegado a una decisión. La presión en el ambiente era casi tangible mientras ambos se ponían de pie y se dirigían nuevamente a la sala principal.

Cuando entraron, las miradas se volvieron hacia ellos, y Yoongi sintió una oleada de tensión en el aire. La jueza, con semblante serio y formal, se acomodó en su asiento y asintió hacia el portavoz del jurado. El tribunal estaba en silencio, cada persona contenía el aliento, ansiosa por escuchar las palabras que definirían el futuro de Jimin.

—En el caso de Park Jimin, acusado de asesinato en segundo grado —comenzó el portavoz del jurado, con voz solemne y controlada—, el jurado ha llegado a un veredicto.

Yoongi le tomó la mano a Jimin debajo de la mesa, un gesto apenas visible, pero que transmitía todo el apoyo y la determinación que llevaba dentro. Era su manera de decirle que, sin importar el resultado, él no lo abandonaría.

—Declaramos al acusado… no culpable.

Las palabras resonaron en la sala, y por un momento, el mundo pareció detenerse. La presión acumulada en el pecho de Yoongi se disolvió, y una oleada de alivio inundó su cuerpo. Jimin, sin saber cómo reaccionar, miró a Yoongi, quien le sonrió con una calidez que pocas veces dejaba entrever. Los ojos de Jimin se llenaron de lágrimas de alivio y liberación, mientras sentía que por fin el peso que había cargado durante años comenzaba a desvanecerse.

El público murmuraba, y la jueza pidió orden en la sala. Jimin fue liberado formalmente, y el fiscal Kang, derrotado, abandonó el tribunal sin decir una palabra. Pero Yoongi apenas prestaba atención a los alrededores; sus pensamientos estaban enfocados en Jimin, quien apenas podía procesar lo que acababa de ocurrir.

Al salir de la sala, los flashes y las cámaras los aguardaban, junto con una multitud de reporteros que gritaban preguntas. Yoongi lo tomó de la mano, guiándolo entre el bullicio mientras le aseguraba que todo estaba bien, que ya no tenía que preocuparse por nada. Lograron llegar a una esquina tranquila, lejos del acoso de la prensa, y allí, Jimin finalmente se detuvo, soltando una profunda exhalación.

—Yoongi… —susurró, aún conmovido por el resultado—. No sé cómo agradecerte por lo que hiciste.

Yoongi le sonrió, pero esta vez, sus ojos reflejaban algo más allá de la satisfacción de haber ganado el caso. Había un afecto sincero y una promesa silenciosa en su mirada.

—No necesitas agradecerme, Jimin. Lo único que quiero es que seas libre, que vivas la vida que mereces. Lo demás… eso ya es solo entre nosotros.

Ambos se miraron en silencio, conscientes de que habían pasado por una experiencia que los había unido en lo más profundo. Y, aunque el juicio había terminado, sabían que lo que estaba comenzando entre ellos era solo el inicio de una nueva etapa. Una etapa en la que, finalmente, podrían permitirse descubrir lo que significaba vivir sin miedo, y quizás, encontrar juntos la paz que tanto habían buscado.

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Un cap más, y luego el epílogo.

La Luz en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora