Capítulo 4: Aprendizaje

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POV LAPIS

Entonces el tiempo pasó. Sin darnos cuenta ya eran las 6PM, hora en la que habíamos acordado que Peridot se iría. En el transcurso de las horas (3:30-6PM), ella me había preguntado si tenía más hermanos, a lo que respondí que sí. Tengo un hermano mayor que tiene 26 años y trabaja en el extranjero. Su nombre es Bob y hace mucho, pero mucho tiempo que no lo veo. Aproximadamente 3 años.

-Lo siento Lapis, pero ya me tengo que ir-. Dijo la rubia en un tono un tanto triste y sin esperanzas. Me enseñó mucho y de paso un poco de Física. Resolvimos problemas juntas y creo que podemos ser consideradas ya amigas, eso sí no tan cercanas, por ahora.

-Oh, ya veo. Bueno no hay problema, nos veremos mañana. Muchas gracias por tu ayuda y espero te hayas sentido cómoda acá-.

-Sí, lo hice. Espero que hayas entendido todo correctamente-. Dijo mientras agarraba sus pertenencias para salir de la habitación. Yo decidí acercarme y decirle abriría la puerta, pero antes quería hacer algo.

-Ehm, antes de que te vayas, ¿qué quieres que haga a cambio que tú me ayudes a estudiar?-. Pregunté, acordándome del trato que habíamos hecho hoy en el período de descanso.

-A-ahh, eso... Bueno, no lo he pensado, pero tal vez te lo diga en la siguiente sesión, c-claro si hay o-otra-.

-Sí quisiera, entonces ya veremos abre la puerta. ¡Cuídate!-.

-¡Adiós!-. Se despidió con esas palabras y moviendo la mano de izquierda a derecha. No cerré la puerta hasta ver que de verdad se vaya y la pierda en mi vista. En efecto eso sucedió y la cerré tranquila. Me deslicé y caí sobre el suelo mientras tenía mi mano sobre mi pecho. Mi corazón estaba muy acelerado.

-¿Entonces eres lesbiana, hermanita?-.

-¡¿Ehhh?! ¡No! ¡Claro que no! ¡¿Por qué dices eso?!-. Me puse nerviosa y me levanté con los puños abajo. Estaba un poco inquieta. Hubieron como 6 veces en las que me quedaba viendo a Peridot fijamente sin retirar mi mirada. Ella se daba cuenta y me preguntaba si estaba prestando atención. Le decía la verdad, que no, y le pedía que repitiera su explicación. Tal vez por eso íbamos tan lento.

Que tonta soy.

-Jeje. No es nada, piénsalo por ti misma-. Ella se echó una risita y tapó su boca con su mano. Luego se fue a su habitación y yo me le quedé viéndola con los brazos cruzados y ceño fruncido.

¿De verdad me gusta?

-

Me recosté en mi cama pensando en todo. Me puse mi pijama y volví a echarme realizando lo mismo de antes: Cavilar sobre Peridot.

Algunos pensamientos son bonitos. A veces me la imagino yo y ella dando nuestro primero beso y luego recuerdo el sueño que tuve.

Que vergüenza...

Otros pensamientos son más sexuales, pero no me toco ya que creo que tengo que ir acostumbrándome, además que no lo hago tan seguido quizá por la madurez que estoy afrontando.

Después de tanto merodear en mi mente, me quedé profundamente dormida.

-

Y llegó la mañana. Un nuevo día. La rutina de siempre pues, despertar, bañarse, vestirse, desayunar e ir al colegio. Claro, esta vez fui en bus por la ausencia de mi madre.

Cuando llegué Perla me recibió feliz. ¿Qué habrá pasado? Le correspondí el saludo pero a la persona que estaba buscando no era ella, sino Peridot.

Pero no la encontré en una situación estable.

Ella estaba llorando. Se intentó cubrir la cara y sus lentes estaban en el suelo. La vi en el baño, específicamente en la puerta de este mismo, un poco a la derecha, una esquina.

Acercamiento al ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora