Capítulo 6: Castigo

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POV LAPIS

Llegamos y Peridot sacó sus llaves. Eran dos, una de ellas escogió y abrió la puerta de su casa.

-Pasa-. Se hizo a un lado y me dio permiso para que entrara.

-Gracias-. Pase. Su casa era grande y decorada de una forma muy moderna. Podría decir que sus padres cagaban plata, además que tal vez sea por eso que Peridot sea tan inteligente. Observé con mi cara sorprendida, ni siquiera la de Perla era tan grande.

-Wow, tu casa es hermosa-. Dije impresionada mientras ella cerraba la puerta detrás de mí.

-Jeje, gracias. Sorprendentemente acá solo viven dos personas, aunque a veces llega uno que otro amigo de mi mamá a quedarse. Todos son educados y respetan mi privacidad, en el caso que no lo hagan, mi mamá les da escobazos-. Rió en voz baja.

-¿Y no te da miedo?-. Pregunté. ¿Cómo vergas su mamá iba a hacer eso? Que rara...

-No, no lo hace tan seguido, digamos que una vez cada mes-.

-Oh ya veo-. Di un paso adelante, aún apreciando mejor su casa.

-B-bueno, ¿y qué quieres ha-hacer?-. Lo dijo en un tono tembloroso. Oh, cierto, yo le propuse venir acá, ahora tenemos que hacer algo.

Había escuchado rumores de que yo le gustaba a Peridot, rumores que supuestamente se habían propagado por Amatista, su "fiel" amiga. A veces no creía esas cosas ya que venía de compañeros que siempre decían tonterías (o sea Lars y Sadie), pero luego Perla me lo dijo y lo creí. Eso pasó en nuestro último año de secundaria, entonces supuse que ahora, en preparatoria, ella estaba más enfocada en los estudios que en buscar pareja.

Hasta ahora...

No me puedo controlar.

Agarré sus hombros y los acaricié lentamente. Estábamos cara a cara y no dije ninguna palabra hasta que vi como su rostro se empezaba a poner rojo.

-Me gusta cuando te pones así-. Solté rompiendo el silencio. Mis manos bajaron un poco hasta su brazo, acariciándolo.

-L-lapis, ¿q-qué haces?-. Dijo nerviosa.

-Lo que no hice durante toda la preparatoria. Dime Peridot, ¿aún eres virgen?-. Dije sin total vergüenza ni pensando mucho en lo que pasaría después.

-¡¿Eh?!-. Se soltó de mi agarre.

-¿P-por qué me pregunt-tas eso?-. Dijo asustada. No quería presionarla. Ugh, por qué soy así.

-Perdón si te hice sentir incómoda. S-solo, quiero afecto pero, lo único que hago es generar distancia. Lo siento, debería irme-. Intenté abrir la puerta pero su mano me detuvo.

-Espera. Si te dejé venir fue para hacerte sentir mejor, ¿no? No te vayas, todavía no-.

Yo no dije nada, me quedé quieta, bajé la mirada mientras volteaba mi cuerpo para estar frente a frente. En eso ella soltó su agarre.

No lo pensé dos veces, la tomé del cuello de su hoodie para acercarla y la besé. Pude sentir sus labios ahora de verdad, eran dulces. Ella no intentó separarse esta vez, pero se le veía nueva en esto. Nos separamos y nos miramos, entonces pregunté.

-¿Eres nueva en esto?-.

-Eh, s-sí-. Dijo avergonzada. Entonces es virgen labios también.

-¿Te gustó?-.

-Sí...-.

-Hagámoslo de nuevo-.

Ella asintió. Lucía muy hermosa y única cuando se ponía en ese modo, de verdad, mucho. Esta vez la agarré de sus caderas para apegarla aún más a mi cuerpo. Lo hice lentamente, ella no movió sus manos, más bien vi como intentaba ponerlas en alguna parte de mi cuerpo pero no sabía donde.

Acercamiento al ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora