🍘 Kįťtėņ; ßaņēmí Håręm || RESCRIBIENDO/PAUSADA

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Rengoku Pov:

Mi sonrisa era tan grande, que sentía que en cualquier momento se me caerian los dientes de tanto reir, lo peor, era la primera vez que me reia por los nervios, y no porque se me pegaba la regalada gana.. rayos.

Pero es que hoy le tocaba ducha a Sanemi, y no había nadie más aquí para encargarse de eso, solo yo, ni siquiera se en el momento que esto me parecio una locura, literalmente me bañaba desnudo en el Zauna con los otros pilares, supongo que esto era "diferente".

Me adentre en la habitacion del chico, mierd#, ahí estaba otra vez mi risita nerviosa, el estaba lamiendo adorablemente sus manitas blanquecinas, lo catalogue como algo normal en gatos, pero recorde que no era un gatito, bueno, uno completo, porque de que lo era, lo era.

Creo que me noto porque empezo a mover sus orejitas buscando la fuente del sonido que salia estrepitosamente de mí, abrio sus bellos ojitos lavandas y me noto, casí me derrito cuando me sonrio con dulzura, y corrio torpemente hacía mi - ¡Legoku! - Rapidamente se abrazo a mí, en respuesta, tome sus dulces muslitos para darle algo de comodidad - Te etañe.. Nemi taba sollito. - Musito, y aunque no entendi casí nada, creo que dijo algo así como; Lo extrañe, yo estaba solito.

- ¡Sanemi! Jajaja, ¿como has estado? - Casi muero de ternura cuando me siguio en mi risa, respondiendome un simble; Nemi eta ben - ¡Me alegro!.. aunque... - Me puse a pensar detenidamente, quería encontrar las palabras para expresarle que hoy, tocaba su baño, aunque realmente le bañaran todos los dias, según yo, no le hacía falta, siempre se cargaba ese adorable holorcito a rosas.

- ¡Ay ño!.. - Chillo intentando escapar de mi agarre - ¡Ño quero!, ¡Nemi se ducho ayeir! - Intento protestar, pero ya le estaba llevando al cuarto de baño, recibiendo de paso golpecitos que solo me hacían cosquillas.

- Lociento, pero hoy toca baño. - Intente moderar mi voz para transmitirle calma, pero creo que le asuste, porque me vio en panico.

- Ño, ¡Ño! Pofavoi. - Junto sus manitas en suplica, pero yo ya estaba retirandole la ropita.

Y ahí fue cuando sentí mis mejillas arder, solo había retirado la parte superior de su ropa, y me había encontrado con la más hermosa vista que jamas me haya imaginado, el precioso torso al descubierto de este me había dejado babeando, sus sorprendentemente grandes pechitos me tenian anonadados, y su diminuta cintura era gloriosa, volvi a colocarle de nuevo su gran abrigo, perteneciente a Gyomei, para cargarlo rapidamente hacía la salida, me miro desconcertado y yo solo pude articular - Creo que por hoy te salvaste..

¿Como le hiba a explicar a Koccho que no le bañe?

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