Please Don't...

Capitulo 21

El tiempo parecía haberse detenido desde que vi a Minho frente a su nueva casa, pero también avanzaba de una manera extraña, como si mi mente estuviera atrapada entre el pasado y el presente. Los días habían pasado en una especie de neblina, con una mezcla incómoda de pensamientos y recuerdos. Cada vez que volvía a casa, me encontraba mirando de reojo la puerta de al lado, preguntándome si lo vería salir, si tendríamos otra conversación incómoda, o si lo seguiría evitando como hasta ahora.

Minho. Su nombre seguía flotando en mi cabeza, sin que pudiera evitarlo. Durante años me había acostumbrado a su ausencia, a lidiar con el dolor de lo que pudo haber sido, pero ahora, su presencia física tan cerca complicaba todo. Había logrado construir una vida en Jeju, una vida tranquila, alejada de todo lo que me recordaba a Seúl y a los sentimientos que me ataban a él. Pero ahora, parecía que el destino se empeñaba en volver a cruzar nuestros caminos.

Había momentos en los que me encontraba recordando aquellos primeros días, cuando yo aún no entendía del todo qué sentía por él. La cercanía, la atracción que siempre traté de ignorar, y luego, el dolor desgarrador cuando lo vi casarse con Ji-Hyun. Durante años había tratado de enterrar esos sentimientos, pero ahora que Minho estaba a solo unos metros de distancia, era como si esas heridas se hubieran reabierto de golpe. ¿Por qué había vuelto? ¿Y por qué justo aquí?

Intentaba no pensar demasiado en todo esto mientras trabajaba en la tienda. Por lo menos, en las horas que pasaba afinando guitarras o enseñando a mis alumnos, lograba distraerme un poco. Jin-woo seguía siendo mi única compañía diaria, y su presencia en la tienda siempre ayudaba a aliviar la tensión que sentía. Aunque él no preguntaba mucho, sabía que notaba que algo andaba mal. Pero su respeto por mi espacio era algo que siempre agradecía.

—Han, me voy a ir de viaje la próxima semana —me comentó un día, mientras estaba ajustando las cuerdas de un violín. —Mi hermano se casa y tengo que estar allá unos días.

—¿Un viaje? —pregunté, un poco sorprendido. —¿Por cuánto tiempo?

—Una semana, tal vez un poco más. Dependerá de cómo vayan las cosas.

Sentí un pequeño nudo en el estómago. La tienda funcionaba bien, pero estar solo en esos días complicaría las cosas. No era algo que no pudiera manejar, pero con todo lo que pasaba en mi cabeza, la idea de quedarme solo con mis pensamientos me inquietaba.

—¿Vas a estar bien aquí? —me preguntó Jin-woo, con esa mirada de preocupación que ya conocía bien. —Si necesitas ayuda, puedo dejar a alguien encargado por si acaso.

Negué con la cabeza rápidamente.

—No te preocupes. Puedo manejarlo. Además, es solo una semana, ¿verdad?

Jin-woo sonrió, aunque no del todo convencido, pero no insistió. Sabía que yo era terco cuando se trataba de manejar las cosas a mi manera.

La semana pasó rápidamente, y antes de darme cuenta, Jin-woo se había ido. Me quedé solo en la tienda, y aunque al principio no me molestó demasiado, los pensamientos sobre Minho seguían siendo una sombra constante. A veces me sorprendía mirando hacia la puerta de entrada de la tienda, esperando ver su figura alta cruzando el umbral, pero Minho no aparecía. No sabía si me alegraba o me frustraba. La incertidumbre era un peso constante.

El día después de que Jin-woo se fue, me desperté temprano. Era un día como cualquier otro, o al menos eso pensaba. La mañana transcurrió con normalidad, atendí a algunos clientes y afiné un par de guitarras, aunque mi mente seguía dispersa. ¿Por qué seguía pensando en él? Era ridículo, pero no podía evitarlo.

Al mediodía, salí brevemente al patio trasero de la tienda para tomar un poco de aire fresco. Había estado sentado en la misma posición durante horas, y mis músculos comenzaban a sentirse tensos. Mientras regresaba hacia la entrada de la tienda, algo sucedió. Tal vez fue mi cabeza distraída, o simplemente mala suerte, pero tropecé con un escalón mal colocado y caí al suelo con fuerza.