Resumen: Pasas la mañana en la cama con tu marido a tu lado, vigilándolo mientras descansa en paz por primera vez en mucho tiempo.
Los rayos anaranjados del sol brillaban a través de las ventanas cubiertas de bosque en las primeras horas de la mañana, seguidos por la delicada nieve fresca que traía una brisa fría y familiar a través de la tierra. Sin embargo, nada de ese frío llegaba a la comodidad del dormitorio que compartías con tu esposo.
Solo el suave resplandor del sol se filtraba, arrojando una calidez dorada sobre todo, cubriendo la comodidad de tu hogar con un tinte puro de oro líquido. Resaltaba especialmente los delicados rasgos del hombre que yacía a tu lado en la enorme cama. Las sábanas de seda blanca se arremolinaban alrededor de su gran figura, compartida entre los dos. Y podrías jurar que su cuerpo podría ser un lienzo pintado por la pureza de la luz de la mañana y los sentimientos que se transmitían desde la noche anterior.
Capitano era verdaderamente un hombre de muchas cosas: estatus, riqueza y poder. Podía controlar la palabra con un solo movimiento si así lo deseaba y, sin embargo, allí estaba, despojado del peso de su título, expuesto y vulnerable bajo la tierna caricia de tus cálidos dedos. Tu pulgar recorrió la línea de su mandíbula afilada, rozando la sequedad de sus labios, luego se deslizó por los suaves mechones negros con los que habías jugado tantas veces antes. La sensación era familiar, reconfortante, como un refugio seguro que compartías en un mundo lleno de frialdad.
Tus pies fríos rozaron su pierna bajo las sábanas, en una búsqueda subconsciente del calor y la conexión que aún persistían de la noche anterior. Su cuerpo se estremeció ante el toque frío, una pequeña reacción al recuerdo del calor que habían compartido en la oscuridad, pero no hizo ningún esfuerzo por apartarse. En cambio, se movió ligeramente, permitiendo que el espacio entre ustedes se cerrara, su calor te envolvió tan naturalmente como el amanecer.
No se cruzaron palabras, ni fueron necesarias. En la quietud de esa mañana sagrada, vuestras miradas hablaban por sí solas. Recordaste cómo había empezado la noche, cómo sus guantes fríos y afilados fueron los primeros en caer. Siempre había escondido sus manos, las había protegido del mundo, pero anoche las dejó ver, expuestas solo a tus ojos. Su piel, teñida de ese extraño y misterioso azul, revelaba más que solo su cuerpo. Al principio, dudó, la inseguridad brillaba en sus ojos, pero esos miedos se habían derretido con la suavidad de tus labios, presionando suaves promesas en su piel. Habías ahuyentado las dudas con tus besos, cada roce era una promesa de que nunca lo juzgarías por lo que era, por su apariencia. Todo lo que necesitabas era a él, al hombre que se escondía bajo la superficie.
Y él te había devuelto esa promesa, sin palabras. Sus labios habían permanecido en silencio, pero sus manos habían hablado. Habían trazado tu piel con una lentitud que bordeaba el tormento, sus dedos deslizándose por tus piernas, subiendo por tus muslos, provocando tu impaciencia con una precisión provocadora. La forma en que te tocaba, la forma en que te adoraba con sus manos, era su respuesta: una declaración de que lo eras todo para él.
Ahora, en el resplandor del amanecer, esas manos descansaban entre los pliegues de las sábanas, todavía cerca de ti, como si ni siquiera en el sueño pudiera soportar estar lejos de tu calor. Su cabello negro se derramaba sobre la almohada, sombras y luz jugaban sobre su rostro, haciéndolo parecer más suave, casi inocente a la luz de la mañana. Sonreíste levemente, apartando un mechón suelto de su frente, recordando cómo esos mismos mechones habían estado enredados en tus dedos la noche anterior, cómo su aliento se había enganchado contra tu cuello cuando tus manos frías habían explorado la suavidad de su piel.
Ahora había una serenidad en la habitación, una sensación de paz que los envolvía a ambos. El mundo exterior no importaba. El estatus, el poder, la riqueza... eran distantes, carecían de importancia en ese momento. Todo lo que existía era el calor de su cuerpo junto al tuyo, las sábanas que se aferraban a tus extremidades y el afecto silencioso que compartían.
CREDITOS
https://www.tumblr.com/satori-runa/
ESTÁS LEYENDO
𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓 ᶜᵃᵖᶤᵗᵃᶰᵒ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳ
Fanfiction୧ ‧₊˚ 🍮 ⋅ ☆ ▶︎ •၊၊||၊|။||||။၊|• 0:10 ʳᵘˡᵉʳ ᵒᶠ ᵐʸ ʰᵉᵃʳᵗ ᵃˡᶤᵉᶰ ˢᵗᵃᵍᵉ 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐦𝐢𝐨𝐬, 𝐬𝐨𝐧 𝐭𝐫𝐚𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚 𝐭𝐮𝐦𝐛𝐥𝐫, 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐞...