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"Creo que el capitán regresará hoy."
La mansión oscura se sentía lúgubre desde el anuncio, no lo odiabas, no, pero no estabas muy emocionado de volver a verlo.
Inconscientemente, pasaste un dedo por tu muñeca antes de levantarte del sofá de la sala de estar y mirar por la ventana una vez más.
A pesar de los sentimientos confusos que sientes cada vez que piensas en él, todavía disfrutas de su compañía y estás segura de que él también disfruta de la tuya.
Las ventanas estaban frías y tu aliento empañó la vista, pero una vez que se despejó, notaste que las puertas se abrían lentamente y te imaginaste corriendo a través de ellas.
Sonreíste para ti mismo mientras te alejabas de la ventana y te girabas para subir las escaleras, pero esa caminata se convirtió en carrera cuando escuchaste que se abría la puerta principal.
Corriste por el pasillo oscuro y sin luz hasta que llegaste al final, abriste la puerta y el final y lo cerraste detrás de ti, soltando un suspiro tembloroso.
Lo escuchaste subir las escaleras, acercándose cada vez más a donde estabas, era difícil no escucharlo, te alejaste de la puerta, corriste al baño y cerraste la puerta detrás de ti.
Te desplomaste contra la puerta, con las manos en el pecho para calmarte, pero el pánico que sentías solo parecía hacerse más fuerte a medida que pasaban los segundos.
Con manos temblorosas, los sentaste a tus costados, escuchando cómo se abría la puerta de la sala principal, escuchaste al Capitán entrar antes de detenerse.
Te mordiste el labio magullado, tus manos temblaban mientras escuchabas sus pasos acercándose cada vez más a la puerta.
Él llamó a la puerta.
—Te escuché subir corriendo las escaleras. ¿No te sientes bien? —Su voz se escuchó amortiguada detrás de la puerta. Dudaste pero luego dijiste—: Estoy bien.
"Si ese es el caso, déjame entrar." No estaba preguntando, estaba exigiendo, después de estabilizarte, te levantaste lentamente y abriste la puerta, asomándote.
Abrió la puerta de un empujón cuando dudaste y te atrajo hacia sus brazos, susurrándote lo mucho que te extrañaba.
"Me rompe el corazón cuando huyes de mí, ¿lo sabías?", cuestionó, sacudiste la cabeza, disculpándote antes de alejarte del abrazo.
Su tacto era frío.
Él te sostuvo en sus brazos, negándose a soltarte, incluso cuando empujabas su pecho. Sus dedos se envolvieron alrededor de la fina tela de tu camisón.
respiró profundamente antes de decir, "Recibí una carta de tu doncella", su agarre en ti se aflojó ligeramente, pero su agarre en tu vestido permaneció igual, "en la carta, ella me dijo que has estado saliendo, mucho más de lo que normalmente lo haces. ¿A dónde has estado yendo, (t/n)?"
