Amor enfermo

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Ruth entró en la habitación de Mia, su rostro lleno de preocupación.

- Mia, ¿estás bien? - preguntó.

Mia se levantó de la cama, su rostro magullado y su cuerpo cubierto de moretones.

- Ruth... - susurró.

Ruth se acercó a Mia y la abrazó.

- Lo siento mucho - dijo. - Lo siento mucho por lo que te ha pasado.

Mia se deshizo en lágrimas, su cuerpo temblando de dolor y emoción.

- Rifthan... - sollozó.

Ruth la sostuvo, su voz suave.

- No te preocupes - dijo. - Estoy aquí para ayudarte.

Ruth comenzó a curar las heridas de Mia, utilizando sus habilidades médicas para restaurar su salud.

Mientras trabajaba, Ruth habló en voz baja.

- Tenemos que sacarte de aquí - dijo. - Tenemos que llevarte a un lugar seguro.

Mia asintió, su rostro aún lleno de lágrimas.

- Sí... - dijo. - Por favor.

Ruth sonrió, su sonrisa suave.

- No te preocupes - dijo. - Estoy aquí para ayudarte.

Después de un rato, Ruth terminó de curar las heridas de Mia.

- ¿Te sientes mejor? - preguntó.

Mia asintió, su rostro aún magullado, pero su mirada más firme.

- Sí... - dijo. - Gracias, Ruth.
Hay algo más Ruth...

Ruth sonrió.

- No hay problema - dijo. - Ahora, tenemos que planear cómo sacarte de aquí.

Mia lloraba por el dolor .






Rifthan se sentó en su habitación, su rostro reflejando la turbación que sentía. No podía sacar de su mente la imagen de Mia, herida y sufriendo por su culpa.

Se levantó y se dirigió hacia el espejo, mirándose con desdén.

- ¿Qué he hecho? - se preguntó a sí mismo.

Por primera vez, Rifthan se dio cuenta de la gravedad de sus acciones. Había herido a alguien que había creído que amaba.

Se sintió un dolor intenso en el pecho, un dolor que no podía explicar.

- Mia... - susurró.

Rifthan se sintió abrumado por la culpa y el remordimiento. No sabía cómo hacer para arreglar lo que había hecho.

Comenzó a caminar por la habitación, intentando encontrar una forma de calmar su conciencia.

Pero no había forma de escapar de la verdad. Había herido a Mia, y ahora sufría por ello.

De repente, Rifthan se detuvo en seco. Escuchó un sonido débil, un sollozo.

Se dio la vuelta y salió de la habitación, siguiendo el sonido.

Llegó a la habitación de Mia y se detuvo en la puerta.

- Mia... - llamó.

No hubo respuesta.

Rifthan entró en la habitación y vio a Mia sentada en la cama, su rostro aún magullado.

- Mia... - dijo, su voz llena de arrepentimiento.

Mia lo miró, su mirada vacía.

- Vete - dijo.

Rifthan se sintió herido por su rechazo.

Rifthan , el nombre de la obsesión. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora