No tenías idea de cuánto tiempo pasó.
No tenías idea de cuánta gente te observó.
No tenías idea de cuánta burlas recibías a la vez que estabas yaciendo ahí; desmayada.
Pero de todas formas, no te importaría.
Luego de varias horas; reaccionaste.
Y te levantaste.
Tomaste tu mochila y caminaste.
Oh pobre Lucy.
Algo dentro tuyo arañaba.
Tenías hambre.
Pero no tenias dinero.
Suspiraste y te dirigíste al centro.
Tal vez alguien se apiadaba de ti y te daba qué comer.
Tal vez encontrabas dinero extraviado.
Tal vez, tal vez, tal vez...
Y nada de eso ocurrió.
Mendigabas y te ignoraban.
Como siempre.
¡Malditos todos!
Estabas harta.
Oh Lucy; estabas cansada.
No querías recurrir a aquello.
Pero estabas cegada de dolor.
Hambre.
Ira.
Soledad.
Tomaste tu preciada enemiga.
Tu navaja.
Y robaste por primera vez.
Robaste a una desprotegida anciana.
La primera de muchas veces...
Y con el dinero compraste comida.
Y comiste sin fin.
Sonriendo como una verdadera psicópata.
Esto recién comenzaba...