No drogas.
No Lucy.
No polvos.
No inyectables.
No pastillas.
No felicidad.
El mundo estaba contra ti.
Todos estaban contra ti.
Y lo sabías.
No dinero, no drogas.
Excelente operación matemática.
Pésimo estilo de vida.
Sabías que harías cualquier cosa por un trozo del nectar demoniaco, pero, ¿En serio Lucy?
¿Serías capaz de matar?
¿Matar por la felicidad?
De todas formas, a ti ya te habían asesinado...
Y no tenías nada que perder.