CAPÍTULO SIETE - JAKE

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Maratón 2/?

Habían pasado casi cuatro meses desde la noche con FlyGuy que todavía no podía sacarlo de mi maldita cabeza. Había entrado en esta extraña especie de realidad donde trabajaba duro y coqueteaba felizmente con Hee durante el día, pero fantaseaba con mi misterioso desconocido por la noche.

Al principio, lo descarté como un subproducto de mi primera experiencia sexual. Por supuesto que llevaba una pequeña antorcha por el primer hombre con el que me había acostado. Por todo lo que había oído, era normal, especialmente si la primera vez había sido asombrosa. Pero entonces empecé a preguntarme si era más que eso. ¿Era posible que hubiera tenido un tipo de química especial con FLyGuy? La pregunta empezó a rondarme hasta que una noche, después de una larga noche de tragos y de ver un partido de básquetbol a última hora en casa de Hee, tuve la brillante idea de volver a registrarme en la aplicación para ver si podía encontrar a FlyGuy y arreglar otra noche juntos.

Cuando no pude encontrar su nombre de usuario en ninguna parte de la aplicación, lo atribuí a que había bebido demasiado. Pero a la luz del siguiente día, seguía sin haber nadie con el nombre de usuario Fly Guy. Había abierto una cuenta nueva, así que no podía ser un problema el bloqueo. Después de desplazarme y buscar hasta que mis ojos sangraron, finalmente elimine de nuevo mi cuenta y desinstale la maldita aplicación.

—¿Por qué le gruñes a tu teléfono? —murmuró Hee, saliendo de su habitación en nada más que en pantalones de dormir bajos. Miré a Jo, que seguía muerto de sueño en el sillón opuesto a donde yo había dormido.

—Nada. ¿Tienes huevos? Voy a hacer algunos si tienes.

Hee se rascó el estómago, atrayendo mis ojos hacia el pelo rubio oscuro de su camino feliz. Era sexy como el infierno, siempre lo había sido. Cuando pasó junto a mi hacía la nevera, fui bendecido con la vista de su redondo trasero y su musculosa espalda. La cicatriz plateada y descolorida que tenía en el omóplato derecho era de la vez que pasó por debajo de una valla para recuperar nuestro balón de fútbol del jardín de un vecino. Era tan familiar y querido, que dolía.

—Voy a llevar al abuelo Lee a ver a Jeongyeon hoy durante el almuerzo —dije antes de levantarme del taburete para reunirme con él junto a la estufa —.¿Quieres venir con nosotros?

Cuando pasé junto a él, me incliné para percibir su olor. Olía diferente de lo usual, como si estuviera usando un nuevo jabón o loción para después de afeitar.

—No. Tengo trabajo durante el almuerzo. Estamos tratando de cerrar ese hospital en Frankfurt, y tengo que trabajar más con el equipo jurídico sobre el contrato. —Alcancé a pasar un dedo por la parte baja de su espalda, por encima de la cintura de su pantalón de dormir, pero me apartó la mano con un siseo.

—Jo está justo ahí.

Mi cara se inundó de calor.

—¿Y? Está dormido. Además, es gay. No es que vaya a juzgarte por...

—Ya basta, Jakey —soltó en un susurro áspero —. Acordamos ser sólo amigos por ahora, ¿recuerdas?

Miré la forma dormida de nuestro amigo antes de volver a mirar a Hee. Me di cuenta de que la parte delantera de su pantalón de pijama estaba abultada, lo que me enviaba un mensaje totalmente distinto al que salía de su boca.

—He estado trabajando en Lee por tres meses —dije suavemente—.Pensé que habías dicho...

Dejó escapar un profundo suspiro y puso sus manos en mis hombros.

—Lo sé. Sé lo que dije. Pero yo solo... Papá me está matando a trabajar en este acuerdo con Alemania, y el abuelo quiere tener el dedo en cada pieza, aunque ya debería estar jubilado. Tan pronto como el acuerdo esté cerrado y los contratos firmados, hablaremos. ¿De acuerdo? Ahora mismo yo sólo... —Miró en dirección a Jo antes de bajar aún más la voz —. Solo necesito que seas la única área de mi vida donde no sienta tanta presión. ¿Puedes hacer eso por mí?

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