CAPÍTULO DIECINUEVE - JAKE

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Heeseung parecía desequilibrado e inseguro. Era inusual e incómodo.

—Mira, Jake. Te debo una disculpa. Yo... yo realmente lo siento. No debí haber actuado de esa forma.

Él se pasó los dedos por el pelo y caminó de un lado a otro en el estrecho pasillo.

—Es solo... que no me gusta verte con ese tipo. Él es... Yo... Yo no entiendo porque de repente traes a un tipo contigo. Pensé que querías estar conmigo.

Abrí la boca para hablar, pero él detuvo su paseo y alzó la mano para prevenirlo.

—No, espera. Lo sé. Sé que he sido un completo idiota. Es mi culpa. Te dije que arreglaría mi mierda si venías a trabajar a Lee para que pudiéramos pasar más tiempo juntos —Él estiró la mano y ahuecó un lado de mi cuello. Era un toque íntimo que no estaba esperando, así que me sobresalté un poco cuando lo hizo.

Heeseung arrugó el ceño.

—¿No quieres que te toque?

—No, no es eso. Solo me sorprendiste. Nunca me has tocado en público —Mientras yo hablaba, Heeseung dio un paso más cerca de mí, sus ojos deslizándose hacia mis labios y luego de regreso a mis ojos, y su mano tensándose sobre mi piel. Por un breve segundo, estúpidamente pensé que él estaba considerando besarme. En su lugar, dio un paso más cerca y me abrazó, sosteniéndome con fuerza como un viejo amigo perdido o un amante.

Yo no era ninguno de los dos.

—Lo lamento —dijo suavemente contra mi pelo —. Por favor, no te des por vencido conmigo. Te amo.

Yo me alejé. —¿Entonces qué mierda haces trayendo a Camille contigo?

Él dio un paso hacia atrás y alzó las manos al aire —No lo sé. Me dijiste acerca de Sunghoon y yo solo... ugh. No quería ser el único perdedor aquí sin pareja mientras que tú traías contigo a tu nuevo "novio". ¿Puedes culparme? —Usó un tono sarcástico y comillas con los dedos sobre la palabra novio. Como un jodido niño.

—Sí, de hecho, puedo culparte. Porque por puñeteros años tú traías mujeres cuando yo no tenía a nadie. Alardeabas sobre tus novias alrededor mío cuando sabías que estaba enamorado de ti. Cómo si no te importara un carajo mis sentimientos. ¡Como si fuera todo un maldito juego para ti! ¿Qué hay de mí? ¿Eh? ¿Qué hay de mis malditos sentimientos, Heeseung? Dios, Heeseung. ¡Eres la persona más jodidamente egoísta que conozco! —Mi voz se había elevado y elevado hasta que me hallaba croando, y mis ojos se sentían como si fueran a explotar en lágrimas como una caricatura. Las sequé, enojado. —Desearía odiarte, desearía poder decirte que te vayas al infierno. Pero no puedo. Porque te he amado durante la mayor parte de mi vida. Y no obtuve absolutamente nada de regreso.

El rostro de Heeseung estaba pálido por el shock. —Jake, lo siento. Yo no... No estaba pensando. Nunca quise lastimarte. Pensé... Pensé que éramos demasiado jóvenes. Es demasiado pronto. Jesús, Jake. Tan solo tenemos veintiséis. ¿Realmente estás listo para...?

—Con un demonio, ¿alguna vez escuchas lo que digo? —Mi grito resonó en las paredes del estrecho corredor, sorprendiéndome incluso a mí.

El sonido de un gruñido y de algo rompiéndose vino desde el final del pasillo. Ambos nos giramos para ver a Sunghoon volteando por la esquina hacia nosotros. Se veía molesto.

—¿Qué carajos le dijiste? —ladró hacia Heeseung. Sunghoon me miró y su expresión decayó —. Bebé, mierda. Ven aquí. Joder —Él me alcanzó y tiró de mi hacia su pecho —. Estás molesto. ¿Qué te dijo? —Regresó la mirada de nuevo a Heeseung —. ¿Qué demonios le dijiste? ¿No has hecho suficiente ya? Joder, Jesús. ¿Sabes qué? No importa. Nos vamos.

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