Frio

☆NUEVE☆

POV SANGO

El viaje de regreso de donde habríamos partido fue bastante tenso. Inuyasha no cedía con facilidad ante mis insinuaciones y me encontraba especialmente de muy mal humor. La noche cubrió nuestras cabezas con su oscuridad, debíamos refugiarnos ante cualquier peligro ya que mi compañero de viaje se encontraba más que vulnerable, noche de luna nueva, eso significaba que su forma humana pronto se manifiestaria.

Después de hacer una especie de campamento en la espesura del bosque, busqué un lugar donde asearme tranquila. Con mi cabeza en cientos de cosas, no escuché cuando Inuyasha se acercó para avisarme de que nuestra cena estaba casi lista. Su imagen humana me sorprendió, pero no podía decir que me disgustaba en absoluto. El sonrojo en sus mejillas puso en evidencia su exitación por verme totalmente desnuda con total confianza.

  - Nada que no hayas visto, no te pongas así.- le dije en tono bromista.

  - Fhe!- su clásico monólogo fue su respuesta.

Pero no lo dejé pensar demasiado y me acerqué en busca de sus labios. En minutos nos encontrábamos sobre una roca jadeando entre besos y caricias más que candentes.
Lo tenía donde y como quería, no me costó mucho más bajar su haori y abrirle paso entre mis piernas. Sin delicadeza, sin mucho juego previo antes que se arrepientiera empuje con mis piernas su miembro totalmente listo dentro de mi.
Exclamé al sentir su dureza, y pareció entender lo que estábamos haciendo.

  -Será la última vez Sango..- amenazó sin dejar de moverse.

  -Te gusta..tanto como a mi..- sonreí

  -La última...- susurró contra mi cuello antes de gruñir y acelerar sus embestidas.

  - Ahhh Inuyasha..!!-

No demoró tanto como hubiese querido pero explotó pronto en mi interior desbordando su simiente por completo.
Reí con disimulo. Logré lo que tanto había deseado; pero casi de inmediato me di cuenta de mi error.

No me había marcado. Aún seguía sin ser su compañera.

~Idiota!! Está en su forma humana~ me autoreprendí mentalmente.

A la final de cuentas, solo fue un poco de buen sexo, pero nada de que pudiera sacar provecho.
En silencio, nos vestimos y fuimos a comer.

Tres semanas de viaje eran demasiado para mis cansadas piernas, me comencé a sentir mal, no podía retener la comida en mi estómago y sentía ganas de dormir todo el día. Por insistencia de Inuyasha, nos detuvimos en una pequeña aldea muy cercana al castillo de Sesshomaru; ya que mi aseguraba que la estúpida de Kagome estaba siendo recluida allí.
Mi sorpresa fue enorme cuando la anciana curandera del lugar confirmó mi reciente embarazo.
Aunque sentí decepción que solo era un bebé humano, quizás aún no perdería las esperanzas de que éste tonto perro me marcara como su compañera.
Quizás fue el shock, pero él no demostró ni tan siquiera algún sentimiento cuando le conté de mi estado, solo me miraba de una manera extraña. Y aún así, no renunció a la búsqueda de Kagome.

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  - Por favorrrrr....- Kagome no era una mujer fácil y tampoco era de rogar nada, pero su esposo se mantenía totalmente en desacuerdo con su pedido.

  - Kagome, cuando sea el momento yo mismo iré contigo,  pero no ahora, no con Naraku cerca. Si les pasa algo...- Sesshomaru dejó de hablar, a pesar de llevar conviviendo bastante tiempo e intimar todas las noches, le costaba ser sincero y directo con sus sentimientos.

  - Tienes razón. Es que extraño a mi familia y quería contarles la noticia- abandonó la insistencia, cuando notó la sincera preocupación en su esposo.

  - Está bien. Pero iré yo mismo a llevarte a ese viejo pozo- terminó por complacerla.

La azabache brincó hacia sus brazos y agradecida besó todo su rostro para demostrarle su felicidad.
La miko ya se había instruido bastante en los temas del Oeste, para su sorpresa el trabajo de Sesshomaru era muy diplomático para ser un demonio, así que gracias a Tori y varios yokais con los que había formado confianza la prepararon para su papel como la dama ejemplar que ahora era. Su espíritu y carácter aventurero no había cambiado en nada, pero si se había vuelto más precavida por su embarazo.
Su terror más grande fue cuando conoció a su suegra, pero para su más grande desconcierto tenían demasiado en común y tenían una muy linda relación.
Todo parecía ir perfecto.

Al otro día emprenderia viaje hasta la aldea de la anciana Kaede, para volver a su época. A pesar de sentir un poco de nostalgia, trató de disimularlo. Pero ante los ojos del gran yokai, nada pasaba desapercibido.

  - ¿Estás nerviosa?- preguntó al aparecer en su enorme aposento.

Kagome observaba la luna desde el balcón en silencio. Solo lo miró y sonrió para negar con su cabeza.

  - ¿Tienes miedo de volver a verlo?- ella inmediatamente quedó a su lado tras esa extraña pregunta.

  - No. ¿Sabes? Inuyasha me lastimó demasiado, creí que no habría nada peor que lo que hizo. Pero no le guardo tanto rencor como antes, es más...deseo que esté bien- se sinceró tranquila.

  Sesshomaru parecía procesar aquello y tomó su mano con delicadeza.

  -El viene hacia aquí- los ojos de Kagome parecían salirse de sus cuencos. -No se que quiere, pero seguramente terminará en un enfrentamiento con él, pero antes debo saber que piensas-

Sesshomaru Taisho preocupado por lo que ella pensaba, y la estaba tomando en cuenta. Esto sí era algo paradójico.
Kagome sonrió de manera sincera.

  - Déjalo que llegue. Debo cerrar este ciclo con él. Estoy lista. Además, no hay nada ni nadie que pueda quitarme de tu lado-

El peliplata sonrió de costado, casi indescriptiblemente. Pero su pequeño suspiro dejó en claro que eso lo estaba hostigado.

  - Mañana me iré por un par de días, así que ven...despídete como corresponde- lo incitó a que la llevara a la cama.

Como buen entendedor de pocas palabras, la cargó en sus brazos y la llevó a su lecho. Esa noche nuevamente se unieron de manera lenta y tranquila, con amor y respeto.
Los gemidos de Kagome eran imposibles de acallar y una pequeña intrusa merodeaba en los pasillos del castillo con algo de miedo en su mirada.

POV RIN

~Me siento tan feliz de tener a la señorita Kagome en el castillo.
Ya no me siento tan sola, además el señor Sesshomaru se ha vuelto más humano. El monje Miroku también es muy amable y cariñoso, ojalá se quedarán para siempre con nosotros.
Pero hay algo extraño, desde que ellos llegaron los sonidos en las noches se han vuelto cada vez más fuertes y constantes, solo espero que no sean fantasmas~

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¿Aún se acuerdan de este fic? Díganme así cambio todo lo que recuerden 🤣🤣🤣🤣