Final

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Los exámenes del semestre habían terminado y solo entonces Jisung pudo respirar con tranquilidad luego de los últimos dos pesados meses en donde no había hecho más que estudiar. Para su tranquilidad, a él le fue excelente, manteniendo el mejor promedio por lejos. No podía decir lo mismo de su obstinado novio, éste tuvo notas bajas pero al menos le habían ayudado a aprobar. Minho se volvía un niño impaciente a la hora de sentarse a leer y memorizar.

Por esas semanas podría concentrarse en su pelinegro, al menos hasta que la graduación llegue y luego tenga que matarse la cabeza pensando a qué universidad asistiría. Si bien tenía oportunidades en el extranjero, siempre quiso quedarse en Corea, no estaba ni cerca de acostumbrarse a estar en otro lugar que no sea su hogar. Y la idea de estar lejos de Lee le carcomía por dentro. El miedo también estaba presente. ¿Qué pasaría si Minho conociera a otras personas en la universidad y se olvidara de él? Su inseguridad era una maldita perra.

Todo se esfuma al sentir la conocida mano que se posa en su muslo. Ser compañero de tu novio era lindo, incluso si fingían no llevarse. El profesor de Historia al parecer amaba sus berrinches y siempre los ponía juntos en los trabajos, éste era uno de ellos. Pero tener a ese pelinegro que tanto le gusta, cerca y en público, no es para nada bueno.

— Alguien nos puede ver, bobo. — le recuerda, al notar el travieso movimiento de los dedos de Minho en su muslo, queriendo acercarse a su ingle.

— Que nos vean, no me jode siquiera un poco.

Jisung lo mira mal, reprochándole.

— Harás que me enoje, Lee Minho. Saca tu mano de ahí y mejor úsala para terminar esto. — susurra, apuntando a sus libros.

— ¿Y si no lo hago?

Dios, Minho estaba caliente otra vez y podría notarlo desde lejos.

— Minho. — advierte el menor, con un tono que desea ser autoritario.

Solo entonces el mencionado baja la cabeza y retira su mano, cansado de ser rechazado. Estaba totalmente aburrido y no quería hacer la tarea, se habían pasado las últimas dos horas escribiendo cosas que no le servirían para nada.

Jisung lo observa en silencio, se podía notar el aburrimiento de su novio por lejos y no lo entiende. ¿Estar con él le aburría o solo era la tarea?

— ¿Te aburro yo, Minhonnie? — le pregunta.

Entonces Minho lo mira.

— Nunca me aburres, Jisung, solo no tengo ganas de hacer esta mierda de tarea...

El menor ríe al oír el berrinche, estira su mano hasta dar con la del pelinegro y la acaricia.

— Si me ayudas a terminarla... quizás iré a la fiesta a la que me habías invitado.

— ...

— Honnie... — advierte por última vez.

— No te veo escribiendo, Jisung. Vamos, escribe.

Solo así el pelinegro se digna a ponerse a trabajar, y Jisung sonríe porque aún puede mantenerlo bajo control. Y aunque sabe que no quiere ir a dicha fiesta, tiene que arriesgarse en ocasiones.

***

Un poco más de brillo labial y una última mirada al espejo es lo que necesita Jisung para bajar y esperar a que su padre lo lleve a la dichosa fiesta. Sabia que era en casa de BangChan pero jamás habían sido amigos, solo compañeros. Suponía que Minho ya estaría allí, y no quería hacerlo esperar mucho.

El trayecto con su padre fue silencioso y rápido. Antes de bajarse del coche de dedicó una palabras para asegurarle que se quedara tranquilo, que nada le sucedería. Al menos nada que el quisiera.

Teclea un mensaje rápido a Minho y mientras lo espera comienza a mirar a su alrededor. Mete sus manos dentro de su chaqueta de cuero por el repentino aire fresco al salir del coche. Algo comienza a inquietarle, y es el hecho de que varias personas del instituto rondan en el lugar y más de uno lo mira como si fuese un bicho raro.

Mierda.

Él y Minho realmente no habían hablado acerca de eso. ¿Simplemente se dejarían ver en público así de fácil? Creía que estaría bien mantener en bajo perfil su relación, hasta al menos después de la graduación. Se volvería un dolor de culo tener a todos hablando acerca de ambos.

Y para su suerte, el mayor aparece inmediatamente y le recibe con una sonrisa espléndida. Es abrazado por la cintura y la curva de sus labios amaga con querer devolverle la sonrisa.

— Por fin llegas, estaba ansioso de verte. — un beso es depositado en sus labios y se quedan allí por unos segundos, disfrutando de la dulzura que emanaba el otro. Entonces, Jisung se aparta.

— Minho, no quiero estropearlo, pero no hemos hablado de mostrarnos en público aún. — al pelinegro la sonrisa se le borra lentamente y se aleja de a poco. — Bebé, no te pongas así... es solo que no estoy preparado.

Minho baja la cabeza y parece pensativo.

— ¿Es eso realmente? ¿O acaso te da vergüenza que te vean conmigo? — susurra. — Se sincero conmigo, por favor.

— ¡No! No sé cómo puedes pensar eso. Te quiero y no estoy avergonzado de ti en lo absoluto. — se acerca a abrazar a su novio para transmitirle confianza, pero es cruelmente rechazado.

— Me cansa esto, Jisung.

— ¿Qué es lo que te cansa? ¿Soy yo?

El pelinegro se apresura en negar, al notar el rumbo de la conversación.

— No, nene, a mí me encanta estar contigo. Y es por ese motivo del que estoy cansado de este jueguito de escondernos. ¿Sabes? Quiero pasar por ti, quiero darte la mano siempre y no sentirme rechazado, quiero que todo el mundo sepa de lo nuestro. Pero lo que haces está siendo egoísta, no te paras a pensar en lo que he sentido yo en todo este tiempo. ¿Y qué si los demás hablan? Me importa una mierda, yo solo quiero estar contigo.

Jisung se toma unos segundos para procesar todo, desde la respiración agitada de Minho hasta el hecho de que había ignorado los pensamientos de su novio desde el comienzo.

— Lo siento, sólo creí que era lo mejor para ambos y ahora me doy cuenta de lo estúpido que suena eso. Dios, soy un idiota... Minho, perdóname por favor, he estado siendo un maldito egoísta de mierda. — no tarda en prenderse de la cintura de su chico y está vez es completamente recibido.

— No hay nada que perdonar, bebé, solo debíamos hablarnos un poco más. Ahora... si no quieres entrar a la fiesta lo comprendo, aún así creo que le dimos algo de qué hablar a aquellos.

Un grupo que jóvenes que creía haber visto por su clase estaban con la boca abierta
mirándolos y susurrándose cosas entre ellos.

Jisung ríe, negando con la cabeza y ocultar su rostro en el pecho contrario.

— No me importa, vamos a entrar a divertirnos. Mejor que sepan que eres mío, ya sabes lo celoso que soy. — deja un casto beso en los labios delgados de Minho y va a separarse, pero éste los vuelve a unir, y de inmediato está siendo besado con más rudeza. Al terminar, los ojos negros que tengo le gustan le miran con profundidad.

— Y tú serás mío siempre, Jisung. Te agradezco toda la paciencia que me has tenido cuando me he comportado como un idiota contigo, si ti seguiría perdido.

Las mejillas de Jisung se encienden al escuchar las palabras afectuosas de su novio.

— ¡Ya! Estás muy cariñoso, ¿seguro que estás bien? — bromea.

— Sé que lo que voy a decir es tan usado y no tiene tanto significado para algunos, pero es lo que siento. Trato de demostrarlo siempre, pero aún así... — Minho parece tan nervioso y a Jisung le causa ternura. — Te amo, te adoro, amo todo de ti, hasta tus defectos me enamoran. ¡Mira, me has vuelto un romántico de mierda!

— ¡Bobo! ¿Por qué me haces esto? Tonto Minho. — le pega en el brazo y el otro ríe. — También te amo, Honnie, te amo demasiado y siempre lo haré.

Y es que del odio al amor, hay solo un jodido paso.

***

Y con esto Paciencia esta finalmente finalizada, espero les haya gustado <3

Paciencia - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora