Capítulo 17

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Minho saltaba animadamente sobre el pasto, haciendo crujir sus huesos y estirándose un poco. Cuando supo que harían una carrera fue el primero en unirse.

Todos estaban al aire libre, en la ciudad no se solía ver tanto espacio verde y los jóvenes sin querer comenzaban a disfrutarlo. Claramente solo algunos, otras personas como Wooyoung preferían quedarse en la sombra a mirar cómo los demás jugaban.

La primera competencia del día empezó y Minho arrasó, quedando ante el primer lugar. El premio sólo era comida, pero para él se sentía como si fueses oro.

El profesor esta vez llamó a chicos que quisiesen jugar a algo muy divertido. Consistía en que dos integrantes tenían que pasarse el huevo lentamente, el que no lograba sujetarlo perdía, dejando al otro como ganador.

A Jisung le gustó la idea y se dijo: ¿por qué no?

Lo único malo era que ya estaban 5 grupos y él aún no encontraba pareja, pues ya nadie quería jugar. Decidió pedirle ayuda el profesor.

— Oh, ¿hay alguien aquí que pueda unirse al grupo de Han? — preguntó el profesor a los alumnos.

— Nadie quiere jugar con el cerdito... — se oyó la voz de Wooyoung, queriendo pasar desapercibido, pero en realidad todos le habían oído.

Minho rodó los ojos. Wooyoung ya comenzaba a hartarle. Hasta parecía que tenía envidia de
Han, según él.

—Todos te oímos, Wooyoung, y por hacerte el vivo, tu acompañas a Han. Anda, muévete.

Jisung quedó estático tras escuchar esas palabras salidas de la boca de su profesor.

Se giró hacia el flacucho y sonrió grande y malévolamente. Hizo crujir sus nudillos con discreción.

Cuando estuvieron todos en sus posiciones, comenzó el inocente juego.

Al principio todo iba bien, Wooyoung claramente era un inútil de primera pero por alguna razón siempre lograba sujetar el huevo. Jisung estaba concentrado, el otro se aprovechaba de su altura, el era pequeño y debía saltar un poco más.

— Vamos cerdito, ya me está aburriendo. — susurró Wooyoung, mirándole con burla.

— Cierra el pico, renacuajo.

Y con eso Han sujetó el huevo y sin parecer demasiado malo, cogió fuerza en su brazo lanzador para tirar el huevo con fuerza y precisión, logrando que impactase en la frente de Wooyoung, quien estaba demasiado despistado como para haberlo visto venir, puesto que estaban jugando limpiamente. El flaco quedó estático, se giró para ver como toda la escuela lo miraba para luego murmurar y comenzar a reír. El líquido viscoso se escurría por su cara, asquerosamente. Sintió vergüenza, y miró con odio al más bajo para luego salir corriendo del lugar.

"Por zorra" articuló Jisung con los labios, encogiéndose de hombros, esta vez teniendo una mirada burlesca en su rostro el.

***

El momento de volver a la cabaña volvió, y con ello el martirio de ambos jóvenes. Minho estaba enojado y sentía algo raro... sí, sentía vergüenza. Nunca nadie le había tratado de calentón, y vale, quizá sí lo era un poco, pero no era bonito que te le recalcaran. El mocoso no le gustaba en forma amorosa, ni una pizca, sino que le gustaba su cuerpo y rostro. Ah, porque jodidamente no podía sacarse de la mente como hace tan solo una noche atrás Han estaba a su lado, gimiendo su nombre y entregándose a él.

Su gran problema es que ni siquiera había probado ese culo tanto como él deseaba. Necesitaba follarlo, lo necesitaba más que respirar.

Pero su orgullo era tan duro como su polla. Lee no era ningún tonto, no se arrastraría por un simple polvo.

Por eso mismo ahora estaba mirando con odio al mocoso, quien estaba recostado en su cama leyendo, sin prestarle ni cinco de atención.

Unas gotas de lluvia impactando sobre el techo de la cabaña les sacó de su pensamiento a ambos. Había comenzado a llover fuertemente. Al parecer el día de mañana ya no habrían juegos.

Una ventana se abrió debido al fuerte viento, Jisung saltó en su cama, asustado. Le gustaba la lluvia, pero esa cabaña no se veía del todo segura para él. Se levantó, pisando el suelo frío con sus pies descalzos y fue a cerrarla. Intentó ponerle la traba nuevamente pero ésta estaba demasiado alta para él, infló los cachetes, frustrado. Cuando se puso de puntillas para lograr su objetivo, un torso se pegó a su espalda y luego vió como Lee puso la trabilla sin problema alguno.

Le afectó esa jodida cercanía.

Se alejó rápidamente y miró al mayor. Éste sólo le dedicó una mirada de superioridad.

— No estaba tan difícil.

Se miraron unos segundos más, para luego rodar los ojos y volver a sus camas sin dirigirse palabra alguna.

Iba a ser una larga noche.

Paciencia - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora