Capítulo 25

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Es en los pasillos del instituto cuando Jisung siente que alguien lo sujeta por la cintura, su rostro serio pasa a uno feliz pensando que es Minho, quien últimamente se lo andaba robando de un montón de sitios y siempre le salía con encuentros inesperados.

Pero luego de unos segundos se da cuenta de que no es así, huele un perfume diferente y desconocido para él, así que se gira para ver a Ricky detrás de él con una sonrisa que pretende ser tierna.

Se aleja disimuladamente, la cercanía con Ricky lo ponía nervioso.

— ¿Qué haces? ¿No deberías estar en clases? — pregunta el rubio más alto, tratando de romper con el ambiente lleno de tensión.

— Hmm, fui a buscar unos papeles para el profesor. — contesta Jisung, mostrándole los papeles que lleva en la mano.

Ricky asiente y le echa un vistazo rápido al pasillo.

— ¿Tienes un minutos para regalarme? Debo hablar contigo de algo muy importante.

Los nervios intactos en esas palabras alarman a Jisung. Presentía que eso le traería problemas.

— No puedo ahora, el profesor se enfadará si tardo...

— Por favor Jisung, solo serán unos minutos. — insiste Ricky.

Suspira y termina por decir que sí, Ricky comienza a guiarlo a la terraza por alguna razón. La verdad era que se habían visto poco tiempo en esa semana, él había estado demasiado ocupado teniendo a Minho besándole el trasero, de una forma no literal, como para darse cuenta de los sentimientos del rubio. Le daba un poco de pena porque el no sentía nada, ni siquiera sentía pena. Creyó haber dejado todo claro al ignorar sus llamadas y mensajes.

— Habla rápido, por favor, debo volver... — le recuerda al momento que llegan. Su prisa es notable.

— ¿Sabes lo que te voy a decir, no? — pregunta Ricky con obviedad.

Se hace el loco y niega.

— Si lo supiera nos estaríamos evitando esto. Habla, ¿qué pasa?

Ricky suspira y lo mira de repente, toma la pequeña mano de Han entre las suyas e intenta hablar sin nervios.

— Luego de nuestras citas, yo realmente creí que teníamos algo Jisung... pero últimamente me has dejado en el olvido y necesito saber si acaso he hecho algo mal.

— He estado ocupado. — responde Jisung, apartando su mano sin más.

— Me gustas. — suelta Ricky sin rodeos.

El más bajo se sorprende, no por la confesión, sino por la manera seca en la que se lo había dicho. Lo mira unos instantes, tratando de comprender un poco la situación.

— ¿Y qué quieres que haga? No puedo corresponder a tus sentimientos, Ricky, si acepté salir contigo fue porque creí que tenías claro que solo seríamos amigos.

Miente un poco, tratando de salvarse. Si bien era cierto que no tenía sentimientos hacia Ricky, era mentira que él aceptó salir con la condición de ser amigos, sabía que esto terminaría pasando y en el momento en que pudo evitarlo, no lo hizo. ¿Por qué? Porque había estado demasiado ocupado pensando en Lee, en sus besos, en sus palabras y en su cuerpo.

Estúpido Lee.

— Al menos dame la oportunidad Jisung... puedo hacerte feliz si me lo permites.

Jisung ríe con sarcasmo y termina por negar.

— No sé por quién me estás tomando, pero no puedo aceptar algo así. No puedo corresponderte, supéralo. — mira su pequeño reloj en su muñeca y suspira al darse cuenta que ya pasaron seis minutos. — ¿Eso era todo? Debo volver.

Se da cuenta que le está causando un dolor al rubio, puede notarlo por la forma en que éste mira al piso. ¡Bravo Jisung! Rueda los ojos, y siente un poco de compasión al recordar como a él también le habían roto el corazón alguna vez. Pero por un lado se lo agradece, porque lo volvieron un insensible de mierda al que ya nadie puede hacer daño sentimentalmente.

O al menos eso creía.

— No es nada personal, Ricky... — termina por decir, acercándose para darle un abrazo de consuelo. — Eres genial, adorable, guapo, sexy y muchas cosas más. Pero no eres mi tipo y no puedo forzarme a sentir algo por ti. Sé que estoy siendo un tonto por decir eso, pero quizá el destino te tiene a otra persona para ti. — le da un casto beso en la mejilla y se aleja.

Ricky finalmente lo mira.

— Gracias Jisung.

Éste se guiña un ojo y empieza a irse, dejando a Ricky solo en la terraza fría, con los sentimientos hechos un desastre. Jisung se siente liberado luego de aclarar esas cosas, estaba teniendo debates mentales sobre qué hacer últimamente acerca de Ricky, y ahora estaba feliz por haber dejado todo en claro.

Si su madre supiese que hizo una cosa así pondría el grito en el cielo. Sueña con que el pequeño encuentre pareja, que esté acompañado de alguien que lo haga realmente muy feliz. Pero no sabía que su hijo era lo suficientemente insoportable como para tener demasiadas escasas propuestas para algo así.

Además su pobre corazón estaba latiendo fuertemente por el bobo de Minho. Sabia que muy probablemente lo suyo acabaría en algún momento porque no tenían nada serio, solo era algo pasajero y sin importancia. No quería hacerse falsas ilusiones acerca de algo que nunca pasaría.

Nunca podría presentar a Lee Minho como su novio, y eso le dolía.

***

En el momento que Minho llegó a su hogar luego de una sudorosa sesión de boxeo en el gimnasio, su madre lo pilla y ataca antes de meterse a la ducha.

— ¿Ya te has hecho amigo de Jisung?

El pelinegro cierra los ojos, cansado. Ya habían tenido esa conversación en un total de 16 veces en la semana.

— Mamá, por favor, estoy cansado y quiero ducharme. Y no, no me hice amigo del mocoso y dudo hacerlo. Basta de eso mujer, me estresas.

Su madre le pone un puchero.

— Está bien, te dejaré tranquilo. Sólo creí que ya eran amigos... así que supongo que no le regalarás nada en su cumpleaños que es en estos días... pero bueno, como no te interesa...

Minho deja de rebuscar en su armario y la mira con atención.

— ¿Cuándo es?

— El sábado, estamos invitados a pasarlo con él. ¿Entonces sí vas a regalarle algo?¿Entonces sí son amigos?

El pelinegro la mira y sin decirle nada, la abraza. Su madre se sorprende ante tal muestra de afecto de su hijo menor y corresponde con ganas.

— Deja de ser chismosa, mamá. Si somos amigos o no eso quedará entre nosotros.  — termina por decir Minho, sacándola a rastras de su habitación para luego cerrar la puerta con pestillo.

Cuando está en la ducha se pone a pensar en qué podría regalarle al enano. Este no le había dicho nada sobre su cumpleaños, ¿acaso pretendía que él lo pasase por alto? De eso nada. Recuerda la casa de campo que tienen sus padres afuera de la ciudad y una idea se le viene a la mente. En cuestión de segundos ya lo tenía todo arreglado.

La sola imagen de Jisung viene a su mente, su cuerpo, sus labios, su dulce aroma... demonios, ese rubio lo tenía demasiado mal. Incluso pensar todo eso estando en la ducha desnudo estaba prohibido, ya se estaba cansando de tanto utilizar su mano.

Pero luego recordaba que lo podía ir y solo partirle el culo al chico sin antes causarle un dolor muy grande. Han tenía su cupón especial por ahora.

Al mirarse al espejo sonríe con ganas al ver la pequeña marca roja que tiene en el centro de su cuello, una obra creada por el mocoso. Siempre le molestaba que le dejasen marcas, pero esta vez iba a dejarlo pasar.

¿Qué me estás haciendo, Han?

Paciencia - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora