Alerta roja

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Era el momento del gulag, todas las personas que anteriormente habían muerto participarían por sobrevivir y volver a la vida.

Era fácil, tenían que enfrentarse a todos los mobs que han estado desde el día uno, si tenían suerte, sobrevivirán pero si no, entonces era hora de decir adiós.

Después de una breve explicación, todo comenzó, simplemente tenían que matar a la mayor cantidad de mobs.

Desde piglins y tikis hasta medusa y blazes.

Cada persona se mantenía alerta, acabando con los mobs que se les acercaban, al principio era fácil.

Pero mientras más mataban y más avanzaban, más difícil era, algunas personas no lo lograban y caían marcando su eliminación.

Había algunos huecos en el suelo y los distraídos que tenían mala suerte caían siendo eliminados.

Aunque el número de personas se había reducido todavía había varias personas participando.

Finalmente un contador de 10 minutos comenzó, una vez que se terminara los que estaban en pie serían revividos.

Algunas personas eran más cuidadosas que otras y eso los ayudaba a no caer. El temporizador terminó y todos se detuvieron.

Las eliminaciones por suerte no fueron muchas y los sobrevivientes no eran pocos. Una luz los envolvió a todos y después de que se dispersara, estaban en la montaña.

Algunas personas habían conservado sus cosas con la poción de keep inventori, pero a los que no la tenían se les daría un nuevo kit.

Todo para que las personas no fueran a morir fácilmente y estén preparados, el kit era bueno, armadura encantada, algunos tótems y manzanas doradas.

Después de un tiempo todos volvieron a sus bases, para reanudar lo que habían dejado. Aquino estaba terminando de llenar la jeringa con las almas de mobs que le faltaban.

—Al fiiiin, que misión más tardada.

Diría Aquino soltando un suspiro de satisfacción al tener las cuatro jeringas llenas con las almas.

—Ahora iré a la montaña a canjear está dedita.

Y dicho eso, Aquino se encaminó a la montaña, al llegar canjeó la dedita y recibió la recompensa.

—Bien, ahora solamente tengo que hacer la armadura dimensional.

Ya iba de camino a su base pero se encontró con Nia quién también iba a reclamar la recompensa.

—Hey, Nia, hola.

—Hola, hola, Aquino, ¿Ya reclamaste la recompensa?

—Eeehh, si, ya complete la recompensa.

—Que bien, bien.

Diría Nia dando saltitos.

—Si... Oye... ¿Lo de la salida sigue en pie?

—Si, claro, todavía sigue en pie.

Un pequeño rubor aparecería en el rostro de Nia al decir eso.

Aquino, el ayudante de reevilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora