Capítulo 15

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Gianna

Vi salir a Alessandro de la oficina. Me miró por unos segundos antes de empezar a toser. Al principio pensé que era solo una tos seca, pero pronto se convirtió en una tos violenta que sacudió todo su cuerpo.

—Alessandro —dije, alarmada—. ¿Estás bien?

Él intentó hablar,  Pero la tos era demasiado fuerte. Se doblo hacia adelante, su rostro pálido y sudoroso.
De repente, cayó al suelo, desmayado.

Me arrodillé junto a él, mi corazón latiendo con pánico. Le tomé el pulso, que estaba débil pero estable. Su rostro estaba pálido y sudoroso, y su respiración era superficial.

—¡Luis! —grité, buscando ayuda—. ¡Ayuda!

Luis apareció en la puerta, su rostro preocupado.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Alessandro se ha desmayado —dije, intentando mantener la calma—. Necesitamos llamar al médico.

Luis asintió y sacó su teléfono.

—Ya llamo —dijo—. Tú cuida de él.

Me senté junto a Alessandro, sosteniendo su mano. Mi mente estaba llena de preguntas y miedos. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había desmayado?

Miré su rostro, buscando alguna señal de recuperación. Pero su expresión estaba tranquila, como si estuviera dormido.

—Alessandro —susurré—. Por favor, despierta.

Pero no hubo respuesta.

El tiempo parecía pasar lentamente mientras esperábamos al médico. Mi ansiedad crecía con cada segundo.

Finalmente, escuché la puerta abrirse y el médico entrar.

—¿Qué ha pasado? —preguntó, acercándose a nosotros.

—Se desmayó —dije—. No sé qué pasó.

El médico asintió y comenzó a examinar a Alessandro.

—Necesitamos llevarlo al hospital —dijo—. Inmediatamente.

Mi corazón se hundió. ¿Qué estaba pasando? ¿Alessandro estaba en peligro?

El médico continuó examinando a Alessandro, su rostro serio.

—Vamos a llevarlo al hospital —dijo—. Necesitamos hacerle pruebas para determinar qué causó el desmayo.

Asentí, mi corazón aún latiendo con ansiedad.

—¿Puedo ir con él? —pregunté.

El médico asintió.

—Sí, por supuesto. Vamos.

Luis se acercó a mí.

—Yo me quedo aquí —dijo—. Para investigar qué pasó.

Asentí, agradecida.

—Gracias, Luis.

El médico y los paramédicos llevaron a Alessandro a la ambulancia. Me senté junto a él, sosteniendo su mano.

—Por favor, despierta —susurré—. Estoy aquí contigo.

El viaje al hospital fue interminable. Mi mente estaba llena de preguntas y miedos.
¿Qué había pasado? ¿Alessandro estaba en peligro?

Lo mire durante todo el trayecto, viendo como su rostro se ponía cada vez más pálido y sudoroso.

—Despierta, por favor, hazlo por Leonardo —le susurré en el oído, deseando que me escuchará.

Finalmente, llegamos al hospital. Los médicos y enfermeras se apresuraron a atender a Alessandro.

—Por favor, espere aquí —dijo una enfermera.

Me senté en la sala de espera, mi corazón latiendo con ansiedad.

¿Qué estaba pasando? ¿Alessandro se recuperaría?
De repente un mensaje llegó a mi teléfono. Era un número desconocido:
›Tenemos a tu querida hermanita Sofía. Quizás la encuentres o quizás no.

Amor a la fuerza | 01 | Finalizada✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora