Alessandro
Me sentí sorprendido al ver a Ekaterina en la puerta de mi habitación. No la había visto en un año y tres meses, desde que nuestra relación se había deteriorado irremediablemente.
—Ekaterina —dije, tratando de mantener la calma—. ¿Qué haces aquí?
Ekaterina se acercó a la cama, con una sonrisa coqueta en su rostro. Me sentí incómodo, ya que sabía que nuestra separación había sido dolorosa para ambos.
—Vine a verte —dijo, con voz seductora—. Y a ver a mi querido hijo.
Miré a Leonardo, que estaba en mis brazos, y luego a Ekaterina. Me sentí un poco nervioso, ya que no sabía cómo reaccionaría Ekaterina al verme con otra mujer.
—Ekaterina, esto es inesperado —dije, tratando de cambiar de tema—. No te he visto en mucho tiempo. ¿Cómo estás?
Ekaterina se rió y se sentó en la silla que Sofía había ocupado anteriormente.
—Estoy bien —dijo—. Pero estoy más interesada en saber cómo estás tú. ¿Cómo te sientes después del accidente?
Me encogí de hombros, tratando de restar importancia a la situación.
—Estoy bien —dije—. Solo un poco cansado.
Ekaterina se inclinó hacia adelante, con una mirada intensa en sus ojos.
—Alessandro, necesitamos hablar —dijo—. Sobre nosotros. Sobre Leonardo. Sobre lo que pasó entre nosotros.
Me sentí un poco incómodo, ya que no sabía qué quería decir Ekaterina. Pero antes de que pudiera responder, Gianna hablo, haciéndose presente.
—¿Quién es usted? —preguntó, con una voz firme.
Ekaterina se volvió hacia ella, con una sonrisa en su rostro.
—Soy Ekaterina —dijo—. La madre de Leonardo. Y la ex novia de Alessandro. Nos separamos hace un año y tres meses, pero aún tengo sentimientos por él.
La habitación se quedó en silencio, y me sentí un poco incómodo. No sabía cómo reaccionaría Gianna ante esto, pero sabía que esto iba a ser complicado.
Gianna me miró con una expresión de sorpresa y curiosidad. Podía ver la confusión en sus ojos, y supe que necesitaba explicarle lo que estaba pasando.
—Ekaterina y yo... —comencé a decir, pero Ekaterina me interrumpió.
—No es necesario que expliques nada, Alessandro —dijo, con una sonrisa—. Ya lo entenderá.
Gianna se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Creo que deberíamos hablar sobre esto —dijo, con una voz firme—. ¿Qué pasa entre tú y Ekaterina?
Me sentí atrapado entre las dos mujeres, sin saber qué hacer. Ekaterina seguía sonriendo, pero podía ver la tensión en su rostro. Gianna esperaba una respuesta, y yo no sabía qué decir.
—Ekaterina y yo... —comencé a decir de nuevo, pero esta vez Ekaterina se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Alessandro, no es necesario que digas nada —dijo, con una voz suave—. Ya lo entenderá. Lo que importa es que estamos aquí ahora, y debemos hablar sobre nuestro hijo.
La habitación se quedó en silencio de nuevo, y me sentí más incómodo que nunca. No sabía cómo manejar la situación, pero sabía que debía hacer algo.
—Un momento —dije, levantando las manos para calmar la situación—. Creo que necesitamos hablar sobre esto con calma.
Ekaterina asintió y se sentó de nuevo en la silla. Gianna se quedó de pie, con los brazos cruzados.
—Ekaterina y yo tuvimos una relación en el pasado —comencé a explicar—. Pero terminamos hace un año y tres meses. No he visto a Ekaterina desde entonces.
Gianna me miró con una expresión de curiosidad.
—¿Y qué pasa con Leonardo? —preguntó.
Ekaterina se inclinó hacia adelante.
—Leonardo es nuestro hijo —dijo—. Alessandro no sabía que estaba embarazada cuando nos separamos.
Gianna me miró con sorpresa.
—¿No sabías que tenías un hijo? —preguntó.
Me sentí incómodo.
—No —dije—. Ekaterina no me lo dijo hasta después de que nació Leonardo.
Ekaterina se levantó de la silla y se acercó a Gianna.
—No fue fácil para mí —dijo—. Pero ahora estoy aquí para hacer lo que es mejor para nuestro hijo.
La habitación se quedó en silencio de nuevo. Me sentí más incómodo que nunca. No sabía cómo manejar la situación, pero sabía que debía hacer algo.
—Creo que necesitamos hablar sobre el futuro de Leonardo —dije—. Y sobre qué es lo mejor para él.
Ekaterina y Gianna me miraron. Ambas esperaban una respuesta. Y yo no sabía qué decir.
Me sentí atrapado entre las dos mujeres, sin saber qué hacer. Ekaterina y Gianna me miraban con expectativa, esperando una respuesta.
—Necesitamos hablar sobre la custodia de Leonardo —dije finalmente—. Y sobre cómo vamos a manejar su futuro.
Ekaterina asintió, con una expresión determinada en su rostro.
—Estoy dispuesta a hacer lo que sea mejor para nuestro hijo —dijo—. Pero también quiero ser parte de su vida.
Gianna se cruzó de brazos, con una expresión pensativa.
—Entiendo —dijo—. Pero también debemos considerar lo que es mejor para Alessandro. Acaba de salir de un accidente y necesita tiempo para recuperarse.
Me sentí agradecido por la intervención de Gianna. Sabía que ella estaba tratando de protegerme, pero también sabía que Ekaterina tenía derechos como madre de Leonardo.
—Ekaterina, ¿qué es lo que quieres exactamente? —pregunté, tratando de aclarar la situación.
Ekaterina se inclinó hacia adelante, con una mirada intensa en sus ojos.
—Quiero ser parte de la vida de Leonardo —dijo—. Quiero poder verlo, cuidarlo y estar allí para él. Y también quiero que sepas que aún tengo sentimientos por ti, Alessandro.
La habitación se quedó en silencio de nuevo. Me sentí incómodo, sin saber cómo responder a la confesión de Ekaterina. Gianna me miró con una expresión de sorpresa y curiosidad.
—Alessandro, ¿qué vas a hacer? —preguntó
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Amor a la fuerza | 01 | Finalizada✔️
AcciónSinopsis Gianna Bianchi, hija del poderoso Don Bianchi, se enfrenta a un destino impuesto cuando su padre decide que se casará con Alessandro Petrov, el jefe de la mafia rusa. La joven se siente atrapada y sin opciones, ya que su padre amenaza con c...