Sé que puedes

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El padre de Lucas continuó limpiando las ventanas de la iglesia y ni siquiera nos notó. Lucas se adelantó unos metros y se acercó a otras escaleras. Luego me hizo señas para que lo siguiera. "Genial." pensé, "Más escaleras".

Subimos y nos encontramos en frente de una puerta. Tenía un cartel que decía "Sólo personal autorizado". Lucas sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta. 

Era una terraza desde la que se veía toda la ciudad. Todas las casas, las plazas, los árboles. Las personas se veían diminutas. Al ver el paisaje una pequeña sonrisa se me escapó. Al verla, Lucas sonrió, pero yo me percaté de lo que estaba pasando y volví a poner mi expresión seria.

-Sonríe.-Me dijo casi susurrando.-Por favor.

Lo miré y luego volví a mirar el paisaje.

-Algún día. Eso espero.

El miró el paisaje junto a mí por unos segundos y luego trepó al techo. Yo lo seguí y nos sentamos observando desde arriba el bosque que se encontraba en frente de la iglesia.

-Esto es hermoso.-Me atreví a decir.-Gracias.-Dije sin mirarlo, pero pude notar que él estaba sonriendo. No podía creer lo que estaba diciendo. Ni él ni yo.

-Cuando quieras.

Nos quedamos en silencio como solíamos hacerlo en el bar. Un silencio que no era incómodo. Uno que se disfrutaba.

-¡Lucas!-Oímos un grito. Parecía la voz de un hombre. Miramos hacia abajo y el padre de Lucas nos estaba mirando, bastante molesto. Se apuró a entrar a la iglesia y escuchamos los fuertes pasos que daba mientras subía la escalera.

-Ven, por aquí.-Dijo Lucas mientras se arrastraba por el techo. Nos metimos dentro de la iglesia por una ventana que se encontraba abierta y él bajó las escaleras lo más rápido que pudo. Yo sólo lo seguí. No podía comprender por qué su padre había reaccionado así con tan solo verlo.

Sólo nos faltaban un par de escalones para llegar a la planta baja de la iglesia cuando el padre de Lucas, que venía detrás nuestro, sujetó mi chaqueta con una mano y me detuvo. Lucas paró en seco y tomó mi mano. Tiró de ella haciendo que su padre me soltara y también me lastimó un poco. A pesar de eso, pudimos salir de la iglesia ilesos. Nos dirigimos hacia el bosque. Una vez allí nos sentamos sobre el césped.

-No vas a explicarme eso, ¿cierto?-Pregunté. Ya no sentía timidez al hablarle. Ni desconfianza. Me había mostrado su lugar "secreto", por así decirlo. Él había confiado en mí. Yo sentía que, de algún modo, también podía confiar en él.

Él miró hacia el cielo y luego de nuevo hacia el césped. Se acomodó el cabello con una mano y comenzó a explicarme.

-Viví con él hasta los 16 años. No teníamos una relación tan... linda. Y se tornó peor cuando decidí dejar el instituto. Allí tampoco tenía muchos amigos. Cuando se enteró de que lo había dejado, se enfureció y me echó de casa. "Soy la decepción de la familia". Eso es lo que él dice. Mi madre vive bajo su sombra. Pero a pesar de todo, sigo sonriendo. Pude salir adelante. Joe, al dueño del bar, me dejó trabajar allí y me prestó una habitación en su casa. Fue muy amable de su parte. Gracias a gente como él, la gente como nosotros puede seguir adelante. 

Cuando dijo eso último me miró.

-Por eso se que tú también puedes. Con un poco de ayuda.-Sólo asentí y me levanté.

-Em, bueno. Gracias. Tengo que irme. Mis padres enloquecerán.

-Adiós.-Sonrió de costado y me fui.

You Light Up My WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora