Una sonrisa de verdad

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Mis padres ya estaban acostumbrados a que llegara tarde. Pero no sabían de que yo iba al bar.

Al día siguiente, en el bar, Lucas se sentó conmigo en su descanso. Traía consigo dos muffins de moras. Me dio uno.

-Gracias.-Contesté con el mismo tono amargado de siempre. Él se decepcionó un poco. Para que no volviera a pensar que no me agradaba, traté de sonreír. Fue una sonrisa torcida. Pero fue un avance, ¿verdad?

Comimos en silencio hasta que dijo:

-Oye... Yo ya te confié uno de los secretos que no le he dicho a nadie. No te obligo a nada, pero... ¿Cuándo me vas a contar algo sobre ti? 

Lo miré, un poco sorprendida por su pregunta. Después miré hacia abajo.

-Cuando sienta que sea el momento.

Él asintió y Joe, el dueño del bar, le hizo una seña para que volviera a trabajar. Lucas se levantó y, antes de irse, me dijo:

-Bueno, ten.-Me dio una llave.-Es la llave de la terraza de la iglesia. Hice una copia. Pensé que tal vez... Ya sabes... En fin. Si quieres ir, sólo hazlo.

Tomé la llave y él fue a seguir trabajando. 

Sin pensarlo dos veces, fui camino a la iglesia.

Cuando llegué, subí las escaleras discretamente, y abrí la puerta. Allí se encontraba la ciudad, majestuosa. Tenía en mundo a mis pies. Por un momento, me sentí poderosa. Como si tuviera el control de mi vida. Pero lamentablemente, eso no era así.
Subí por el tejado y me acomodé allí. El sol brillaba en mi cara, y, por primera vez en mucho tiempo, sentí como si fuera feliz. Pero algo interrumpió mi momento de felicidad. Era Lucas.

-Oh, no sabía que vendrías.-Dijo mientras se sentaba al lado mío. 

Hubo un silencio durante unos cinco segundos. Estábamos los dos contemplando el bosque cuando me atreví a contarle una parte de mi historia.

Suspiré y comencé.

-Mi hermana... Ella se llamaba Brittany. Ella...-Sonreí, recordándola.-Ella era la persona más alegre del mundo. Siempre estaba sonriendo y tratando de sacarle una sonrisa a quien sea. Pero ella conoció a un chico. Chuck. El era... Diferente a ella.-Fruncí el ceño.-Él la llevaba a fiestas y gracias a él, ella comenzó a tomar alcohol con tan sólo 15 años. Un día, ellos dos estaban camino hacia una fiesta la cual era en la casa de un conocido de Chuck. El hermano mayor de Chuck estaba manejando el auto. Eran los dos estúpidos por igual. Mientras manejaba, el hermano de Chuck hablaba por teléfono con su novia y no notó que un camión estaba doblando, así que no se detuvo. Y murieron. Todos ellos. Mi hermana incluida. Por ese imbécil. Yo pude haberla detenido. Sabía que iría a esa estúpida fiesta, pero yo... No pude...-Me voz empezaba a desvanecerse. Mis ojos comenzaron a llenarse de agua y dejé de hablar. Cerré los ojos y traté de no verme débil. Pero mi intento fue en vano.

Lucas me miró, serio, y puso su mano sobre la mía.

Al principio, fue incómodo. Nunca antes nadie había hecho eso por mí. Me alegré por lo que hizo.

-Gracias.-Susurré.

-No fue tu culpa, Elizabeth.

Noté lo aburrido que sonaba el nombre "Elizabeth" así que pensé en algún apodo. Lo primero que se me ocurrió fue "Effy". Y me gustó.

-Dime Effy. -Yo seguía mirando al bosque.

Me miró y sonrió. "Effy", susurró. Yo también lo miré, y por primera vez en meses, sonreí, tímidamente. Una sonrisa de verdad.

You Light Up My WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora