La vez que casi muero

18 1 0
                                    

Le grité furiosa y salpiqué agua en su cara. Él se reía mientras yo lo miraba enojada.

-Idiota.-Le dije, seria. Él me miró preocupado.

-Lo siento...-Dijo, pero antes de que terminara de hablar salté encima de él y lo hundí.

Sacó la cabeza del agua y tomó aire. Me reí al ver su expresión.

-Estamos a mano.-Dije.-Ahora, salgamos del agua. Está helada.

Lucas me hizo caso y para secarnos nos sentamos en el césped a tomar sol. Una vez que estuvimos un poco más secos le pedí que me enseñara a andar en moto.
Él dudó un poco pero luego aceptó. Me indicó cuál era el freno y el acelerador. Tardé en equilibrarme pero lo logré. Me dijo que manejara despacio, pero la moto comenzó a andar muy rápido por la ruta, y yo no pude detenerla. Lucas corría rápidamente detrás mío.
Nos acercamos a la vía del tren y yo seguía sin poder parala. Me acercaba más y más y de repente, comencé a escuchar cómo el tren se acercaba. 
Una sensación de miedo se apoderó de todo mi cuerpo, hasta que por fin pude reaccionar y pisé el freno. 

La moto paró en seco en el medio de la vía del tren. Miré a un costado y allí estaba, avanzando hacia mí.

La moto no respondía a lo que yo quería hacer. Escuchaba los gritos de Lucas, pero no entendía lo que quería decir.

Podría haber muerto. El tren podría haberme descuartizado. Pero no lo hizo.

Sentí cómo me empujó. Caímos a un costado de la vía del tren y yo seguía sin poder creerlo. Lucas tenía la pierna raspada y su antebrazo sangraba. 
El tren pasó frente a nosotros y la moto quedó completamente aplastada.
Hubo silencio por unos segundos.

-Soy tan estúpida.-Dije mientras miraba el tren pasando frente a mí.-Lo lamento.-La voz se me quebró y mis ojos se llenaron de lagrimas. Traté de no dejarlas salir.-Todo lo que hago me sale mal. Yo... De verdad lo siento.-Traté de no hacerlo, pero lloré.

Lucas seguía mirando al tren.-No te preocupes, en serio. De todas formas, esa moto era de mi padre. Se la robé cuando me echó de casa.-Dijo mientras sonreía de lado. Volteó a verme.-Oye, por favor. No llores. 

Me sentía débil. Siempre lo echaba a perder, no importaba cuánto tratara de que las cosas me salieran bien. Nunca lo hacían.

Me abrazó y yo seguía llorando. Manchó mi camisa con sangre. Cuando nos separamos, limpió mis lágrimas y yo quise hacer algo para sanar su herida. Pero qué vedarla.
Su remera seguía en la laguna, y lo único que tenía era mi camisa. 

"He destrozado lo único que él tenía.", pensé. "Vendar su herida es lo menos que puedo hacer."

Mientras Lucas miraba su brazo con preocupación, me desabroché la camisa. 

-No, no hace falta...-Me dijo mirándome con los ojos muy abiertos.

-Tu brazo está sangrando por mi culpa. Sólo cúbrelo y cuando lleguemos a la laguna de nuevo me pondré tu remera. 

Enrollé mi camisa en su brazo y presioné durante un minuto para que no sangrara tanto. Luego de un rato, comenzamos a caminar por donde habíamos ido, hasta que llegamos a la laguna, en donde estaba el resto de nuestra ropa.
Me puse la remera de Lucas y mi chaqueta. Nos sentamos una vez más en el césped. Ya estaba oscureciendo. Estábamos en silencio mirando a la nada cuando dije:

-¿Alguna vez has sentido que no sirves para nada? 

You Light Up My WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora